XIII

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Alzó la cabeza con ambos ojos cerrados y echó su cabello hacia atrás mientras el agua caía en su rostro. Cerró el grifo y soltó un ligero suspiro, tomó la toalla y se envolvió la cintura con ella para salir de la ducha. Miró la ropa sobre la cama y un tono carmín cubrió sus mejillas. Era la ropa de un alfa, de su alfa. Sonrió embobado y comenzó a vestirse en cuestión de segundos, sabía que YoonGi había ido por la comida de aquel día y lo agradecía.

Había pasado una semana desde que se había despertado con dolor de cuello por haber dormido en el suelo sobre un montón de sábanas y utilizando un cuerpo como almohada. Claro, al despertar había visto a dos alfas abrazados como si de ello dependiera su vida. Incluso cuando intentó moverse se vio atrapado entre los brazos del rubio, quien utilizaba sus muslos como almohada.

Recuerda haber sonreído con ternura por la escena, parecía que era el primero en despertar aquella mañana. Llevó sus manos al cabello rubio y lo acarició. El desayuno, o mejor dicho: almuerzo, de ese día tampoco fue de los más saludables en toda su vida. Habían optado por llamar a Jin pero se arrepintieron y fueron por hamburguesas. Pasaron un gran día pese a haber faltado al instituto.

Rió mientras terminaba de vestirse. No podía creer que HoSeok le tuviera miedo a los payasos aunque, bueno, él le temía a las agujas pero se excusaba con que dolían mucho. Recuerda la respuesta de Nam:

—Ya te enterraron algo más y no perece que le tengas miedo o te haya dolido.

Él y Hoseok se rieron mientras que JungKook y YoonGi no lo hacían. El pálido solo evitaba hacerlo, pero Kook no entendía. Pidió varias veces que se lo explicaran pero ninguno de ellos respondió, cambiaron de tema hasta que el azabache se encogió de hombros y decidió a dejar el tema anterior.

Suspiró. Por más que recordaba aquellas palabras e intentaba buscar algún sentido no lograba encontrarlo. Mordió su labio inferior y optó por dejar el tema de lado, quizás podría preguntarle a Yugyeom lo que aquello significaba. Su amigo era bastante listo, y un año mayor que él, seguro que lo sabía.

Acomodó su cabello después de haberse puesto la sudadera. Cuando estuvo listo bajó las escaleras y llegó a la estancia, se dejó caer en el sofá y se abrazó a uno de los cojines. Olía a alfa. En realidad toda la casa olía a alfa, ya fuese el dueño o alguno de sus dos amigos que parecían vivir ahí.

Era viernes por la tarde, agradecía infinitamente el no tener que ir a clases al día siguiente, los exámenes se acercaban cada vez más y más. Su desempeño en álgebra iba aumentando gracias a las tutorías y enseñanzas de sus tres mayores, sobre todo de YoonGi y Nam, Hoseok se esforzaba en entender o enseñarle pues ni siquiera recordaba como había pasado la materia.

Inhaló profundamente y soltó todo el aire con suma tranquilidad y parsimonia. El aroma del chico pálido le hacía relajarse de sobre manera, ahora solo lo disfrutaba sin preguntarse qué carajo le pasaba y el porqué de sus reacciones hacia a él.

Escuchó la puerta ser abierta y sonrió sin moverse de su lugar, estaba tan seguro de quien era quien había entrado que siquiera abrió los ojos. El aroma a comida caliente inundó sus fosas nasales robándole un ronroneo.

—Espero que te guste la comida italiana — abrió los ojos con tranquilidad y sonrió ante el chico frente a él.— ¿Dormiste bien?

Asintió con lentitud y se sentó en el sofá. Miró el cuello del mayor sin poder evitarlo sonriendo por la marca rojiza que yacía ahí e instintivamente llevó su mano al propio, las marcas que YoonGi había dejado en su piel aquella tarde le daban comezón y le llenaban de orgullo.

—¿Comida italiana?

Ladeó la cabeza mientras volvía al tema de la comida. YoonGi asintió.

He Is Mine [YK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora