OO: Prólogo

5.2K 501 424
                                    

Duele. Aunque debo aparentar que no lo hace, claro que duele. Me lastima verlo a los ojos porque sé que no puedo tenerlo. Y me lamento, tanto, que murmuro en medio del silencio su nombre imaginando —y rogando— que él me llamase por el mío.

Soy un bastardo, insolente y asqueroso. Hombre sin pudor ni gloria que besa el fantasma de sus labios contra los míos, la injuria del esplendor absoluto. El fruto prohibido de mis deseos oscuros resumidos en un solo hombre.

—¿Valentino? —la voz me llamó y yo respondí.

—¿Qué pasa, Tomás?

Él me regaló una de esas sonrisas que sólo le regalas a unos pocos. Me estremecí ante eso, ese tipo de sonrisas, las suyas.

—¡Me voy a casar! —la emoción de sus palabras fueron fuertes, llenos de alegría.

—Eso es asombroso —hablé con ese tono apacible, que escondes cuando se te rompe algo por dentro, ignorando como te desgarra y arde.

—¡Lo sé! María por fin me ha dicho que sí. ¿Puedes creerlo? ¡María me ha dicho que sí!

—¿Y cuándo será la boda? —le pregunté, el sentimiento sin haberse ido aún.

Era asqueroso. Esa boca que he soñado incontables veces viajar por mi cuerpo.

—En pocos meses —dijo—, como cuatro.

Era repugnante. Esos ojos que te penetran en la memoria sin saber cómo ni dónde, pero que solo pasa, así sin más y sin explicación.

—¿Agosto?

Era inmoral. El sentimiento de quererlo, hasta de amarlo. Pero no era amor, era algo menos que eso, pero no sabía qué.

—Agosto, sí. No sé el día, pero conociéndola será el mismo día que el aniversario de sus padres —río suavemente.

Y hablamos más, un poco más antes de las diez y luego nos despedimos, prometiendo volvernos a ver. Él se había ido con ella, y yo otra vez me quedaba solo. La casa con su ausencia se sentía vacía, repleta de fantasmas. Y para callarlos  saqué del refrigerador unas cuantas cervezas y me ahogué en mis pecados.

Después de eso, no recuerdo más de aquella noche. A veces me obligo a imaginar que nunca pasó, y que simplemente fue un mal sueño.

Cenizas de un hombre muertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora