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El clima en Forks es húmedo y frío, lo que no ayuda mucho a mi cabello ya que este se esponja horrible con la humedad a pesar de eso adoro mucho este tipo de clima, pero también disfruto de los días soleados.

—No puedes ignorarme todo el tiempo, Letha. —Edward me interceptó en mi camino a mis entrenamientos.

—Créeme que si puedo. —Le miré por unos segundos para después continuar hacia la cancha de futbol. —Lo he estado haciendo toda la semana.

Le sonreí burlonamente mientras bebía de mi botella de agua.

—Rosalie me dijo que te diera tu tiempo. —Edward me ayudo con mi mochila, lo que agradecí en silencio ya que si esta algo pesada. —Te conté mi secreto, lo más justo es que tú también lo hubieses hecho.

Finalmente habíamos llegado a la cancha de Futbol, donde las chicas y algunos chicos ya se encontraban calentando.

—Nada en esta vida es justo. —Le miré, evitar hablar temas importantes siempre ha sido mi especialidad. —Nunca te pedí que me dijeras tu secreto, ¿Bien? Tu fuiste la persona que me lo dijo.

Di por terminada la conversación e inicié a calentar con el equipo.  Llevaba un mini short y una camiseta de manga larga ajustada al cuerpo para poderme moverme libremente al momento de bailar y hacer las acrobacias.

Edward parecía reacio a dejarme ir, algo de lo que me he percatado es que, el Cullen siempre quiere tener conocimiento de todo. Supongo que el leer mentes realmente ayuda mucho.

El pensamiento de que él creía que yo hubiese usado mi habilidad para revelar su secreto cruzó mi mente. Es por esta razón que odio esta habilidad, porque siempre causa desconfianza, una vez que las personas conocen mi secreto siempre desconfían de mí, siempre sospechan que yo soy los que los controla para hacer ciertas cosas, tal como el simple hecho de estar conmigo.

Lo odio, realmente lo odio. En Nueva York no me quedo más que borrarle la memoria a mi mejor amiga, solo por el hecho que la incertidumbre la mataba. Sacudí mi cabeza evitando pensar en aquello.

Una vez que ensayamos la rutina y decidíamos quien sería la persona que será lanzada.

Por supuesto que fui yo quien se ofreció de voluntaria y por suerte los chicos encargados de esta estuvimos practicando varias veces para finalmente intentarlo.

—Tres, dos... —Los chicos me tomaron fuertemente y me lanzaron, caí en los brazos de los chicos y en ese momento oí los gritos de emoción del equipo.

Esa acrobacia fue de lo mejor. —La capitana me felicitó y yo le devolví la sonrisa.

Al termino del entrenamiento todas fuimos a tomarnos una ducha y Edward Cullen parecía estar esperándome en los pasillos.

Teen Spirit (Edward Cullen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora