Capitulo 1 ✅

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Ian Crowell


Oscuridad. Era lo único que podía decir respecto aquel sitio, nada más, no sabía dónde estaba, cómo era, mucho menos cómo había llegado ahí, o si estaba acompañado.

Era extraño, la sensación que acompañaba mi cuerpo la conocía, un estado de paz, sereno en un punto que hace mucho tiempo no sentía. Más de una vez forcé mi vista para intentar ver y podría decir que hasta la cuarta o quinta vez fue diferente.

En primera, porque de la nada un gran flash me deslumbró, dejándome en ceguera unos minutos.
Y en segunda, porque hasta que eso sucedió me di cuenta de que estaba atado a un asiento.

Forcejeé y me moví con toda mi fuerza, pero era en vano, parecía que el mismísimo Cristhian Grey había hecho los nudos

—¡Carajooo! —Exclamé con frustración rindiéndome ante esos nudos.

Levanté mi vista y pude ver el gran telón rojo frente a mí.

Todo se me hacía tan jodidamente familiar, pero no sabía exactamente un porqué si yo nunca había estado en algún lugar así.

Una melodía de violín se empezó a escuchar a lo lejos, la cual parecía cada vez acercarse más hasta que llego a ser perfectamente audible.
La tan conocida canción me ensordeció y empezó a ser cada vez más frustrante estar en ese lugar.
La luz poco a poco fue subiendo su tonalidad mientras el telón comenzaba a abrirse lentamente dejando a la vista un escenario viejo.

Al abrirse por completo, una chica con un libro en sus manos entro quedando a espaldas a mí.

—¡Ey! —Le grité, pero parecía no escuchar.

   En un segundo, la luz se apagó y ella empezó a pedir ayuda. No veía nada, no podía moverme.
Sus gritos en busca de alguien que la salvara se volvían cada vez más insistentes mientras escuchaba cómo su voz se rompía, la desesperación que sentía en ese momento era horrible, me sentía impotente, empecé a sudar al sentirme inútil.
No podía hacer nada para ayudarla.
Era frustrante, y mis nervios estaban al límite, hasta que las luces se prendieron.

Entonces desperté.


—¡Qué carajo! —Encendí la lámpara en mi buró.
Llevé mis manos hacia mi rostro para verificar que estaba 100% despierto, y lo que sentí fue el mismo rostro, pero empapado de sudor.
Era un asco, especialmente porque odiaba sudar.
Me levanté de mi cama y fui directamente al baño.

3:26 am. Marcaba mi reloj.

Comencé a bañarme con rapidez, simplemente para quitarme el sudor y el mal sabor de boca que ese sueño me había dejado.

No soñaba, hablando literalmente de los sueños cuando duermes. Nunca, habían pasado años desde que un sueño me había puesto así, tal vez por esto también se sintió tan real.
Había olvidado lo que era, pero no lo extrañaba y no quería volverlo a sentir de nuevo.

Me quedé solamente en bóxer y me metí a mi cama nuevamente, el baño me había relajado y había calentado mi habitación. Así que no tarde mucho en volver a conciliar el sueño.



❁ ❁ ❁ ❁ ❁



—¿Noche dura? —Dijo Chris, mi hermano en tono burlón.

—Cállate y sube al auto.

—¿Quién fue la afortunada esta vez? —Preguntó mientras subía a mi Volkswagen negro con rapidez.

—¡Ja! Ni que fuera un ninfómano como tú.

—¿Qué pasó entonces?

—Nada pasó, mala noche, solamente.

En realidad, preferí no decirle, sabía cómo reaccionaría con alguna tontería de las de él:
"Una señal de seguro"
"Creo que deberías de seguir investigando más de eso"
"Hay sueños que son más que eso"
Etcétera, etcétera, etcétera.

Yo lo que quería era dejarlo estar y ya.

Llegamos rápidamente a la escuela y se separaron nuestros caminos.

Pasan rápido las horas ahí cuando no tienes distracciones, y yo no era una persona de muchos amigos, de hecho, Emilio era al único al que podía considerar amigo, los demás eran cuentos y demás.

Respecto a las chicas, no miento, por alguna razón y es que soy sumamente atractivo, todas, o al menos la gran mayoría quería algo conmigo. Las catalogaba en tres tipos:

1.Las querían relaciones serias, son las que alejaba principalmente, esas cosas no me van desde hace mucho.

2.Las que querían una que otra salida casual, sin esperanza de nada más, y era lo mejor eso, que ellas lo sabían.

3.Y mis favoritas, las que querían sexo, así, sin complicaciones ni compromisos, una noche, lo que sea y adiós.

Imagino que sueno como el típico badboy de libros y películas juveniles, pero ese era yo, no me gustaba mentirles a las chicas ni llevarlas a la cama con cuentos. Y tampoco las lastimaba, simplemente les explicaba y listo, lo entendían.

Igual, ¿qué más podía pedir?

Mi vida estaba lo más lejos de ser perfecta, pero la amaba, así como estaba iba todo bien y me gustaba.

 
Hasta esa noche, ahí había terminado todo, mi amada vida donde sabía exactamente qué iba a pasar y qué pasos iba a dar. Donde yo era el único en ella y yo tomaba mis decisiones terminaría. Y no tenía ni la menor idea del caos que iba a causar que ya no fuera así, todo por un estúpido sueño.


Si hubiera sabido lo que el destino me traería, estoy seguro de que no me lo hubiera tomado tan a la ligera

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La historia que comenzó con un sueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora