"Corto ciclos pintándome el cabello, ¿Algún problema con eso?"
Donde Letha Martin tiene que lidiar con los Cullen.
Fanfic inspirado en la saga Crepúsculo
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—¡Deja de hacer el mismo movimiento! —Me queje y le di un codazo a Emmet para que dejara de hacer el mismo sucio movimiento en el juego de batallas, Mortal Combat, que estaba en la gran pantalla plasma. —Eres un tramposo, Emmet.
—No hay ningún tipo de regla que diga que no puedas usar un mismo movimiento. —Emmet sonrió divertido.
—Jasper, dile algo. —El otro rubio estaba mirándonos divertidamente.
—Deja a Letha ganar, al menos una vez.
—¿Dejarme ganar? —Fruncí el ceño mientras evitaba el ataque de Emmet, y como la gran jugadora profesional que soy, empecé a picarle a todos los botones como si realmente supiera lo que estoy haciendo.
Para mi suerte mis botones activaron algún tipo de movimiento especial que termino con el personaje de Emmet.
—¡Toma eso! —Sonreí triunfante.
Emmet rodó los ojos, pero me revolvió el cabello. —Y dices que yo soy el tramposo.
—Prácticamente yo no hice trampa.
Negué con la cabeza divertida. Esme entro a la sala con una charola llena de comida, por el delicioso olor invadió la habitación.
—Huele delicioso Esme, en serio. —Dije mientras tomaba uno de los bocadillos.
—Desde que vienes mas a menudo puedo mejorar mis habilidades en la cocina.
—Solo harás que Letha engorde, Esme. —Emmet aprovecho la ocasión para burlarse de la humana.
—Muy gracioso...
Edward entró a la habitación desde que ambos han estado saliendo más, Letha pasa mucho más tiempo en casa de la familia Cullen solo por el hecho de que ambos ahora tienen una relación muy estrecha.
Literalmente toda la familia Cullen estaba esperando porque ambos terminaran juntos. Incluso Jasper y Emmet ya habían hecho sus apuestas, Alice no podía mas que negar con la cabeza sabiendo lo que se venía próximamente.
—Creo que es hora de que lleve a Letha a su casa.
—¿Qué? ¡Pero si aún es muy temprano! —Se quejo como niña.
—Ya es bastante tarde, y no quiero que tu padre piense que somos mala influencia para ti. —Edward negó mientras tomaba la mano de la peliazul y la arrastraba a la salida.
—Gracias por la comida Esme. —No le quedo de otra más que despedirse de la mujer.
