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Llore incontenible mente sobre su hombro, por que me sentía sola; sentía que tarde o temprano así me quedaría. Sola. 

Tardé unos minutos en recuperarme y vi como había empapado su camisa, produciendo en ella un mancho sobre su hombro. 

-perdón- murmure mirando lo que había producido mi llorar. 

-no te preocupes- me limpio con su pulgar una lagrima que caía por mi mejilla y me recordó a Laura esta mañana. 

-no puedo creer que haya sucedido- musito 

-Fue mi culpa

-No- me contradijo firmemente- No solo ha sido culpa tuya, Laura también es culpable, y yo diría que mas  de la mitad de la culpa cae en él. ¿por que no lo evito? Digo, tu... estabas borracha, pero ¿ella? ella estaba en sus cinco sentidos. meneo la cabeza en forma de  reproche. Se quedo en silencio un momento y luego pareció darse cuenta de otra cosa. Me miro -Pensé que odiabas el alcohol- musito. 

-Lo sigo odiando, Castiel. Ahora mas que nunca- siseé y luego gemí con dolor- Pero es que la mente se me nublo y... fue la única estupidez que se me ocurrió para olvidar- admití.

-Prométeme que nunca mas volverás hacerlo- me pidió. 

-En lo que me resta de  vida- levante la mano, juran dolo. 

Castiel volvió a abrazarme, pero esta vez fue un abrazo corto. 

-¿ya no hay vuelta atrás?- me miro, congojado. 

Negué con la cabeza baja. 

-Me voy, mañana en la mañana- murmure. 

-Laura es una idiota- resoplo- no pedo creer que tengas que irte, es decir, no tan pronto. 

-Es lo mejor, de todas maneras ya lo había pensado. Me tarde demasiado analizando, ese fue el problema. 

-¿le dirás a Lauren?- me pregunto, como no queriendo la cosa. 

Me tembló la boca y la quijada al contestar. 

-Tiene que saberlo- tome aire. Pero no estoy muy segura de como- baje la mirada

-Todo va a salir bien,___- me tranquilizo, pero yo no sabia que mas allá de sus palabras, la verdad era otra- ¿te despedirás?

-¿de quien?

-De Ferni

Otro pinchazo de dolor a mi corazón. Otra persona que extrañaría bastante a Fernanda. 

-No me gustan las despedidas- musite, con el dolor en mi voz

-Oh vamos. no puede irte sin decir adiós. Sabes que ella te aprecia mucho

-Pero me va a doler- dije 

-Y le va a doler mas a ella si no lo hace.-dijo y yo suspire. 

-De acuerdo- acepte- Ahora llévame al departamento, por favor- dije, sobandome la cabeza, que sentía explotar. 

-Gracias- me hizo un cariño en el mentón y luego abrió el cajón delante de mi- toma, te ayudaran un poco- me ofreció unos lentes de sol y cuando me los puse y mi vista se oscurecí, el dolor disminuyo quedamente. 

Arranco el auto y condujo hasta el departamento, tenia que comenzar a hacer mis maletas. 

Cuando legamos y subimos, Castiel me preparo una extraña malteada blanca . 

-toma tela- me dijo dándome el vaso y me hizo recordar la noche, anterior, como Gaspar ponía enfrente a mi los vasitos con alcohol. Lo mire. 

-Si algo he aprendido de mi tía, es hacer remedios caseros para todo, anda, se que te quitara ese horrible dolor de cabeza. 

Le di un sorbo pequeño al vaso y luego, le abrí paso a uno mas grande; hasta que divise el fondo del cristal de que vaso. Aquello no sabia tan mal.

-perfecto- sonrió,Castiel -¿que vas hacer ahora?

-mis maletas?- musite- entre mas pronto termine todo, mejor. 

El suspiro con pesar, enterrando sus ojos chocolate en mi; luego soltó una visita  meneo la cabeza. 

-Tu te atreviste a hacer lo que nunca pude hacer yo- me dijo ¿que hubiera pasado si hubiese sido yo el que hubiera robado un beso de ti ?- me pregunto. 

-Supongo que no me estaría yendo ahora- admití- pero dicen que las  cosas suceden por alguna razón. 

-Si, ahora yo tengo a Ferni y ...

-Y yo regreso a California- trate de sonreír. Ambos nos quedamos en silencio. 

-Tengo que ir, Castiel- musite- Gracias.... por todo- dije, desde lo mas profundo de mi corazón. 

-No agradezcas, para mi ha sido todo un placer conocerte, mi principessa- sonrió. 

-No nos despidamos aun- dije- te veo mas tarde- sonreí y salí de su departamento hacia el mio. 

Cuando entre en el me deje caer sobre el suelo y parecía como si las ganas de llorar no acabaran jamas. 

Me levante cansada, pero al menos evitando a toda costa derrama una gota de agua mas. Me dirigí a mi habitación y saque mi par de maletas azules que había traído conmigo, luego, comencé a llenarlas de ropa, objetos y todo lo que me pertenecia. 






El Manual de lo Prohibido. (Laura Pergolizzi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora