El día ha llegado. Ace ha abandonado la prisión sintiéndose completamente derrotado. Sin haber podido salvar a su hermano, sin haberse despedido de ella. Con el amargo sabor de su última conversación aún en la boca.
Lo cierto es que no siente dolor. Tiene la vista nublada y frío. Está temblando en los brazos de Luffy. Le arde la garganta y le cuesta respirar, sus pulmones están encharcados de sangre. Sabe que no le queda mucho tiempo, pero el poco que le queda, quiere dedicárselo a él.
Susurra sus últimas palabras, sin fuerzas siquiera para llorar. Le hace gracia porque, por primera vez en su vida, siente que el tiempo se ha detenido. Y en esos instantes, tan alejados de la realidad, recuerda todo lo sucedido. Desde su desastrosa infancia, hasta la pérdida de Sabo. Su salida al mar, sus primeros camaradas y su encuentro con Shirohige...
Shirohige, su padre, herido de gravedad y al borde de la muerte por él, por salvarlo. El arrepentimiento lo invade, preguntándose por primera vez si realmente debería haber huído. Ahora ambos van a morir y el sacrificio de todas esas vidas, habrá sido en vano. Todo ese esfuerzo tirado a la basura por su incapacidad de ignorar los agravios. ¡Pero es su padre! Y nadie puede insultarlo frente a él sin enfrentar las consecuencias.
Con sus últimas fuerzas, alza la vista, encontrándose con todos aquellos a los que quiere y aprecia. Oars, Marco... Todos más que amigos. Compañeros, familia. Hay tantas cosas que le gustaría decir, tantos sentimientos que querría expresar, que le resulta hasta ridículo. Ahora que no tiene tiempo, se vuelve elocuente y sincero con sus emociones. Ha sido tan tonto... Demasiadas cosas que debería haber dicho y que no dijo por vergüenza, por orgullo, por tener prisa... Y ahora no podría hablar con ninguno de ellos nunca más.
Una pequeña sonrisa se apodera de sus labios. Pese a todo, no se arrepiente de nada. Ha vivido como ha querido y ha hecho todo lo que ha deseado. Ha tenido una gran familia, ha reído y llorado. Ha cumplido sus sueños y alcanzado sus metas, siendo él mismo hasta el final. Definitivamente ha sido feliz. Sin importar sus orígenes ni la tinta que intenta ensuciar su historia.
Siente una imperante necesidad de toser, pero se contiene. No debe empeorar la situación: Luffy ya está lo bastante asustado. Le gustaría tanto poder devolverle el abrazo... Pero apenas consigue seguir respirando. Sabe que le queda poco tiempo y cierra los ojos, repitiéndose una y otra vez que no cambiaría ni una de las acciones que ha llevado a cabo a lo largo de su vida. Se deja caer al suelo, feliz de haber hablado con su hermano por última vez. Eso es todo lo que puede pedir.
Bueno... quizá no lo es.
Entreabre los ojos una vez más, buscando su silueta, pero no la encuentra. Se le forma un nudo en la garganta, angustiado por el recuerdo. Todas aquellas veces que la rechazó, que habló mal de ella o que la despreció... Fue estúpido. Pero ahora, sabe que ha tomado la decisión correcta. Pese al dolor en su pecho, comprende perfectamente que lo que ha hecho, es lo que tenía que hacer.
Sin embargo, la muchacha no piensa igual. Y, desde la lejanía, con rostro impasible, observa al joven comandante regalarle su último suspiro.
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Tras las rejas (Ace y tú)
FanfictionTerquedad, pasión y heridas. El prisionero número uno y su carcelera. Una historia de sueños y engaños.