Una mañana un poco agitada

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— Mis queridos alumnos, me temo que es momento para que cada uno regrese a sus respectivos dormitorios, ahora adultos y viajeros por favor sigan al señor Potter.

— ¿Qué señor Potter? — preguntaron al unísono los cuatro.

— James Sirius — respondió el profesor Dumbledore con un toque de diversión.

Dicho eso todos los alumnos se pusieron de pie y se dirigieron a la salida.

— ¿No entiendo por qué tenemos que seguirte a ti?

— ¿Por qué no? Soy fabuloso — dijo James S. orgulloso de sí mismo — Incluso Dumbledore lo sabe.

— Creo que el solamente pensaba que serias capaz de guiarnos.

— Lo soy, ahora síganme y en silencio por favor.

Una vez en el séptimo piso James S. se detuvo frente a una pared vacía.

— Muy bien ¿Y ahora? ¿Te perdiste?

— No Molly, cállate, tengo que pensar — dijo poniendo mala cara para después pararse frente a la pared y pasar tres veces delante de la misma hasta que una puerta apareció dejando a la mayoría sorprendidos — Bienvenidos a la sala de Menesteres — dijo mientras abría la puerta de la sala dejando ver el enorme interior.

La sala dejaba ver una pequeña sala de estar a la entrada, seguida de varias puertas al fondo, cada una de las puertas tenía una placa con el nombre de cada uno, los dormitorios de los que aún no se presentaban tenían la primera letra de su nombre escrita con el color de su casa.

— Vaya, pensaste en todo.

— Por más tentador que sea quedarse a discutir los eventos del día, mañana será un largo día y hay que descansar — dijo Molly mandando a todos a sus habitaciones.


Una vez entrada la noche, en el silencio de la pequeña sala, se encontraba un grupo conformado por cuatro traviesos estudiantes.

— Bien, yo digo que nos pongamos la capa y salgamos de aquí antes de que alguien nos escuche.

— Te seguimos James — dijeron los otros tres mientras se metían bajo la capa de invisibilidad y salían de la sala.

Una vez llegando a su destino, que era un pasadizo secreto, se metieron todos en el y se quitaron la capa.

— ¿Lunática tienes una idea?

— Bueno, ustedes mencionaron como todos en esta generación y en la pasada son demasiado orgullosos, podemos poner un hechizo en la entrada del comedor para que queden pintados del color de la casa que más odian — la diversión era evidente en su voz mientras hablaba.

— ¿Qué estamos esperando? — pregunto Louis sacando su varita.

— Canuto y Lunática ustedes vigilen mientras Colagusano y yo ponemos en el hechizo.

Sin decir palabra se echaron la capa encima y salieron del pasadizo dispuestos a completar su misión.

Cuando llegaron al gran comedor, Lily y Fred empezaron a vigilar mientras los otros dos preparaban todo para la mañana siguiente. Una vez que todo estuvo listo, se volvieron a poner la capa y se dirigieron a la sala de menesteres, una vez ahí cada uno se dirigió a su cuarto, como si nada hubiera pasado.


Al mismo tiempo que la broma estaba siendo plantada otro grupo de amigos había salido en la búsqueda de respuestas y su primera parada había sido la entrada a la sala común de Gryffindor.

— Buenas noches querida dama — dijo James saliendo de la capa provocando que la Dama Gorda pegara un terrible grito.

— ¡Por Merlín! ¿Qué está pasando? ¿Cómo es que ustedes están aquí? Y no parecen fantasmas.

Sin dejar de hablar la Dama Gorda se fue alejando de los chicos hasta dejar su cuadro vacío.

— ¿Qué fue eso? — pregunto Sirius preocupado.

— No somos de esta época, es claro que se iba a asustar — respondió Remus exasperado.

— Menciono algo sobre fantasmas — dijo James sintiendo un nudo en la garganta — Ustedes están aquí ¿Eso quiere decir que regresar como fantasma es una posibilidad para mí?

— No lo sabemos, tenemos que buscar más — dijo Remus echando la capa sobre ellos.

Los tres se dirigieron a un pasillo muy lejos de ahí y se quitaron la capa.

— Lo mejor será regresar a la sala de menesteres.

— Pero Remus no hemos averiguado ni una cosa — replico James perdiendo la paciencia.

— No creo que estemos listos para lo que podemos descubrir.

Dicho eso se tomó por terminada la conversación y regresaron a sus cuartos sin ni siquiera preocuparse por ponerse la capa.


Unos metros más lejos de donde los tres chicos habían estado el llamado trio de oro hacia su camino directo a la torre de astronomía en profundo silencio.

— Nunca había notado lo pacifico que es aquí arriba — dijo Harry mientras se recargaba en el barandal.

— Y tenemos mucho que pensar.

— ¿Les importaría pensar en voz alta? — pregunto Ron dándoles la espalda.

— ¿Qué es lo que quieres que digamos? — cuestiono Harry volteando a verlo.

— Algo que me ayude a entender lo que está pasando.

— No creo que alguien entienda Ron — dijo Hermione acercándose a él — Hay mucho que aún no entendemos.

— No nos queda más que esperar — dijo Harry cerrando los ojos.

Se quedaron unos minutos más antes de decidir que era hora de regresar a la sala de menesteres.


El amanecer fue un desastre, con tantas personas en un mismo lugar, no hubo ni un solo segundo de paz y todos estaban terriblemente tarde, mientras iban bajando se podían escuchar gritos que provenían de del gran comedor asustando al grupo, provocando que entraran corriendo y al momento de cruzar la puerta una gran nube de humo los cubrió a todos.

— ¡¿Qué está pasando?!

— ¡Por Merlín James eres verde!

— ¿Qué?

Una vez que el humo hubo desaparecido todos pudieron ver que estaban pintados de colores, con excepción de maestros, todos los del futuro y Lily Evans.

— ¡Calma! — grito el profesor Dumbledore — parece que hemos sido víctimas de una broma.

— ¿Y puede retirar el hechizo? — pregunto Molly Weasley que estaba ligeramente menos verde en comparación con otros.

— Veremos qué puedo hacer — dijo agitando su varita, sin que nada cambiara, pero provocando que un papelito apareciera en su mano — "Queridos alumnos de Hogwarts, queremos informarles que en estos momentos se encuentran pintados del color de la casa que más odian y nada lo puede retirar, a menos que el odio disminuya, porque también están pintados por intensidad, o que el día acabe, disfruten de su día" — leyó el profesor en voz alta.

— ¿Por qué ustedes no están pintados? — pregunto un chico a los del futuro.

— Ya lo escucharon, nosotros no odiamos a ninguna casa — respondió James aguantando la risa.

— Bueno, han escuchado, será mejor que empezamos el desayuno — dijo mientras las comida aparecía y todos tomaban asiento.

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⏰ Última actualización: Dec 05, 2019 ⏰

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