Capitulo 8

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Alex y yo nos quedamos mirando a la vieja detenidamente porque:

1) Teníamos miedo a que tipo de "Castigo" nos dé la vieja.

2) La bruja estaba lo suficientemente loca como para hacernos limpiar una chimenea mientras que esté prendida.

3) Le tenemos miedo a la bruja en sí y punto.

Ella seguía sonriendo pero nosotros definitivamente no...

- Cual es su maravilloso castigo? Ironizó el castaño.

- Tendrán que ser los cocineros de la fiesta del solsticio de Invierno.

- QUE!? Exclamé yo, pero Alex parecía entusiasmado...

-¡¡ Siempre quise cocinar en una fiesta importante!! Dijo él los conojos brillando de emoción como un nene que acaba de abrir su regalo de navidad.

- No se emocione tanto Sthephen... Al tener que cocinar para todos sus compañeros el 20 de Junio hasta el 21 a la medianoche ustedes no podrán participar a la fiesta como los demás.

Anunció sonriendo maleficamente como suele hacer. No tiene mejor apodo que bruja esta vieja, falta que se ría con una carcajada diabólica y ya estamos para salir corriendo de esta habitación...

Apenas terminó de hablar, a Alex se le borró toda su emoción por completo.

- Pero...-- Interrumpí yo -- Falta casi un mes para eso...

La vieja asintió y anunció con alegría:

- Ahh si, casi me olvidaba... Hasta esperar el 20 de Junio ustedes son el nuevo personal de limpieza.

- QUE!? Gritamos los dos al unísono

- No podemos limpiar, si quiere le plancho la ropa... pero... ¿LIMPIAR? ¡NO POR FAVOR!

Se defendió Alex cuando yo continué:

- Si, por favor señora Winkler no podemos limpiar!

La joven cocinera que seguía en el pie de la puerta remarcó:

- Ellos tienen razón... Tienen que estudiar y...

- No me interrumpas Francisca. Los quiero mañana en el comedor a las 6:30.

Impuso Maléfica Alias Winkler...

- Peero...

- Sin "Peros" Stephen.

Nos empujó hacía la puerta con Francisca y nos dejo afuera despidiéndose con un amable portazo casi en nuestras caras.

- Que Simpática la señora Winkler... Dije entre dientes ironizando

- ¡Todo es TU culpa!

-¡Perdón? Me defendí

- Si! Mira mi pelo! Se llevó las manos a la cabeza.

- No es para tanto, Stephen. Yo tengo un pantalón que lavar.

- ¡Si pero los pantalones no se llevan en la cabeza! Insistió Alex.

rodé los ojos y abrí la puerta de nuestra aula de golpe.

Todos nuestros compañeros se dieron vuelta a mirarnos.

Vi a la profesora de biología y entendí que tardamos bastante tiempo en dirección.

Alex se sentó en su lugar como si nada, y volvió a ignorarme como de costumbre...

Suspiré, porque quisiera que el Alex de hace unos años vuelva a aparecer, ese Alex que se moría porque le hable, ese Alex que me dedicaba sus canciones románticas más lindas,ese que... me amaba, por así decirlo.

For LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora