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-Este es el mejor día de todos -dijo Jack abrazándose a su padre.

-Me alegro.

Su padre estaba sentado al borde de la cama. Jack se había dado un baño de verdad. El de la manguera no había resultado ser muy útil. Tanto él como Cubby habían acabado más sucios que al principio.

Pero ya estaba limpio de la cabeza a los pies, y Cubby también. Jack nunca lo admitiría, pero le gustaba que su padre lo arropara en la cama.

No importaba cuánto tiempo abrazara a Eddie, Eddie nunca se apartaba. Esa era una de las mejores cosas en él. Era casi como si comprendiera que Jack necesitaba ser el que primero se soltase. Conociendo a Eddie, probablemente lo comprendía.

Jack le soltó el cuello a su padre. Eddie le acarició la cabeza.

-¿Puede Cubby dormir conmigo?

-No hasta que aprenda a no orinar en la cama.

-No lo haría.

-Sí lo haría -dijo su padre.

-La abuela ha dicho que podía quedarse, ¿verdad?

-Verdad. Pero mantenlo fuera de su camino.

-Eso no ocurrirá.

-Lo sé.

-¿Mañana vamos a ir a Bloomington a por mis deportivas? ¿Vas a llamar al entrenador de fútbol y le vas a preguntar si puedo jugar en el equipo?

-Puedes apostar a que sí.

Jack sonrió. Su padre nunca había roto una promesa.

Aun así, seguía habiendo una cosa del día que inquietaba a Jack, y no lograría dormir si no lo preguntaba.

-¿Qué quería el señor Tozier?

-Dijo que no tienes amigos.

-¿Eso es extraño?

-Yo tampoco tenía amigos, solo algunos -dijo Eddie-. Y sólo eres extraño si te permites pensar que lo eres.

-¿Eso tiene sentido?

-No.

-Lo que piensas de ti mismo es lo importante.

-¿Alguna vez has estado en mi curso? Eddie se rió y le apartó el pelo de los ojos.

-Sé que parece que lo que piensen los demás es importante, pero en realidad no lo es. Supongo que yo no aprendí eso hasta que salí del colegio.

-Tú no necesitabas amigos -dijo Jack-. Tenías a los tíos.

-Cierto.

-Yo necesito hermanos.

Eddie suspiró y Jack se sintió mal por quejarse. Su padre lo estaba haciendo lo mejor que podía.

-Incluso aunque me casara mañana -dijo Eddie-, y tuviera un bebé el año que viene, para cuando él o ella fuera lo suficientemente mayor para ser divertido, tú serías demasiado mayor. Creo que vas a tener que hacer algún amigo que no sea un Kaspbrak, Jack.

-Pero no quiero.

-No te preocupes. Ahora, apagamos las luces, ¿quieres? -dijo antes de darle un beso en la frente.

Tal vez Eddie fuese grande y fuerte, pero siempre le daba a Jack un beso de buenas noches, y de buenos días. Y nunca apagaba las luces hasta que Jack no le decía que podía.

-Sí -dijo Jack, y la habitación quedó a oscuras.

Por alguna razón, su padre pensaba que tenía miedo a la oscuridad, pero no era cierto. Claro, durante la noche ocurrían cosas malas, en la calle, estando solo. Pero esos días habían pasado. Además, siempre se había prometido a sí mismo que, si tenía algún lugar donde vivir, si alguna vez encontraba una familia, nunca volvería a tener miedo de la oscuridad.

Otro papá para Jack Dylan[Reddie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora