Capítulo 5

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Para su sorpresa, Elena se encontraba recargada sobre el marco de la puerta... En su prisa por fumar, ninguno de los dos se había molestado en cerrarla y cuando entraron a la faena sexual, no se percataron tampoco de hacerlo o de observar si alguien los veía.

- ¿Cuánto tiempo llevas ahí? > Inquirió Teresa, tratando de cubrirse con las manos y volteando alrededor para localizar su ropa.

- Es de mala educación tratar así a las visitas. > Dijo Elena con voz provocadora y autoritaria. A su vez, comenzó a quitar su vestido. Desabrochó tres botones del frente, deslizó los tirantes y jaló hacia abajo la prenda, dejándola sobre el suelo.

Acto seguido quitó su sostén dejando a la vista unos senos firmes, redondos y abundantes. Caminó resuelta hacia el sofá y se introdujo en medio de los amantes, dejándolos sin tiempo de reaccionar, pues se encontraban perplejos ante el atrevimiento de su invitada. Luis era el más anonadado; en su corta vida habría imaginado tener tanta suerte.

Acababa de concedérsele su sueño de estar con la mujer que amaba desde hacía tiempo y ahora estaba en la bandeja, lista para "degustar" una de las mujeres más sensuales que había visto. Elena ofreció su espalda a Tere y le tomó una mano, posándola sobre su nalga derecha y comenzó a frotarse con ella. Tere observó su delgada mano tocando el glúteo redondo y bien formado de su amiga. Portaba un calzón cachetero de encaje negro, que la hacía lucir muy sensual.

Elena comenzó a besar a Luis y éste no pudo resistirse. Ella le puso su mano sobre uno de sus senos y le hizo frotarlo.

Volteó luego hacia Teresa y aprovechando que ya se encontraba desnuda, bajó hasta su pecho y lamió con la punta de la lengua sus pequeños senos. Teresa sintió estremecerse. Acababa de tener un orgasmo superfluo, su cuerpo aún se encontraba excitado y su mente necesitada de una buena follada. La fantasía hecha realidad, se encontraba ante sus ojos, Elena era más hermosa y candente de lo que la había imaginado tantas veces... Se dejó llevar...

Elena comenzó a subir rozando con la lengua, primero por el pecho, luego su cuello hasta llegar a la barbilla, ahí se detuvo y profirió un leve mordida que provocó que Teresa abriera sus ojos y se encontrara de frente al rostro de Elena, que para entonces ya se encontraba montada a gatas sobre ella. Se miraron un instante y luego chocaron sus bocas.

Desbordaron su pasión y deseo en intensos besos, mientras las manos de ambas subían y bajaban por el cuerpo de la otra... Luis miraba maravillado la escena de las dos hermosas mujeres, estaba exageradamente excitado, pues el verlas juntas, en lugar de provocarle celos, despertó un instinto y una libido que no creyó tener. Su miembro parecía responder al estímulo visual poniéndose en la erección más firme y vigorosa que había tenido hasta entonces.

- Ponte un condón y ven. > Dijo Elena volteando a verlo y señalando su retaguardia. Luis buscó el paquete ya abierto, que había quedado tirado en el encuentro anterior entre sus ropas, sacó otro preservativo de su empaque, se lo puso y por un instante se quedó parado.

Su mente vaciló al sopesar la idea de que esto arruinara lo que recién comenzaba con Teresa. Pero Elena, bajó con su boca por el vientre de Tere y de una forma magistral comenzó a proferir sexo oral a su compañera, provocando que esta empezara a gemir de placer y a retorcer su cuerpo y sus manos apretando el sillón de cuero sobre el que se encontraban.

La vista que tenía Luis, era espectacular: el trasero de Elena, firme y abundante se encontraba totalmente inclinado y se movía al compás de los vaivenes que hacía con su cabeza para dar placer oral a su amiga. Su vagina, como una flor de color rosa pálido, completamente depilada, dejaba ver su humedad sin pudor e incitaba a la penetración con su apasionante abre y cierra. Se dilataba levemente al tiempo que Elena echaba su cuerpo hacia atrás, para luego cerrarse al ir hacia delante.

INTEMPESTIVADonde viven las historias. Descúbrelo ahora