XXII

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Lo tomó por los muslos, haciendo que estos mismos se enrollaran en su cadera y siguió embistiéndome con fuerza y velocidad. Sus labios se mantenían unidos todo el tiempo que les era posible. Los demás habían decidido salir a un antro a una hora y poco más de donde se estaban quedando. Mejor para ellos, podían hacerlo las veces que quisieran y en donde quisieran.

—Ahí de nuevo... Joder, ¡si!

Las uñas del menor se enterraron en la espalda del alfa, haciéndole gruñir y seguir moviéndose de la misma manera hasta que llegaron al orgasmo por quinta vez en las últimas dos horas. Quinta para Yoongi, por supuesto, pues Jungkook había perdido la cuenta de sus orgasmos.

El menor no lo pensó antes de unir sus labios con los ajenos, acariciando su pecho con suavidad mientras que era correspondido de la misma manera. Se puso sobre el cuerpo del mayor, inclinándose hacia adelante y tomando otro preservativo para ponérselo a Yoongi después de quitar el usado.

Min no lo pensó y simplemente alineó su pene en la entrada del menor, quien bajó la cadera y gimió al tenerlo dentro de nuevo. Los besos comenzaron a subir de intensidad y la cadera de ambos chicos comenzó a moverse a un ritmo perfecto, haciéndolos gemir a ambos.

Jungkook se apoyaba del pecho del pálido mientras que Yoongi lo tomaba por la cadera y le ayudaba a moverse con agilidad y certeza, encontrando rápidamente el punto del menor haciéndole lloriquear y rogar por más cuando se separó de sus labios.

Fue cuestión de minutos para que ambos volvieran a correrse, esta vez el omega había terminado agotado por lo que se permitió descansar encima del cuerpo ajeno. A Yoongi no le molestó, muy por el contrario, se sentía más que feliz de poder tener a su querido omega durmiendo de aquella manera entre sus brazos.

Ambos terminaron dormidos después de que Min los cubriera con una sábana limpia. No supieron cuanto tiempo durmieron, tampoco les importó el despertar cuando el sol estaba en todo su esplendor y las risas de sus amigos se escuchaban desde afuera. Estaban jugando, eso estaba más que claro para el alfa quien dejó de prestar atención a lo que sucedía fuera de la habitación para centrarse en el hermoso chico que yacía tallando sus ojos entre sus brazos.

Dio besos en el cabello azabache mientras que el menor se quejaba por el ruido. Al parecer su celo había terminado un día antes de tener que volver a casa. Habían pasado rápido los días y nadie quería volver, pero debían hacerlo.

—Buenos días...

La voz ronca del menor hizo que el rubio sonriera. Definitivamente no había nada más bonito en su vida que escuchar y ver a su omega recién levantado.

—Buenos días, Kookie.

El aludido sonrió y se acurrucó más en su pecho. Estaba de buen humor y se notaba en su rostro y acciones.

—Debo ir al baño, hyung.

Yoongi soltó una suave risita y asintió. Tomó una camisa suya de la maleta que yacía a un lado de la cama y se la pusieron al menor.

—Si necesitas algo solo dime.

Jungkook asintió y se levantó con cuidado. Las piernas le temblaban y lo que menos quería en ese momento era caer de bruses al suelo. Al llegar al baño lo primero que hizo fue mirar su cuello, sintiéndose decepcionado al verlo limpio. Suspiró y bajó la cabeza. ¿Por qué era tan difícil ser marcado? Era lo únicos que pedía.

Volvió a la habitación después de ducharse, vistiendo aún la camisa del alfa y dejando que se duche también. Tenía hambre, no recordaba haber comido desde la tarde anterior y el estómago le rugía con fuerza. Se puso ropa interior y un chándal para andar cómodo por el lugar. Ni siquiera esperó a que Yoongi saliera de su ducha para bajar y comer algo. Se sentía extraño, demasiado a decir verdad. Sentía un rechazo hacia a él por parte del alfa. Era difícil de explicar pero ahí estaba ese sentimiento.

He Is Mine [YK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora