Despedir a un Guerrero.

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Recordé  aquella vez  dónde  hubo una pelea y el tenía que salir perdiendo gracias a mi culpa, el estaba metido en esto por mi, el reveló su naturaleza por mi, estaba todo el en la moerda por mi, pero el me lo dijo una vez, si ese es el precio que debo de pagar por tenerte a mi lado y haberte conocido, es un precio razonable. Antes, estábamos en peligro los dos, y ambos nos salvamos, pero esta ocasión todo era diferente, era el o yo, y lamentablemente  yo no era la persona más empática del mundo, si no la más egoísta, por saciar mi sed de venganza y de hambre, maté a mi madre, por no querer estar sola toda la eternidad maté  a mi pequeño hermano, condenandolo y por no perder a Antón  lo convertí  ganándome  por un tiempo su desprecio.  Yo era así, incluso desde humana, ser egoísta  era mi don, y ahora tengo que renunciar quizá a eso por el ser que más amo en este planeta, y estoy segura que si hubiera más aún sería al que más amara. Pero por otro lado, le tengo pavor a el infierno, o purgatorio, valloleth  estuvo ahí  y si ella prefiere estar en la tierra huyendo y sufriendo a que estar en el purgatorio, entonces supongo que debe ser un lugar lo bastante malo.
Aún no entiendo porque conmigo, porque no simplemente se disfraza de otra persona, o mata a alguien más, pero no. Decidió joderme de nuevo a mi, ahora que ya todo era perfecto, paso una vez más mi mano por su mejilla que esta cálida, notó  como tiene un poco de crecimiento de barba, me toco verlo siendo un adolescente con sueños y aspiraciones, y ahora el es líder  de una manda, es el alpha...
Y quizá si destino es mucho más interesante que el que pueda llegar a tener yo, quizá el encuentra a alguien, no estaría solo por siempre, el hará historia con su linaje.

Escuchó  los pasos de valloleth, se que está  detrás de mi, miró una vez más  a Antón.

- Ey, Barbie  siniestra, tienes que elegir, se ha acabado  el tiempo, querida.- la escuché,  me gore lentamente y me reincorpore.

- Sabes que al final de cuentas, haré  lo que digas, pero porfavor, quiero despedirme de el.- le suplique tratando de contener las lágrimas.
Ella me miró  sería, sin emoción alguna, de repente una mujer muy hermosa de facciones  latinas salió de entre los árboles, sabía que ambas se conocían pues ninguna se alarmó  al notar la presencia  de la otra.

- Hermana, no disponemos de  mucho tiempo, velkan está  con Kenway, esperándonos en Suiza.- habló  la melodiosa voz de aquella mujer.

Valloleth la miró  y asintió.

- Tendrás un par de minutos.- me dijo a mi, soltera un par de lágrimas cuando supe que dejaría despedirme de el amor de mi vida.
Ella hizo un movimiento con su mano, y de esta salió una especie de luz,  una luz blanca que me dejó cegada un par de segundos.

Ella ya no se encontraba ahí, pero escuché como Antón se despertó.

Limpie mis lágrimas antes de verlo.

-¿ qué demonios ha pasado?.- dijo alterado y confundido mientras se levantaba, me acerqué a él con un inmenso pesar, pero una sonrisa se formó inevitablemente  al verlo así, despeinado.

- Mira como estás. - le dije mientras peinaba su cabello y lo guiaba a sentarse junto a mi en el pasto. Saber que estos eran mis últimos minutos me ponía sumamente  triste y nerviosa.

- Donde esta v..-

- Ha ocurrido algo, y lo único  que deseo es que tengamos un pequeño momento feliz.- le menciono tratando de no romperme, el rostro de mi Antón  muestra desconcierto pero poco a poco entiende mis palabras.

-Por favor! ...no.- me suplica. Yo le sonrio tiernamente.
Me acurrucado junto a su tenso cuerpo y cierro un instante los ojos.

- Te he fallado muchas veces, está  será  la excepción, he decidido morir, Antón  y no intentes nada, porque entonces mi muerte será en vano.- todo esto se lo dije sin mirarlo, no quería ver su dolor.

Johanna, para siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora