Capítulo 15-Volver a la rutina

98 41 44
                                    


Estoy haciendo desayunos como cada mañana, ya casi llevo un mes aquí y se me ha pasado volando. Estoy muy contento, porque estoy incrementando las propinas poco a poco. El banco me ha llamado la semana pasada, para decirme que por fin me dan el préstamo, así que mañana, Dalia empezará el tratamiento. Estoy muy feliz por ella, porque parece que le va bien en el instituto, de hecho, ya tiene muchos amigos, por lo que me cuenta. La vuelvo a ver feliz, después de la tormenta y eso es lo que importa.


Benito ha venido a verme está mañana y me ha dicho que Alberto, el otro camarero, probablemente se reincorpore para la semana que viene, gracias a los masajes y la rehabilitación, porque se encuentra mucho mejor. Yo llevo todo el día callado, porque ya me había habituado a este entorno de vida y me hecho a la idea de que me quedaría algún tiempo más. Hasta venía a abrir todas las mañanas super contento. Pero, por otro lado, en el fondo, sabía que sería temporal, así que le he dado las gracias a mi jefe y he seguido con mi trabajo.


Me paso la mañana sirviendo desayunos, en nada, me tocará mis diez minutos de descanso, porque la gente ya empieza a aminorar. Me quito el mandil y lo dejo encima de la barra, para ir a prepararme un café. Hoy me vendrá bien para espabilar, porque no he dormido nada, pensando en cierta mujer.


Voy a ir hacia la zona del almacén, cuando escucho como una voz femenina, me llama.


-Hola, Dani, ¿estás ocupado? -dice ella.


Me giro para ver quién reclama mi presencia y no puedo creerlo. Dulce está ante mí, casi un mes después de nuestra última conversación.


-¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabías dónde trabajaba Señorita Ferrer? -digo cabreado.


-Tranquilo. Te lo explicaré. ¿Tienes un momento? -dice ella, con cara seria.


-Está bien. Te doy diez minutos, que son los que tengo para el café, ni un minuto más-suelto conciso.


-Serán más que suficientes, para lo que te tengo que decir.


Me siento en una de las mesas desocupadas, para poder tomar mi café y Dulce, me sigue.


-Antes de nada, quiero pedirte disculpas por cómo me comporté contigo, el último día que estuvimos juntos. Estaba desbordada por todos los últimos acontecimientos y veía que la empresa, se me iba entre los dedos, sin poder hacer nada-cuenta Dulce, arrepentida.


-No pasa nada. Ahora ya no importa, porque gracias a Dios, he podido conseguir mi antiguo trabajo. Pero no me has respondido. ¿Cómo sabías que estaba aquí? -digo ofuscado.


-No te enfades, pero te he estado siguiendo durante algunos días. Me sentía tan mal, que quería compensarte, pero no sabía cómo hacerlo. Así que, un día por casualidad te vi abriendo el bar y además he descubierto algunas cosas muy reveladoras ¿Por qué no me has contado que tenías una hija? -explica ella sonriendo.


Yo me quedo pálido en el momento, al sentirme descubierto. Seguro que era la persona que vi días atrás, cuando estuve con Dalia, de compras. Ahora me encaja todo, pero eso no quiere decir que aún no siga cabreado, por espiarme y por tratarme como lo ha hecho, y le contesto.


-Tendré que tener más cuidado la próxima vez y vigilar mis espaldas, para que nadie me siga. Y por cierto, no es mi hija, sino mi hermana. Yo no tengo hijos-suelto alterado.


-Está bien, te creo, aunque no tengáis mucho parecido. Quería ofrecerte otro trabajo, por si consideras la opción-dice con cautela.


Estoy pensando en rechazar su oferta, pero no dejo de pensar en las palabras que me ha dicho Benito, antes. Tengo que buscar otro trabajo pronto, porque no podré seguir pagando el préstamo y Dalia, se quedará sin tratamiento y eso no lo puedo permitir. Por muy mal que me parezca lo que me hizo, tendré que darle la oportunidad de poder expresarse y saber lo que me va a ofrecer. La tendré que escuchar, por si vale la pena arriesgarme de nuevo junto a ella.

Dulce milagro(Incompleta)A La Venta En Amazon!!Ganadora Del Tercer Lugar !!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora