Jimin cruzó la calle y caminó hacia el conocido estudio de tatuajes. Las manchas de tinta en la ventana formaban la palabra -Penny's-y Jimin sonrió. Era uno de sus máximos preferidos, obtener tinta nueva, y esperaba poder pagarla más a menudo.
Penny tenía cuatro artistas. Dos de ellos eran asiduos, dos rotaban, por lo que todas las hojas que había tatuado en la última década mientras vivía en Atlanta habían sido hechas por diferentes personas. Éste lo estaba recibiendo de la dueña, Penny, ella misma. Tenía casi sesenta años y era realmente una de las personas más geniales que Jimin conocía.
La campana tintineó sobre la puerta cuando Jimin entró. Era tarde, claro, pero como los vampiros también querían tatuarse, las viejas horas de trabajo eran historia. De hecho, Jimin no podía recordar un momento en que todo no estaba abierto toda la noche.
-Hola, Jimin. Penny te atenderá en un minuto. -La otra artista regular, la hija de Penny, Rachel, sonrió desde donde estaba grabando a una niña que Jimin había visto antes.
-Claro, no tengo prisa. -Él asintió, caminando hacia la pared para mirar algunos de los increíbles trabajos que Penny había hecho a lo largo de los años.
Ausentemente, colgó su chamarra de cuero en la cajuela cercana y comenzó a desabrocharse la camisa; después de todo, él estaría sin camisa en un momento, de todos modos.
-Es un trabajo muy agradable-dijo un tipo de mediana edad que miraba a un motociclista mientras pasaba junto a Jimin en su salida y echaba un vistazo a la vine que trepaba por su cuello y hombro.
-Gracias. -Jimin asintió, acostumbrado a tener reacciones.
El tipo pareció darse cuenta de que Jimin no quería hablar, o tal vez era una de esas personas sensatas que entendían que a veces la tinta era demasiado personal para ser discutida con extraños.
-Jimin, entra. -Penny, una mujer robusta con tatuajes viejos y descoloridos alrededor de su cuerpo hizo un gesto desde la parte posterior, donde se estableció su espacio de trabajo.
Caminó para sentarse en la silla y suspiró con satisfacción.
-Esa época del año otra vez, ¿eh? -Penny sonrió mientras colocaba su canasta de botellas de tinta en su regazo.
-Oh, sí... -Jimin comenzó a mirar a través de los tonos verdes y escogió un par. -Confío en ti con esto, solo hazlo tu estilo y... La idea de este año es un lado positivo.
Penny asintió con la cabeza pensativa, y luego comenzó a meter gotas de tinta en las pequeñas tazas que siempre le recordaban a Jimin el dedal que solía tener su abuela cuando era pequeño, solo versiones en miniatura.
-Creo que puedo trabajar con esa idea... ¿Quieres que lo haga a mano alzada? -Preguntó Penny, y Jimin asintió. Él había visto su trabajo a mano alzada, y la hoja debería ser muy bonita y mostrar el estilo propio de Penny. -¿Dónde lo quieres?
-Bueno... ya que hay espacio y creo que el tema encaja...- murmuró Jimin y señaló su pectoral izquierdo.
El rayo de luz debería estar sobre su corazón, razonó.
-Funciona para mí. ¿Hay alguna razón para el lado bueno, o todavía estás esperando? -Preguntó mientras tomaba un marcador y comenzaba a dibujar.
-¿Quién sabe? Al menos las cosas se ven bien, esta vez casi igual que el año pasado. Es un cambio, tener un trabajo y esas cosas... -Jimin se dejó caer en el asiento.
Conocía a Penny desde hacía una década, y ella era una de las personas que sabía de qué se trataba la hiedra, y una de las que nunca juzgó.
-¿Has pensado en quizás tener un poco más de la vine, no las hojas? Al menos no estos grandes, ¿pero quizás unirlos un poco más? Podría hacer eso por ti si quieres -dijo, dando los toques finales a su boceto.