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—Ha sido un placer conocerla —dijo Richie poniéndose en pie.

—Me gustaría hablar con Jack —dijo la señorita McCaferty sin moverse de donde estaba.

—¿Ahora? —dijo Richie volviendo a sentarse.

—Habría hablado con él en la casa, pero tenía el pelo lleno de cereales.

—Ah, bien. Puedo pedir que venga, pero no durante mucho tiempo.

—Está bien.

Richie pulsó el botón del interfono.

—Laura, ¿puedes decirle a la señora Neville que envíe a Jack Kaspbrak al despacho?

—Supongo que no será un problema, dado que lo ha hecho cientos de veces antes —murmuró Laura.

Richie soltó el botón y le dirigió una sonrisa a McCaferty.

—Estará aquí enseguida.

El interfono sonó y Richie casi se cayó de la silla.

—Richie, tenemos un problema —dijo Laura.

—Siempre lo tenemos.

—Jack ha sido enviado al despacho —continuó Laura.

—Lo sé.

—Quiero decir hace media hora, pero no ha aparecido. Los de seguridad no lo han visto. Yo no lo he visto.¿Richie? —Laura respiró profundamente, dejando notar su pánico—. Nadie lo ha visto.

—Cierren las puertas. Que no entre ni salga nadie. Iremos sala por sala. Llama a la policía.

—De acuerdo. ¿Quieres que llame a Eddie?

—No —dijo Richie—. Yo lo haré.

Eddie había sido incapaz de estarse quieto desde la visita de la trabajadora social. Dio vueltas de un lado a otro farfullando, hasta que llamó a su hermana.

—Relájate —le dijo ella—. Necesitan mucho más que eso para llevarse al niño.

—Pensó que yo había pegado a Jack.

—Tienes testigos que pueden afirmar lo contrario.

—Pero es insultante.

—Les pagan para ser suspicaces, Eddie. Queremos que lo sean. ¿No es mejor que interroguen a los inocentes en vez de dejar libres a los culpables?

—Menuda abogada estás hecha —murmuró Eddie.

—Suerte que tienes.

Las palabras de su hermana lo tranquilizaron un poco, pero no le permitieron quedarse dentro sin hacer nada. Encendió el tractor con la intención de extender el estiércol por el campo.

En cuanto puso en marcha el motor, los perros comenzaron a ladrar. Querían ir con él y, dado que no se callarían a no ser que se lo permitieran, Eddie dejó el tractor en marcha y liberó a los seis perros y al cerdo, que aparentemente se creía un perro también. Observó a Wilbur y supo que no había nada que hacer con él una vez que se había juntado con los perros. Incluso Bill tenía una oveja llamada Ba que se creía un rottweiler. Protegía la casa y a sus habitantes, y se le daba bastante bien.

Una hora más tarde, la madre de Eddie apareció en el campo. Levantó una mano y él detuvo el tractor y se bajó.

—Han llamado de la escuela —anunció Sonia cuando se acercó a ella—. Jack se ha ido.

—¿Se ha ido adónde?

—Nadie lo sabe. Estaba allí, y luego no estaba. Richie quiere que... Eddie no esperó a oír lo que Richie quería. Salió corriendo.

Otro papá para Jack Dylan[Reddie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora