CAPITULO VII

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Estornudó por centésima vez en lo que iba del día

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Estornudó por centésima vez en lo que iba del día. La Natasha Romanoff badass que pateaba traseros, había quedado reducida a un gran resfriado... tal como había predicho Steve.

Y este se había dedicado a atenderla en sus peores días; bajó su fiebre con baños, le ayudó a sostener su cabello cuando pasó horas abrazada al escusado. También le preparó consomé de pollo y verduras para hacer sentir mejor a su estómago.

Tony deseaba estar cerca, para mimar a su pelirroja favorita, pero para su desgracia se encontraba al otro lado del mundo, cumpliendo con sus deberes hacia la empresa familiar.

Había hecho todo para evitar encontrarse en la necesidad de viajar largas distancias, pero Pepper se había rehusado a asistir a la reunion con las personas interesadas en hacer una alianza comercial con Stark Industries. Ella sabía que de estar en la ciudad, Tony pasaría todos los días posibles al lado de Natasha, así que prefería mantenerlo muy lejos de esa pelirroja promiscua, aunque significara que también lo estaría de ella.

Luego de estar a la deriva en el espacio por días, que parecieron años, Tony había desarrollado una nueva fobia a los lugares sobre más de 36,000 pies de altura, pero haciendo acopio de toda su valentía, se enfrentó a su miedo más grande.

Natasha había mantenido comunicación con él durante gran parte del viaje para hacerlo sentir más tranquilo y hacerle olvidar que estaba volando. Incluso Steve había hablado con el un buen rato para distraerle, contándole lo mal que se estaba portando Natasha al no querer tomar su medicamento ni comer todo de su plato.

Después de tres semanas, solo se había sentido un poco mejor, pero de ninguna manera aceptaría acudir con el médico, ella odiaba los hospitales y a no ser de estar muriendo, ella no pisaba esos lugares. El solo aroma a sanitizante y sala de espera, le hacían sentir los pelos de punta.

Extrañaba demasiado a Tony y tenía la impresión de que era lo único que le faltaba para sentirse completa. Tener a sus dos amores a su alrededor le hacía olvidarse del dolor de sus lesiones más letales, una tonta gripe con más razón.

El castaño quería conmemorar su primera navidad como una familia con una fiesta al estilo Stark, pero Nat le había cortado las alas aún antes de extenderlas. No podían arriesgarse a pasar demasiado tiempo en el mismo lugar los tres y ser descubiertos por sus amigos más cercanos.

Estaba segura que nadie entendería esa clase de amor y no estaba dispuesta a escuchar opiniones... ella amaba con todo su corazón a Steve y Tony, era lo único que le importaba.

—Eres tan apuesto... no puedo creer que te tenga en mi cama, cuando podrías estar con quien tu quisieras Steve.

Natasha despertó luego de una siesta reparadora y pasó algunos minutos solo repasando las perfectas facciones del rubio, que estaba enfrascado en su lectura. Él volteó y solo dejó un beso sobre su coronilla y peinó sus rizos pelirrojos con sus dedos.

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