El comienzo del fin

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Capítulo final

Parte 1

Se reunieron en la entrada principal de la terminal de ómnibus. Eran las dos de la tarde y el clima había cambiado bruscamente. La temperatura había descendido algunos grados y el sol había sido devorado por carroñeras nubes negras que llegaban torpemente desde el sur.

Entraron a uno de los bares y pidieron el plato principal, pechuga de pollo con arroz y queso suizo. Melisa explicó su corazonada producto de su sueño, Carolina la escucha atentamente, aunque tomaba con pinzas la entramada historia que estaba escuchando. Era muy reticente a los fenómenos inexplicables. Cuando tenía cinco años una gitana la había sacado de su casa mediante engaños. Cuando su madre descubrió su ausencia el barrio se convirtió en un hormiguero en minutos. Los vecinos se sumaron a la búsqueda, furiosos y frustrados ante la inoperancia de la policía. Unos niños que trabajaban en la calle limpiando autos habían visto a la mujer pasar con la niña, y mas adelante una pareja de ancianos confirmó el testimonio.

Luego de varias horas de intensa búsqueda encontraron a la niña en una pequeña y descuidad plazoleta. Jugaba a las escondidas junto al busto arruinado del general San Martin. Estaba ilesa. Esa noche la niña había contado que una anciana muy extraña la había llevado a pasear y que una vez en la plaza se había convertido en un pájaro negro y se lanzó a volar para perderse en la oscuridad de la noche. Carolina había reprimido sus recuerdos.

Luego de almorzar decidieron repasar el plan que habían discutido. El tema de la seguridad les preocupaba, aunque el asilo no funcionaba desde 1998 temían que gente de la Parca siguiera controlando el lugar.

-No nos dejaran entrar así como así, se lamentó Carolina. Melisa estuvo de acuerdo.

-Por eso vine preparada, respondió. Abrió la cartera con cuidado y la acercó cuidadosamente para que Carolina viera. Dentro había una pistola nueve milímetros.

-Voy a por todas, susurró. No le había temblado la voz, y Carolina supo que su amiga era capaz de matar.

No sabían demasiado del lugar. Estaba a dos kilómetros por la nueva ruta numero º21. El asilo había sido inaugurado durante el primer gobierno de Perón cuando las reivindicaciones sociales de los trabajadores fueron aumentando durante los primeros años. Los militares lo cerraron durante 1976 y fue re abierto con el menemismo. Sin dar muchas explicaciones el nuevo gobierno quitó los fondos y el edificio fue abandonado en julio de 1998, convirtiendo las instalaciones en alojamiento de ladrones y vagabundos.

El predio era inmenso. Contaba de un edificio principal de dos pisos y un complejo que funcionaba como taller de manufacturas. Gruesas murallas de aspecto medieval cubrían la total extensión del terreno y la unica entrada eran dos pesadas puertas de hierro similar a la de los antiguos cementerios.

Las actualizaciones para observar el asilo mediante vía satelital no eran posibles. Por alguna desconocida razón el lugar no aparecía en el buscador de mapas que tena Melisa en su celular. Decidieron esperar hasta el anochecer con la esperanza de encontrar alguna grieta entre los viejos paredones. Fueron hasta el baño.

Carolina también había venido preparada. Tenía dos camperas oscuras frisadas por fuera y de algodón por dentro.

-¿Trajiste las linternas?, preguntó Melisa.

-Por supuesto jefa, respondió mientras veía su cutis en el espejo.

Melisa sacó su arma y Carolina retrocedió tímidamente. Detestaba las armas de fuego.

-Vamos, y que Dios nos proteja.

El pasillo apestaba a humedad. Las paredes mohosas se extendían a lo largo y a lo ancho dando una expresión lúgubre a la vieja estructura. El anciano avanzó sigilosamente, permanecía serio y cada tanto se detenía a escuchar el inquietante silencio que podía romperse de un momento a otro. A lo lejos, se oía muy tímidamente todas clases de ruidos escalofriantes y extraños.  Pasos que resuenan sobre cristales rotos, el chirrido de una puerta demasiado herrumbrada, el agua que constantemente sale de grifos sucios, y el inconfundible sonido de un motor en marcha.

Un pasado siniestro(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora