Capítulo 17-Nuevo comienzo

91 38 33
                                    

Dalia ha decidido ir a dar un paseo con sus nuevos amigos. Me alegro mucho que empiece a hacer amistades. Aunque no me ha gustado nada, que me haya hablado así, delante de Claudia. Tendré que hablar con ella esta noche.
Claudia, se ha marchado en cuanto se ha ido Dalia, alegando que tenía que hacer unas cosas en el hospital, pero yo creo que fue por la reacción que tuvo mi hermana al verla. Tendré que pedirle perdón en cuanto sepa sus motivos.
Cuando llega Dalia, y estamos cenando, le pregunto cómo le ha ido y ella se muestra contenta, porque dice que lo ha pasado muy bien.
—Tengo que hacerte una pregunta Dalia, y quiero que me respondas con sinceridad ¿Por qué te has comportado hoy así, con Claudia? ¿A qué ha venido eso? —suelto irritado.
—¿De verdad que no lo ves? He visto cómo te comía con los ojos, mientras almorzábamos. Me da rabia que venga aquí, como una Diosa, después de lo que te hizo. Se ha comportado como si no pasase nada y algo me dice que lo pasaste muy mal, después de su marcha. Yo no lo pude apreciar, porque aún era muy pequeña, pero sé por la mirada tan intensa que has puesto al ver esa foto que tenéis juntos, que has sufrido por su ausencia. No quiero que te vuelvan a hacer daño, porque ya has sufrido bastante ¿No crees? —pregunta irónica. —Y no lo harán, mientras yo esté a tu lado. Por culpa de mi enfermedad sé que lo estarás pasando mal, sobre todo económicamente—dice derramando una lágrima.
Yo me quedo desconcertado, por semejante, revelación. Se está preocupando por mí y por eso ha reaccionado de esa manera.
—Tienes que quedarte tranquila. A Claudia, la quiero como a una amiga. Después de tantos años, no creo que volvamos a estar juntos. Han pasado muchas cosas y nuestro momento ha pasado. Solo le tengo ese cariño que ha vuelto cuando la he visto tropezarse conmigo en la calle. Nada más.
Dalia parece que se queda más tranquila y me da un abrazo.
—Por cierto, ¿cuándo podré conocer a tu jefa? Me gustaría ir un día a la revista —dice esperanzada.
De eso tengo que hablarte. Te pido perdón por anticipado, por lo que te voy a contar. Sé que no he debido de haberlo hecho, pero no hay vuelta atrás, aunque imagino que te gustará lo que viene después—digo sonriendo.
—Habla. Ahora no me dejes así—dice Dalia impaciente.
—Mi antigua jefa, me ha echado de la revista, después de haberme ido casi sin avisar, el día que te hospitalizaron. La he dejado tirada con un asunto pendiente entre manos. Después de quedar en la calle, me he visto obligado a regresar al punto de partida, pidiéndole trabajo a mi antiguo jefe Benito, para volver a trabajar en el bar.
—¡Pero Dani!, si a ti no se te daba bien ser camarero. ¿Cómo has vuelto a ese bar, con la poca experiencia que tenías? —pregunta Dalia, preocupada.
—No me interrumpas y déjame terminar, sino no sabrás la verdadera razón, de por qué lo hice.
Le he pedido trabajo, porque tuve que pedir un préstamo al banco, para que empezases cuanto antes el tratamiento ¡Sí, sé lo que estarás pensando! El tratamiento tiene un precio, que no te lo pienso decir. Solo debes prometerme, que lo realizarás y lo acabarás cueste lo que cueste—digo alterado.
—Dani, no puedo permitir que hipoteques tu vida por mi causa. No sería justo—dice apenada.
—De eso no te preocupes. En menos de una semana estaré fuera del bar, porque estoy sustituyendo una baja, pero mi antigua jefa ha venido por allí y me ha ofrecido otro puesto de trabajo, en una nueva revista que ella misma fundó—digo contento.
—Está bien, lo prometo—asiente tras lo que le he dicho— ¡Cuánto me alegro de oír eso! ¿Le dirías que sí entonces? —pregunta Dalia, curiosa por la propuesta de Dulce.
—Aun no le he contestado. He pensado en hacerlo mañana, así la hago sufrir un poco, por cómo me ha tratado—digo sonriendo.
—¡Pero serás! —exclama Dalia, tirándome un cojín a la cara, mientras también se ríe.
—Llámala cuanto antes, no vaya a ser que se vaya a arrepentir de haberte dado el trabajo, zoquete—suelta mi hermana riendo, mientras se refugia en su habitación.
Lo hace por el típico batallón de cosquillas, a la que la tengo acostumbrada últimamente. Yo corro detrás de ella y después de jugar un poco, me voy para mi habitación. Tengo que dormir y mañana será otro día.
                           
                              ******

Ha amanecido y ya es un nuevo día. Hoy me preparo para ir a trabajar, con mis vaqueros oscuros. Estoy más contento de lo normal, porque sin querer, tengo otra oferta de trabajo encima de la mesa. Por otra parte, Dalia, empieza hoy su ansiado tratamiento y espero que lo acepte bien. Anhelo que no tenga muchos efectos secundarios, para que no deje de ir a clase, sobre todo, ahora que empieza a sonreír de nuevo.
Abro el local, como cada mañana y me sorprendo que a los pocos minutos, veo aparecer a Claudia allí. Supongo que ha venido a desayunar, ahora que sabe que trabajo aquí antes de ir al hospital.
—Buenos días preciosa. Antes de nada, perdona por el comportamiento que tuvo mi hermana ayer. Es lo que tiene, contar con una persona que se preocupa por ti—digo disculpándola.
—No te preocupes por eso, en parte tiene razón. Me he inmiscuido en vuestra vida sin querer y ella supo ponerme en mi lugar. No volverá a pasar. Y ahora sí me hace usted el favor, de ponerme un café con leche y una tostada buen hombre—dice sonriendo, mientras me mira intensamente.
—Será un placer —digo poniéndome manos a la obra.
Después de servirle el desayuno no echa ni diez minutos y se va, dejándome el contenido de la cuenta en su mesa, junto con su número. ¡Guau! Menuda racha. Ya llevo tres. Menos mal que de momento no quiero nada serio, pero el día que lo deseé, ya tengo a tres posibles candidatas.
La mañana pasa rápido, sin ningún incidente. Alberto, se reincorpora pasado mañana, según lo que he escuchado. Ha venido a buscar las llaves, ya que será él, el que pase a abrir.
Solo me queda una hora para que acabe mi turno. Estoy mirando el reloj, cuando veo entrar a Dulce por la puerta, con gafas de sol. Está preciosa con esa ropa desenfadada. Lleva puesto unos vaqueros rotos y una blusa blanca, que deja ver parte de sus atributos. Me quedo embobado viéndola, pero reacciono, cuando escucho.
—¿Has pensado en la oferta que te he hecho ayer?—dice contenta.
—Si, lo he pensado. Tenía pensado llamarte hoy por la tarde. Acepto tu propuesta, pero déjame decirte que esta será la definitiva. Una mala acción por tu parte y jamás me verás el pelo—digo todo lo serio que puedo, porque me está poniendo nervioso con sus miradas.
—Ya te he dicho, que lo siento. Te diría que no volverá a ocurrir, pero sabes bien el carácter que tengo y que me es tan difícil de dominar.
—Si, lo sé ¡no me lo recuerdes! Espero, que esta vez trates mejor a tus empleados y con el respeto que merecen y eso me incluye a mí —digo alterado.
—Prometo que lo intentaré. Pero también quiero saber una cosa, si me lo permites. El día que te marchaste así de la revista, sin dar explicaciones, dejándome allí sola a los leones, tuvo algo que ver con tu hermana, ¿verdad? —pregunta Dulce, deseosa de saber la verdad.
—Sí, no vas mal encaminada. Ella era la razón —digo comedido.
—¿Y por qué no me lo dijiste? ¿Yo te había ayudado y no te hubiera tratado como lo hice? —dice apenada.
—Mis asuntos, son solo míos y que no le interesan a nadie. Además, tú crees que con la que tenías allí montada, con tu familia, te ibas a parar, para ayudarme—digo cogiendo la bandeja, para seguir recogiendo las mesas que han quedado vacías.
—Tienes razón. Pero estoy segura que algo haría y eso incluye el no haberte despedido—dice atenta a lo que estoy haciendo.
—En dos días podré empezar, si te parece. Ya me darás la nueva dirección, para dar con el sitio. Luego allí ya hablaremos de las condiciones—digo resuelto, después de unos minutos.
—Te mandaré mi ubicación por WhatsApp, cuando esté en la revista. ¡Cuídate! ¡Ah! Y otra cosa. Ahora ya no tendrás que venir tan formal. Solo si quieres. Aunque te vendría bien, ahora qué vas a ser director adjunto—dice picarona, mientras se termina su café y se levanta.
Yo me quedo embobado viéndola con una sonrisa, mientras cruza la calle, para luego perderse entre la multitud.

Dulce milagro(Incompleta)A La Venta En Amazon!!Ganadora Del Tercer Lugar !!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora