~Dark Prince~[Chanbek] #1

I

No podía seguir engañándose.

Despacio, con cansancio infinito, Chanyeol Dubrinsky cerró aquella primera edición encuadernada en cuero. Era el fin. No lo soportaba más. Los libros que tanto adoraba no lograban vencer aquella absoluta y cruda soledad de su existencia.
Su estudio estaba repleto de libros, cubrían tres de las cuatro paredes de la habitación del suelo al techo. Había leído cada uno de ellos, muchos los había memorizado a lo largo de los siglos.
Ya no servían de consuelo a su mente.
Los libros alimentaban su intelecto pero le rompían el corazón. No intentaría dormir con el amanecer, al menos no el sueño curativo de renovación; buscaría el descanso eterno, y que Dios tuviera compasión de su alma. Quedaban pocos de su especie, desperdigados, perseguidos... ausentes. Lo había intentado todo: destreza física, técnicas mentales, toda nueva tecnología. Chanyeol había llenado su vida de arte y filosofía, de trabajo y ciencia. Conocía toda hierba curativa y toda raíz venenosa. Conocía las armas del hombre y había aprendido a convertirse él mismo en un arma. Y continuaba solo. Su pueblo era una raza moribunda, y él les había fallado. Como líder, se había comprometido a encontrar la manera de salvar a quienes estaban bajo su tutela. Ya eran demasiados los varones que se convertían, que por pura desesperación entregaban sus almas y se volvían vampiros. No había donceles o mujeres para continuar la especie, para rescatarles de la oscuridad en la que habitaban. No había esperanza de continuidad. Los varones eran en esencia depredadores, la oscuridad crecía y se expandía por ellos hasta que no les quedaba emoción, sólo un oscuro mundo gris y frío. Cada uno de ellos precisaba encontrar la mitad que le faltaba, la pareja de vida que le devolviera a la luz definitivamente.
La pena le consumía, le abrumaba. Alzó la cabeza y soltó un aullido de dolor, como el animal herido que era. No soportaba más estar solo.

En realidad, el problema no es estar solo, el problema es sentirse solo. Uno puede estar solo en medio de una multitud, ¿no crees?

Chanyeol se quedó quieto, movió tan sólo los ojos con gran cautela, como un peligroso depredador olisqueando el peligro. Inspiró a fondo, bloqueó su mente al instante mientras agudizaba todos los sentidos para localizar al intruso. No había nadie. No podía equivocarse.
Él era el más viejo, el más poderoso, el más astuto. Nadie podía penetrar en su refugio, nadie podía aproximarse a él sin que lo supiera. Se sintió intrigado y rebobinó las palabras, escuchó la voz. Doncel, joven, inteligente. Permitió que su mente se abriera un poco, comprobó algunas vías, buscó pisadas mentales.

En mi caso ha sido así , admitió.

Se percató de que contenía la respiración, necesitaba aquella comunicación. Un ser humano. ¿Y qué importaba? Estaba interesado.

A veces me pierdo en las montañas para estar solo durante días, semanas, y no me siento solo. Sin embargo, en una fiesta, rodeado de un centenar de personas, estoy más solo que nunca.

Chanyeol sintió un nudo ardiente en las entrañas. Aquella voz que llenaba su mente era suave, musical, sexy en su inocencia. Hacía siglos que no sentía nada, su cuerpo no había deseado a un doncel durante siglos. Ahora, al oír aquella voz -la voz de un doncel humano- le asombró la excitación que se acumulaba en sus venas. 

¿Cómo es que puedes hablarme?

Lo lamento si es que te he ofendido . Chanyeol distinguió a la perfección que el lo decía en serio, percibió su disculpa.

Tu dolor era tan agudo, tan terrible, que no podía pasarlo por alto. He pensado que tal vez te apeteciera charlar. La muerte no es una respuesta a la desdicha. Creo que eso ya lo sabes. En cualquier caso, si quieres lo dejo.

¡No! 

Su protesta fue una orden, un mandato imperioso de un ser habituado a la obediencia instantánea.
Chanyeol captó su risa antes de que su mente registrara el sonido. Suave, despreocupado, incitante.