11

460 53 0
                                    

Jack regresó al juego, incluso aunque su padre le dijo que no tenía por qué hacerlo, y el señor Tozier parecía enfadado.

-Llévalo a casa, Eddie -ordenó. Jack negó con la cabeza.

-¿Qué tipo de blandengue deja de jugar después de haberse quedado sin aire?

-No sé -dijo Eddie-. ¿Qué tipo?

-No un Kaspbrak -dijo Jack chocando la palma con la de su padre.

Mientras Jack regresaba corriendo al campo, oyó cómo el señor Tozier decía:

-Los Kaspbrak están locos.

Su padre simplemente se rió.

Jack vio a sus abuelos, a sus tíos y a su prima llegar, pero había aprendido la lección y prestó atención al partido después de eso. Si volvían a placarlo, su padre lo obligaría a dejar de jugar. Y él quería jugar.

Tal vez fuese pequeño, pero era rápido y duro. Por primera vez en su vida, Jack era bueno en algo. Era parte de un equipo y, aunque aún no podía decir que los demás del equipo fuesen sus amigos, tenía la sensación de que pronto lo serían.

El equipo de Jack ganó y él corrió hacia su familia, decepcionándose al ver que el señor Tozier se había marchado.

-¿Adónde ha ido?

-¿Quién? -preguntó su padre.

-El señor Tozier.

-Tenía que trabajar, y nosotros tenemos que hablar.

-¿Por qué? -preguntó Jack, aunque ya lo sabía.

-Vamos a tomar hamburguesas y helado a Schully's para celebrarlo-dijo el abuelo.

-Nosotros no -dijo la tía Kim señalando a Zsa Zsa, que dormía.

-¿Ha visto algo del partido? -preguntó Jack tocándole la mano a su prima.

-¿No has oído cómo gritaba tu nombre?

-No.

-Entonces debes de ser el único-murmuró su tío Bill.

-Voy a comprarle un traje de animadora -decidió la tía Kim-. Con pompones.

-Oh, Dios -dijo Bill-. Ya estamos.

-¡Le encantará!

-También le encantaría jugar con cerillas, pero eso no significa que le compremos una caja.

La tía Kim le dio la espalda al tío Bill y le acarició la nariz a Jack.

-Plateado y azul, como tu uniforme. Estará monísima, ¿no crees?

-Claro -dijo él, aunque no estaba del todo seguro. Zsa Zsa podía ser mona, pero también podía ser un auténtico incordio.

-Hamburguesas y helado para cenar -anunció su padre-. Trato hecho.

-¡Sí! -Jack saltó y echó a correr hacia su abuela. Eddie lo agarró del jersey y dijo:

-Tú te vienes conmigo.

-Maldición.

Después de quitarse las protecciones, Jack se subió a la furgoneta y esperó el sermón. Su padre ni siquiera había salido del aparcamiento cuando empezó.

-He oído que has estado en el despacho del director todos los días esta semana.

-Sí.

-¿Por qué?

-Tal vez necesite que me cambien la medicación.

-No creo.

Jack miró por la ventanilla, preguntándose si podría aguantar hasta llegar a Schully's. Lo dudaba.

Otro papá para Jack Dylan[Reddie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora