Prólogo

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    "Los monstruos son reales y los fantasmas tambiénviven dentro de nosotros y algunas veces ellos ganan." Stephen King

Se dice que hace miles de años, Hades, el dios del inframundo, quedó asombrado por el alma de una mujer que llegó al inframundo. Esa mujer peleaba con uñas y dientes para salir ya que, según ella, fue enviada allí por error.

El dios tuvo curiosidad al ver que esa pequeña no dejaba de pelear con las demás almas errantes del lugar haciendo que estas no pudiesen cruzar al otro lado para lograr su descanso eterno, así que se le acercó y le preguntó.

  -¿En realidad deseas tanto irte de aquí?

La mujer se sorprendió al ver a otro ser en ese lugar que no fuera una persona deandulando sin razón como si no tuviera pensamientos propios.

  - ¿Acaso no es obvio?-  bufó enfadada la mujer despues de ser pisada por una persona que pasó de largo entre ellos.

Hades, al notar que no lograría que esa mujer se quedara le ofreció un trato. -¿Qué te parece si te propongo un trato? Te dejaré ir pero a cambio, deberás trabajar para mí por unos cuantos años.

-¿Y de cuantos años estamos hablando especificamente?- preguntó la muchacha con una mirada calculadora.

-Solo unos cuantos cientos de años, 200 como máximo- dijo Hades, haciendo un movimiento con su mano para restarle importancia.

-No cree que estaré muerta igualmente en ese tiempo- interrumpió la joven.

-Aún no terminaba de hablar- le acalló el dios- Tú saldrás de aquí, tendrás tu vida normalmente y cuando llegue tu tiempo vovlerás aquí y tus hijos son los que terminarán tu deuda.

Ella, quien había pensado que era una pésima idea, decidió aceptar el trato que en ese momento se le ofrecía.

-Bien, no esperaba menos- contestó Hades con una sonrisa -Tu trabajo consistirá en que todas las almas que veas rondando por ahí, tendrás que enviarlas conmigo. Y eso solo sucede cuando ya no tienen asuntos pendientes en la tierra; por lo que tu deber será ayudarlos a que terminen con esos "deberes incumplidos”.

-De acuerdo, una pregunta, ¿Cómo quieres que vea a estas "almas en pena" que esten "rondando" por ahí?- preguntó la joven, cruzandose los brazos a la vez aue lanzaba una mirada inquisitiva a Hades.

-Cierto, tu solo eres una mortal, veamos- dijo Hades al mismo tiempo que hacía aparecer en su mano una pequeña botella de cristal con un líquido rojizo en ella -ahora, quédate quieta – ordenó despues de chasquear los dedos. Haviendo que brotaran raíces negras del suelo, aferrando a la joven de pies y manos dejandola con la visión hacia arriba. Hades se le acercó a la mujer y le puso un par de gotas del extraño liquido en cada ojo. Ella sintió que sus ojos se derretian dentro de las cuencas oculares.

-Bien, ya está listo, por cierto ¿Cómo te llamas?- preguntó Hades después de hacer desaparecer las raíces y la botella. Al ver que ella no respondía le dijo. - No te preocupes, el dolor solo dura unos segundos, unos minutos si no te quedas quieta.

- Mi nombre es Minerva- contestó entrecortadamente luchando con las lagrimas que brotaban de sus ojos y que causaban aun mas dolor.

-De acuerdo Minerva, fue un gusto hacer un trato contigo, espero verte pronto- y con esto dicho un enorme agujero apareció debajo de ella. Instintivamente cerró los ojos al sentir una larga y profunda caída.

Al abrir los ojos vio que estaba en la tierra de nuevo, todo era como lo recordaba. Solo había un pequeño cambio, todo a su alrededor estaba rodeado por almas.

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