Un pasado siniestro(Terminada)

Estado de emergencia

Capitulo nº 1

Argentina, San Miguel de Tucuman, año 2044

-¿Usted otra vez?, ¡Marchese!, le dije la ultima vez que no voy a volver a hablar de lo ocurrido.

-Por favor señora Martinez, solo una pregunta mas!

La mujer suspiró, y aceptó de mala gana someterse a un ultimo interrogatorio. Sacó un cigarrilo con rapides y lo encendió mientras murmuraba palabras inentendibles. El periodista, un joven de unos veinticinco años sonreia complacido. Sacó del bolsillo de su campera una libreta de cuero negra y rapidamente hojeó hasta llegar al ultimo tema donde habian quedado.

La ultima vez que hablamos-hizo una pausa- usted mencionó ver una silueta, la de un hombre, alejarse de la escena del crimen, ¿porque no comentó ese detalle a las autoridades que en ese momento seguian la investigacion?

-Esta bien, voy a responder, dijo con resignacion. Pero jamas volverá por aqui, ¿de acuerdo?, agregó rapidamente. La mujer se habia puesto nerviosa. Miraba el cielo azulado de invierno, como si tratara de buscar una ayuda divina que le brindara fuerza para volver a sumergirse en las aguas turbias del pasado.

-Ocurrió dos calles mas abajo, justo en la esquina de Corrientes y Rivadavia. Cumplia años mi sobrina. Seis añitos. Mi hermano contrató un par de payasos.

-¿La niña vio algo?

-¡Dios no lo permita! , pero unos vecinos de la zona si lo hicieron. Una silueta, oscura como la misma noche... una silueta difusa.

La señora Martinez guardó silencio por unos segundos. El terrible peso de los recuerdos le abrumaba, y un sabor amargo corria por su garganta de forma lenta y despiadada.

-Usted no lo entenderia, es muy joven. Aquella epoca fue un verdadero infierno. Nadie quiso comprometerse a decir cosas absurdas. En ese tiempo solo importaba la familia y nada mas, concluyó con sequedad.

-¿Recibió amenazas para que no hablara?, interrumpió el joven. La mujer gesticuló disgustada, negando con la cabeza con aspereza.

-¡No está entendiendo! , ¡Lo que deambulaba por calle Rivadavia no era de este mundo! Por eso nadie quiso decir nada, sollozó. El joven suspiró. Otra vez la misma historia, pensó desilucionado.

-Su aspecto...¿como describirlo? ¡Era imposible!

-Esta bien. Tranquilicese, no la molestare mas. Gracias por su tiempo. Levantó el portafolios y fue hasta su auto que estaba estacionado frente a la casa de la señora Martinez. El jardin que tenia aquella anciana mujer le pareció repleto de vida, y aunque desconocia los nombres de tantas flores aquel lugar le recordó algun cuento de fantasia donde las hadas y los duendes juegan entre el color de las rosas y los jazmines. El aroma del jazmin le hizo pensar en ella.

Estaba por entrar al vehiculo, aun vagando en pensamientos triviales, cuando vió que la señora Martinez caminaba hacia él.

-Digame, ¿por que insiste tanto en descubrir la verdad?

-Soy periodista, es mi trabajo, respondió con sencillez. La mujer lo miró con rareza, como si aquel muchacho buen mozo y elegante fuera una pieza extraña sin encaje en el mundo.

-Me gusta mi trabajo, ademas soy muy curioso.

-La curiosidad mató al gato, dijo la mujer en tono jovial. El joven esbozó una sonrisa complice.

-Hace tres decadas, cuarenta y dos personas fueron asesinadas en circunstancias muy extrañas. Sin testigos, sin culpables y sin sentencia. ¿No le parece que vale la pena dejarse llevar por la curiosidad?

La mujer no respondió, pero le regaló una sonrisa humilde.

-¿Cual era su nombre? , mi memoria está cada vez peor.

-Francisco Hawkins

-Cuidese muchacho, usted es muy joven aun. El mundo no siempre es tan sereno como creemos, adviertió la mujer. Luego se marchó rapidamente al interior de la casa.

Francisco entró al auto, puso el motor en marcha y dejó el portafolios en el asiento del acompañante. Dio un ultimo vistazo a la viviendo de la señora Martinez y no pudo evitar sentir como la nostalgia lo invadia insidiosamente.

-Por supuesto que el mundo no es sereno, murmuró. Luego se marchó pensando en comprar algun ramo de flores.