Capitulo 2: Samuel

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P.O.V RUBÉN

Me encontraba en el bosque, estaba en un claro que estaba en lo profundo del bosque, mi padre me llevaba ahí todo el tiempo y yo iba cada vez que necesitaba soledad y paz, pero no era el mismo claro que conocí toda mi vida , tenía algo siniestro, diferente, no había personas ni civilización cerca, el claro estaba forrado de un pasto cortado al ras y un riachuelo que pasaba por ahí, era de verdad un lugar hermoso pero por alguna razón se veía más lúgubre, se sentía como un lugar de exhibición dónde la única pieza era yo, un lugar dónde me mostraban y luchaba para ver quién se quedaba conmigo, me sentía como una presa, acechado por algo, algo que no era humano, algo más oscuro que me deseaba y anhelaba tenerme. Las ramas crujían al rededor de mí, sudaba frío y tenía miedo, veía sombras moviéndose con tal rapidez que eran casi imperceptibles para el ojo, el olor a musgo y humedad me llenaban la nariz y no me dejaban respirar, me tenían ahogado. Ciervos y conejos corrían del lugar, aves salían volando asustadas, todos mantenían su distancia del claro. Escuchaba susurros, escuchaba mi nombre con diferentes voces hasta que todo fue silencio, ni un sonido se encontraba en el bosque, ya no había pasos, ramas rompiéndose o pasos de animales, ni siquiera el riachuelo sonaba más, todo era silencio; mi respiración era lo único que escuchaba, poco a poco el sonido del aire entrando y saliendo de mis pulmones fue despareciendo, mis oídos sintieron la presencia de algo que se acercaba por detrás y  un brinco de susto fue provocado por unos brazos grandes que me abrazaban por detrás, la respiración de lo que me tenía cautivo me erizaba los vellos de la nuca y las manos color carbón me tenían preso, su rostro se acercó a mi oreja y comenzó a decir mi nombre con una voz profunda. Notaba que lo que me tenía entre sus brazos era notoriamente más grande que yo, sentía como su cuerpos e encorvaba para poder llegar a mi oreja y como sus piernas estaban ligeramente dobladas para estar más a mi altura. Cada vez sentía más firme su agarre, apretaba más y cada vez más hasta que el aire de mis pulmones salió por completo. Todo comenzó a temblar mientras oía mi nombre, y la oscuridad llenó el escenario hasta que una luz me regresó a la realidad.

 -Rubén, ¿estás bien, tuviste una pesadilla?, estás sudando mucho, es hora de despertar, recuerda que empezó tu último semestre, ¿acaso no quieres ser abogado?- dijo mi madre moviéndome, al ver que me había despertado se levantó y salió de mi habitación. Ya es mi último semestre antes de graduarme de la universidad, son los últimos seis meses antes de comenzar a ser feliz y dedicarme a lo que de verdad quiero, la panadería; adiós a las responsabilidades que mis padres pusieron e mí, adiós a la obligación de ser abogado como ellos, hola felicidad. La esperanza de por fin dejar esta carrera que tanto detesto es lo que me mantiene cuerdo y listo para acabar la carrera.

Me levanté de la cama y la ordené, me estiré y caminé al baño para ducharme, me cambié, al salir me cambié con la ropa que había elegido con mucha precaución la noche anterior, tengo que verme bien para mi primer día. Luego de perfumarme, ponerme crema y peinarme bajé las escaleras rumbo a la cocina-.
-Buenos días - dije dándole un beso en la mejilla a mi padre que hacía hot cakes, sus hot cakes eran deliciosos, los mejores del mundo por muy exagerado que pareciera, ningunos se le igualaban.

-Alguien despertó de buen humor, eh, y hueles igualito a mis panqueques.- Me reí y fui a sentarme en la mesa, mi padre me dio un plato con hot cakes, huevo y salchicha, todo estaba delicioso. Mi madre también se sentó y hablamos un rato, después de lavarme los dientes y me fui no sin antes gritarle un adiós.

Al salir de casa noté el clima tan bello, me sentía preparado para acabar con este infierno, así que caminé al campus, estaba buscando mi celular en mi bolsa cuando un golpe en seco me tiró al suelo, había con alguien, por Dios que estúpido soy, en serio. Al levantar mi mirada para poder saber con quién había chocado pedía a la tierra que me tragara, fue con un chico, un chico guapo, muy guapo, notablemente más alto, fuerte y grande que yo. Con la esperanza de que no me quisiera golpear o algo comencé a tomar mis cosas. Pero para mi sorpresa el chico me ayudó, creí que iba a ser uno de los atletas que se sentían intocables sólo por tener músculo y ser guapos. 

Después de una pequeña conversación en dónde la mayoría del tiempo pedí disculpas y evadía su mirada le ofrecí comprarle comida como muestra de perdón, esperaba realmente que la rechazara o simplemente se fuera pero la aceptó y me citó en la cafetería, revisé mi celular para buscar mi horario y por la gracia de los Cielos tenía una hora libre a lo que accedí. Me despedí y me alejé rápidamente. Una imagen de sus manos me hizo pararme en seco,  esas manos eran tan parecidas a las de mi sueño sólo que sin el color carbón, tragué saliva y me dirigí a mi salón, ansioso de que fueran las 11 para verlo otra vez. Mientras caminaba sentí una mano en mi hombro, volteé un poco asustado pero era Samuel. 

-Hola, es que creo que vamos por el mismo lado, además olvidé darte esto.- En su mano se encontraba un lápiz, lo tomé y se lo agradecí. Sonreí pero no dije nada más, me sentía tan nervioso y tan intimidado que mi boca se encontraba seca y mis palabras habían decidido esconderse.- ¿Entonces a qué salón vas?

-Al 511 del edificio B, tengo clase de escritura creativa, es opcional, en realidad estudio derecho pero escribir me encanta, apenas este semestre la metí, pero fue un error porque es mi último.

-¿De verdad?, yo también voy a esa clase.


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Buanoooooo Es mi primer Fanfic de Rubegetta y es tan asdfghjklñ

Pónganme en los comentarios propuestas y eso

Adióssss

Tú y Yo *Rubegetta* [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora