Back Door Man 2

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Pasa la noche despierto, escucha la séptima sinfonía de Beethoven. Las impares son sus preferidas, las más dramáticas. El desafío de entrar a los servidores y robarse la base de datos lo enfrenta con la realidad. Da un último sorbo a la botella de whisky que queda vacía. No hay vuelta atrás. Entra a la base, revisa la estructura para entender cómo está organizada. Explora los datos de los primeros registros, son caracteres especiales, está encriptada. Si bien el servicio de mensajería garantiza la privacidad encriptando los mensajes de punta a punta, sabe que la NSA —la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos—, intercepta los mensajes en busca de palabras claves que den indicios de atentados y otras amenazas. Los almacena en datacenters del tamaño de estadios de fútbol junto a llamadas, mails, mensajes de redes sociales, etc. Esta tiene que ser una encriptación simple. Deja corriendo un programa para descifrarla y se duerme en la silla. Sueña que lo persiguen, las piernas le pesan, no puede correr. Está en una plaza, hay una iglesia. Lo rodean y empiezan a empujarlo, quiere pegarles pero una fuerza invisible lo detiene. Lo tiran al piso y lo patean, la campana de la iglesia suena pero hay algo que no se corresponde, el sonido es el de una campanita de cristal. Se da cuenta que está soñando. Se levanta del piso, se limpia el polvo, y con movimientos marciales que desafían la física los reduce uno a uno. Se despierta a voluntad. En la computadora suena una campanita con un mensaje en pantalla: 'Decrypted Succesfully'. Se acomoda los lentes y hace una consulta a la base de datos: 'Traeme todos los mensajes entrantes y salientes de este número en el último mes, ordenados por fecha y hora descendiente'. La base le devuelve un listado de varias páginas con la vista previa del mensaje. Los recorre con la vista, su cara se transforma. Cierra los ojos, respira profundo. Se toma la frente.

La MallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora