El Comienzo Del Fin

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Clary daba vueltas por toda la sala de espera empezando a frustrar al pobre Max que quería que la peliroja se quedara clavada al suelo aunque fuera con tal de que se estuviera quieta aunque fuera por solo cinco minutos.

Pero la pobre chica no podía mantener la calma, llevaba toda la noche sentada en esas malditas sillas frías inhalando el olor a desinfectante del hospital y más aparte tenía como dos litros de cafeína en su sistema para poder mantenerse despierta. Luego de que les dijeran que Alec y Magnus saldrían en cualquier momento gracias a que habían pasado bien la noche todos empezaban a impacientarse por verlos.

-¿Cuánto mas pueden demorarse? No es como que les falte la mitad del cuerpo- dijo Simon exasperado ganándose que todos lo miraran de mala manera.- Es la verdad, y además yo ya necesito ver a mi mejor amigo, a este paso me congelare en esta sala de espera y ese loco seguirá gozando de sus cobijas en su cómoda cama de hospital- espeto provocando que pareciera un infante haciendo berrinche. Jace solo sonrio divertido.

-Y si quiero te hago esperar una semana más, cariño- contesto Magnus que iba ayudando a Alec que peleaba con las estorbosas muletas pues había preferido eso a salir en una silla de ruedas.

-¡Oh por Dios!- exclamó Sally levantándose de golpe de la silla para acudir a donde estaban sus niños.

-Alec, Mags, por Raziel están bien- dijo Jace casi al borde de las lagrimas. Habia visto a su casi hermano hace varias horas, pero había una gran diferencia entre verlo inconciente y verlo caminando y maldeciendo a todo.

-Denme un momento por favor porque estas malditas cosas se me encajan en las axilas y me estorban- contesto Alec, ganándose que todos rieran de nerviosismo, no podían creer que su renegon muchacho estuviera bien y su esposo igual.

-Hay que apresurarnos al auto para ir a la casa, estoy harto de estar en este maldito hospital- dijo Robert ayudando a su hijo para que su yerno no cargara con todo el peso de su obeso marido.

Clary apenas vio que su amigo estaba cómodamente sentado en el asiento trasero de la camioneta de su padre no dudo en lanzarse a abrazarlo y llorar sobre él pero sin lastimarlo.

-Gideon, nos asustaron demasiado.....creímos... yo creí que tu.....- sus sollozos apenas eran entendibles por lo amortiguado que sonaban contra el pecho del ojiazul.

Alexander solo le acaricio el rizado y revuelto cabello rojo mientras sonreía conmovido por su mejor amiga.

-Tranquila zanahoria, estoy bien- susurro contra su revuelto cabello. Tomó la mano de Magnus y le dio un ligero apretón al cual el moreno le sonrió - Estamos bien- se corrigió perdiéndose en la mirada verde jade de su esposo.

Pará cuando llegaron a la mansión Lightwood, Jace y los demás ya estaban ahí esperándolos.

Más sin embargo sus expresiones no eran las mismas que cuando habían salido todos del hospital.

Alec enseguida noto eso y cuando vio a Asmodeus con expresión de preocupación su curiosidad fue en aumento. Pero no podía quitarse a la pelirroja de encima y tampoco podía caminar rápido.

Todo lo vio desde el auto.

Robert bajó del carro y se acercó al padre de su yerno preguntando que había pasado. Asmodeus sólo negó con la cabeza, Alec no podía entender muy bien que decía pero la manera en que su padre se estremeció y se dejó caer de rodilla a media entrada de la casa hizo que empezará a saber por donde iba todo.

-¿Alec? - lo llamó Magnus, que estaba en la misma incertidumbre que él - ¿Qué pasa? - le preguntó y él ojiazul no supo qué responder.

-Clary ¿podrías....? Genial, se durmió bien hecho Zanahoria- dijo al ver a la pequeña muchacha durmiendo plácidamente en su pecho. Magnus sonrió conmovido hasta que vio el auto de su hermana estacionarse con premura junto a la suburban de su suegro.

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⏰ Última actualización: Dec 12, 2019 ⏰

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