III

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La tarde de JungKook no había sido la mejor, por no decir que fue una de las peores de su vida. El maldito celo se le había adelantado, lo peor de todo es de que fue en el instituto.

Cuando despertó la tarde anterior en la enfermería del recinto, Jennie le explicó el cómo había llegado allí y el porqué de su visita en aquel lugar del instituto. JungKook quería que la tierra se lo tragase, quería huir y no saber nada de nadie, mucho menos de aquel alfa con aroma tan malditamente delicioso que hacía que sus hormonas se alborotaran más de lo común.

Esa noche había tenido por lo menos cuatro orgasmos por tocarse pensando en el alfa de ojos gatunos y aroma adictivo. Era cierto que recién se había presentado hace unos meses como omega, y que este había sido su segundo celo, pero nadie nunca le había dicho que cualquier idiota con un rico aroma podría provocar que sus hormonas se volverían locas y que él tendría que terminar chillando a causa de la excitación y tocándose pensando en aquel alfa y en el bendito sueño que tuvo en detención.

La vida de un omega no era fácil, o eso era lo que Jeon decía, ya que muchos otros disfrutaban de sus etapas de celo; ya que tenían con quien pasarlo al igual que la temporada de apareamiento.

Esta mañana, JungKook había optado por faltar a clases, después de todo el celo traía algo bueno consigo y no sólo cosas malas. Un té caliente y una maratón de películas de Harry Potter serían su entretenimiento durante ese día, mañana quizás los juegos del hambre, y así día tras día hasta que su celo terminara, quien quita y se pone a ver uno que otro drama o anime, después de todo dejó a medias Naruto shippuden, después lo terminaría de ver.

Pero los planes del azabache se fueron a la basura cuando escuchó el timbre de su hogar. Había calmado su olor a celo gracias a las pastillas, pero eso no quitaba el hecho de que aún oliera de aquella manera. De manera perezosa se levantó del cómodo sofá, envolviéndose en una manta y yendo a abrir la puerta de su casa. Un chico de cabello grisáceo apareció enfrente de JungKook, sonriéndole alegremente al menor.

- Hyung, te dije que no iría esta semana, no puedo.

- Vamos, Kook, te impregnaré mi aroma y así nadie se te acerca.

JungKook no estaba para nada convencido, pero los ojos de cachorro del mayor siempre lo hacían caer ante sus encantos y terminaba accediendo a lo que decía.

- No lo sé, estoy en celo, sabes lo que es eso, JiMin.

Una mueca se dibujó en el rostro del menor, quien se pensaba bastante lo que le había dicho el alfa. Era su mejor amigo, sabía que sólo quería cuidarlo, pero era un alfa después de todo.

- No te voy a violar, JungKookie, si te llego a penetrar será con tu consentimiento, no haré nada que tú no quieras.

- Y ese es el problema, en cualquier momento podría querer y es lo que me da miedo, acceder a ese tipo de cosas sin siquiera estar seguro.

- Bien, pero igual te cuidaré, no nos separaremos en todo el día, así que sube y arreglate, tomate tus pastillas y lleva unas cuantas disueltas en una botella con agua para irnos, te espero abajo.

Después de aquello JungKook hizo lo que se le ordenó. Y no porque fuera sumiso ni nada parecido, sino que sabía que JiMin se lo decía por su bien y para no terminar haciendo una estupidez. Era por el bien de ambos.

Después de varios minutos nuevamente estaba frente al mayor, quien llevaba la mochila del azabache. Cuando lo vio, una sonrisa se hizo presente en el rostro del de cabellos grisáceos.

- Vamos, se hará más tarde.

Sin esperar respuesta tomó a JungKook de la mano y lo sacó de su casa. Después de los regaños del menor hacia el contrario por haber hecho eso sin siquiera dejarlo asegurar la puerta con llave para evitar que entraran a robar, habían llegado al instituto. Para mala suerte del azabache, se encontró con YoonGi en la entrada.

El rubio había llegado temprano ese día por mero milagro. No quería estar en su casa soportando a NamJoon y HoSeok mientras discutían acerca de quien era el o la omega a quien pertenecía el aroma que tuvo impregnado todo el día de ayer, era mejor soportar a los hormonales inmaduros que tenía como compañeros de clase que soportar a esos dos con su bobería, él sólo quería olvidar lo que había sucedido la tarde anterior y tener un día tranquilo como siempre, pero parecía que pedía demasiado con esos dos.

Pronto, el aroma a fresas con hierbabuena llegó a las fosas nasales del rubio, quién alzó la mirada al ya no escuchar las voces de sus amigos, aunque aquel aroma no era el único que había logrado captar, también estaba aquel aroma a durazno. El omega problemático venía acompañado.

- Hyung, ese es el aroma que tenías ayer.- informó HoSeok, como si Min no hubiese notado quien se acercaba a donde ellos.

- Y no viene solo.- habló esta vez NamJoon.

JungKook pasó de largo a un lado de YoonGi junto con Park, sin siquiera atreverse a mirar al pálido por vergüenza de lo que había hecho este ayer por él.

Sin necesidad de que le dijeran, YoonGi se dio cuenta de que JungKook seguía en celo, su aroma lo delataba. Y no era de que las pastillas del omega no sirvieran, sino que el olfato de Min era más agudo de lo normal, por lo que le era fácil detectar los aromas y saber quien se acerca a él sin la necesidad de ver a esa persona.

Kim y Jung sólo miraron el como ambos menores se habían ido, terminando por desaparecer de sus vistas después de un par de minutos. Miraron a su mayor, quien estaba callado disfrutando de la tranquilidad que sabía le duraría poco.

- ¿Quién es ese chico?

- ¿Porque está con tú omega?

- ¿Serán familiares?

- ¿No estás celoso?

- ¿Apartamos al chico de él?

- ¿Investigo donde vive, vamos a su casa y le partimos la madre?

Esas y mas cosas comenzaron a salir de las bocas de los amigos del pálido, haciéndolo perder poco a poco la paciencia que tenía; era mucha, más no eterna.

- No deben hacer nada, ese chico no es mi omega y tiene todo el derecho de salir con quien él quiera, ni siquiera sé su nombre y sólo lo he visto una vez, dos contando hoy. No sé quién es y tampoco me interesa, ¿ya pueden callarse? Gracias, me voy a clase.

Y tal cual lo dijo, dio media vuelta y caminó a su aula correspondiente para entrar a clase, no tardaban en dar el toque y no quería llegar corriendo al salón, más que nada porque odia correr, y sudar. Si corre terminará sudoroso y estará apestando el resto del día. Prefería ahorrarse esa clase de cosas y entrar temprano al aula.

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Algo corto, pero necesario(¿
¡Espero les haya gustado ~!

Nos leemos más tarde. No olviden votar y comentar, es gratis(?).

»Mxn😺

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