IX

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La tierra retumbaba, se sacudía y bamboleaba. El cuchillo de Jacob se hundió por segunda vez y a conciencia. El viento desató su mortal potencia, envió por los aires hojas, ramas de mayor o menor tamaño como si de misiles se tratara. El cuchillo se clavó una tercera vez. Se oyó el chisporroteo de un rayo, y dos y hasta tres, cayendo sobre la tierra mientras el trueno estallaba, sacudía la tierra con el sonido sagrado. El cuchillo lo encontró una cuarta vez. Los cielos se abrieron y la lluvia cayó con fuerza, veloz, como si hubieran reventado las compuertas. Jacob estaba cubierto de sangre. Se apartó de el y levantó la cabeza mientras el cielo se oscurecía cada vez más. Alcanzó a oír a los demás gritando de miedo. - Maldita seas. -Asestó una quinta puñalada con furia y desafío. Una mano invisible atrapó su muñeca antes de que la hoja pudiera encontrar a Baeckhyun, y sus dedos lo rodearon con fuerza en un asimiento inquebrantable. El cuchillo cambió de sentido y apuntó contra la garganta de Jacob, y durante un largo momento, una eternidad, se quedó mirando horrorizado la hoja ensangrentada que se aproximaba a su carne. De repente atacó y se clavó hasta la empuñadura. Los lobos surgían del bosque y se multiplicaban, rodeando el prado de ojos destellantes, fijos en las tres personas que esquivaban las ramas que saltaban arrojadas por los aires. Margaret chilló y salió corriendo. Harry se largó a ciegas y Hans resbaló, cayendo de rodillas mientras la tierra se convulsionaba y sacudía una vez más.
- Baeckhyun.
-Chanyeol se materializó a su lado, el miedo por el clavado en sus entrañas. Rasgó los téjanos para poder ver la extensión de las heridas. La tierra volvió a bambolearse y el prado se abrió por la mitad. En un intento de taponar el terrible flujo de sangre, Chanyeol sujetó sus manos sobre aquellos agujeros como surtidores. Kris titiló hasta hacerse visible, luego Eric y Kai. Llegó Tienn y luego Vlad. Yugyeom surgió como una bala del cielo en dirección a los tres asesinos humanos rodeados por la manada de lobos. Allí en el prado, con el mundo a punto de estallar, adoptó la forma de un gran lobo negro, un lobo con el castigo en sus ojos hambrientos y enloquecidos.
- Dios mío. -Kris estaba de rodillas al lado de Chanyeol y cogía puñados de fértil tierra-. Venga, Kai, a por las hierbas. ¡Deprisa! En cuestión de minutos habían cubierto las heridas de Baeckhyun con sus emplastos. Chanyeol no les hacía caso, acunaba a Baeckhyun en sus brazos, su gran cuerpo se inclinaba con gesto protector para protegerlo de la arremetida del aguacero. Todo su ser estaba ensimismado, concentrado tan sólo en una cosa.
No vas a dejarme , ordenó.
Yo no voy a abandonarte.
Un rayo crepitó, sacudió el cielo, golpeó la tierra. Al instante le siguió el estallido de un trueno que sacudió las montañas.
-¡Kris! Eleanor va a dar a luz.
-Vlad estaba desesperado.
- Métela en la casa. Llama a Celeste y a Dierdre.
-Kris dio un puntapié al cuerpo de Jacob con desprecio y sumó su gran corpulencia para resguardar a Baeckhyun.
-No ha muerto -siseó Chanyeol al ver la compasión en los ojos de su hermano.
-Está muriendose, Chanyeol. -Kris sintió una punzada en el pecho al tomar conciencia.
Chanyeol lo atrajo hacia él, inclinó la cabeza hasta que su mejilla quedó pegada a la de el.
Sé que puedes oírme. Tienes que beber, Baeckhyun.
Da un buen trago.
Baeckhyun. Bebe cuanto puedas.
Notó una débil agitación en su mente. Calor, pesar. Tanto dolor.
Déjame ir.
¡No! ¡Nunca! No hables, sólo bebe. Por mí, si me amas, por mí, por mi vida, bebe lo que te ofrezco.
Antes de que Kris pudiera adivinar sus intenciones e intentara detenerle, Chanyeol se hizo un profundo corte en la yugular. Brotó un chorro de sangre. Chanyeol lo acercó a él, empleó todos sus poderes para forzar su obediencia. La voluntad de Baeckhyun obedeció, el cuerpo estaba ya demasiado débil. Tragó lo que caía en su boca, pero no podía beber bien por sí solo. Un rayo tras otro golpeaba la tierra. Un árbol explotó, arrojando chispas encendidas. La tierra volvió a convulsionarse, se bamboleó, se separó a punto de reventar. Yugyeom les sobrevolaba. El más siniestro de los carpatianos, sus ojos claros, fríos como el hielo, contenían la dura promesa de la muerte.
- Los lobos han cumplido con su trabajo -informó Eric en tono grave-. Los relámpagos y los movimientos de tierra harán el resto. Kris no les hacía caso, agarraba a Chanyeol por el hombro. - Suficiente, Chanyeol. Aún estás demasiado débil.
El ha perdido demasiada sangre. Tiene heridas internas. Una ira negra le llenaba. Arrojó la cabeza hacia atrás y expresó su negativa con un rugido, un sonido que explotó por todo el bosque y las montañas como el estallido del trueno. A su alrededor, los árboles ardieron en llamas y estallaron como cartuchos de dinamita.
- Chanyeol. -Kris se negó a soltarle-. Déjalo ya.
- Tiene mi sangre, eso lo curará. Si no retiene la sangre, lo meteremos en el suelo y ejecutaremos el ritual sanador, y entonces el vivirá. -
¡Basta, maldición! -La voz de Kris trasmitía auténtico temor.
Yugyeom tocó a Chanyeol con delicadeza.
- Si tú mueres, viejo amigo, nosotros no tendremos opción de salvarlo. Debemos mantenernos juntos para lograrlo.
La cabeza de Baeckhyun colgó hacia atrás, su cuerpo estaba fláccido como el de una muñeca de trapo. A Chanyeol la sangre le caía imparable por el pecho. Kris se inclinó sobre su hermano, pero Yugyeom se adelantó y cerró la herida abierta con una sola pasada de la lengua.
Chanyeol parecía ajeno a su entorno, dirigía todo su ser, toda su concentración disciplinada hacia Baeckhyun. Se estaba apartando de él, se desvanecía lenta pero inexorablemente. El corazón latía de manera errática, un latido, un fallo, un único latido... Hubo un silencio inquietante que no auguraba nada bueno. Maldiciendo, Chanyeol lo tumbó en el suelo, respiró físicamente por el, estimuló con las manos su corazón. La mente buscaba el rastro de el, encontró una pequeña luz en un rincón, que se desvanecía débil. Flotó en un mar de dolor. Baeckhyun estaba más débil de lo que podría imaginarse. Respiración, masaje. Volvió a llamarlo, a reforzar su voz con una orden. Un torrente de agua bajaba precipitándose por el cañón rocoso que había tras ellos, un sólido bloque que cogía fuerza y velocidad. La tierra volvió a sacudirse.
Dos árboles explotaron con conflagraciones ardientes pese a la fuerte lluvia. - Permite que te ayudemos -ordenó Yugyeom con voz queda. Kris apartó a su hermano con dulzura, se ocupó de la reanimación cardiopulmonar mientras Yugyeom respiraba por Baeckhyun. Adentro, afuera, Yugyeom llenó sus pulmones del precioso aire. Kris obligó al corazón a continuar. Dejó que Chanyeol se concentrara en su búsqueda mental. Un movimiento en su mente, el más leve de los contactos, pero supo que era el y se aferró a ese rastro, lo siguió sin piedad.
No vas a dejarme.
El intentó apartarse de él, hacia arriba, bien lejos. Había demasiado dolor en la dirección de las llamadas. Invadido por el pánico, Chanyeol gritó su nombre.
No puedes dejarme ahora, Baeckhyun. No puedo sobrevivir sin ti. Regresa junto a mí, vuelve conmigo o te seguiré a donde me lleves.
-Encuentro su pulso -dijo Kris-. Es débil, pero está ahí. Necesitamos transporte. En la oscuridad creciente hubo un centelleo. Tienn apareció a su lado. - Eleanor ha dado a luz, y la criatura vive -anunció-. Es un niño. Chanyeol dejó ir un largo y lento siseo. - Traicionó a Baeckhyun. Kris sacudió la cabeza con una advertencia cuando Eric quiso hablar para intentar defender a su mujer. Chanyeol estaba poseído por una rabia asesina. El más mínimo error le provocaría. La furia de Chanyeol estaba desatando el clima turbulento, la tormenta rugiente y la convulsión de la tierra. Chanyeol volvió a hundirse en su mente, estrechando a Baeckhyun en sus brazos, absorbiendo cuanto dolor podía. El trayecto de regreso a casa fue algo borroso para él: la lluvia acribillando el parabrisas, los relámpagos crepitando, percutiendo.
El pueblo estaba desierto, a oscuras, se había ido la electricidad con la terrible ferocidad de la tormenta. Dentro de las casas, la gente se recogía a rezar, con la esperanza de vivir para contar aquella feroz tormenta, sin entender que sus vidas dependían del coraje y la tenacidad de un pequeño doncel. El cuerpo de Baeckhyun, tan fláccido, sin vida, fue despojado de la ropa manchada de sangre y quedó colocado sobre la cama de Chanyeol. Machacaron hierbas curativas, algunas las quemaron. Sustituyeron los anteriores emplastos por otros nuevos, más fuertes, para intentar detener la pérdida de sangre. Chanyeol tocó las oscuras magulladuras de su rostro con dedos temblorosos, las marcas oscuras que se destacaban contra su piel nivea , donde Jacob le había hecho daño de forma deliberada en su ataque de ira celosa, narcotizada.
La furia se apoderó de Chanyeol y anhelo aplastar la garganta de Jacob con sus propias manos.
- Necesita sangre -dijo de repente.
- Y tú también. -Kris esperó a que Chanyeol cubriera con la sábana a Baeckhyun antes de ofrecerle su muñeca-. Bebe ahora que puedes. Yugyeom le tocó el hombro.
-Perdóname, Kris, pero mi sangre es más fuerte. Contiene un inmenso poder. Permíteme que haga al menos esto por mi amigo. -Al ver el gesto de asentimiento de Kris, Yugyeom se hizo un solo corte sobre la vena. Se produjo un silencio mientras Chanyeol aprovechaba la rica sangre de Yugyeom. Kris dio un suave respiro.
- ¿El ya ha intercambiado sangre contigo en tres ocasiones? -Se obligó a que su voz sonara neutral, no quería aparentar que daba una reprimenda a su líder y hermano. Los ojos de Chanyeol parpadearon con una advertencia.
- Sí. Si vive, lo más probable es que sea como nosotros.
-Lo que no dijo fue que podría vivir para acabar destruido por el mismo ser que la había convertido.
- No podemos buscar ayuda médica para el. Si nuestros métodos no funcionan, Chanyeol, sus médicos no servirán para nada -avisó Kris. - Maldición, ¿te crees que no me doy cuenta de lo que he hecho? ¿Crees que no sé que le he fallado, que no he podido protegerlo? ¿Que por mis acciones egoístas lo he puesto en peligro? -Chanyeol se arrancó la camisa ensangrentada, hizo una bola con ella y la arrojó al extremo más alejado de la habitación.
- No tiene sentido mirar hacia atrás -dijo Yugyeom con calma. Las botas de Chanyeol cayeron también al suelo, y sus calcetines. Se echó en la cama al lado de Baeckhyun.
- No puede asimilar la sangre a nuestra manera, está demasiado débil. No tenemos otra opción que emplear sus primitivos métodos de transfusión.
- Chanyeol... -volvió a decir Kris en tono de advertencia. - No tenemos opción. No ha tomado la sangre necesaria, ni mucho menos. No podemos permitirnos el retraso de una discusión ahora. Te pido a ti, mi hermano, y a ti, Yugyeom, como amigo, que hagáis esto por mí. -Chanyeol acunó la cabeza de Baeckhyun en su regazo, se recostó entre las almohadas y cerró los ojos con gesto cansado mientras los otros iniciaban el primitivo proceso. Si viviera otros mil años, Chanyeol nunca olvidaría el primer indicio de inquietud en su mente cuando yacía como un difunto bajo la tierra, recuperándose de la herida en la pierna. La noción había explotado en su cerebro, había expandido el terror por su corazón y la furia por su alma. Había sentido el temor paralizador de Baeckhyun. La mano de Jacob sobre su precioso cuerpo, los golpes brutales, la sensación desgarradora del cuchillo mientras atravesaba la carne y penetraba en sus entrañas. Tanto dolor y miedo. Tanta culpabilidad por no ser capaz de proteger a Eleanor y al niño que iba a nacer. El débil contacto de Baeckhyun se había colado hasta el interior de su mente, tan susurrante, cargado de dolor y pesar.
Lo siento, Chanyeol. Te he fallado.
Su último pensamiento coherente había sido para él. Chanyeol se despreciaba, despreciaba a Eleanor por no tener suficiente disciplina para practicar la comunicación mental, concentrada y pura. En ese segundo de entendimiento, mientras yacía indefenso encerrado en la tierra, se tambalearon los cimientos de su vida, sus creencias. En cuanto salió, de sopetón, con su hermano Kris también levantándose a su lado, alcanzó mentalmente a Jacob y clavó hasta la empuñadura el puñal ensangrentado en la garganta del asesino. La tormenta permitió que Vlad liberara a Eleanor y saliera de la casa sin el temor a quedarse ciegos o a ese momento de total desorientación que daría tiempo suficiente a los asesinos para matar a la mujer parturienta. Chanyeol buscó la mente de Baeckhyun, se introdujo en el con calor y amor mientras lo sostenía en el cobijo de sus brazos. La aguja perforó la parte interior de su brazo y se clavó luego en el de el. No tenía dudas sobre el atento seguimiento de la transfusión que haría su hermano. La vida de Chanyeol estaba en sus manos, igual que la de Baeckhyun. Si el moría, Chanyeol lo seguiría. Sabía de corazón que la furia negra que aún le quedaba haría peligrar a cualquiera que se encontrara cerca de él, carpatianos y humanos por igual. Sólo podía confiar en que, si Baeckhyun moría, Yugyeom estuviera a la altura de la tarea de dispensar justicia carpatiana con precisión y rapidez. No.
Incluso en su estado inconsciente, Baeckhyun intentaba salvarle. Le acarició el pelo con largas pasadas de la mano.
Duerme, pequeño. Necesitas el sueño curativo.
Empleando su mente, respiró por los dos, adentro, afuera, obligando al oxígeno a que entrara en los pulmones de ambos.
Mantuvo acompasado el ritmo de sus corazones. Asumió la mecánica del cuerpo de Baeckhyun en la medida de lo posible para permitir su sanación. Kris sabía de qué estaba hecha la mente de Chanyeol.
Si este doncel no lograba vivir, le perderían.
En aquel preciso instante su hermano mayor estaba empleando su poder para mantener en movimiento la sangre de Baeckhyun, su corazón bombeando y los pulmones respirando. Era un proceso agotador. Yugyeom encontró la mirada de Kris sobre la cabeza de Chanyeol.
No iba a permitir que la pareja muriera. Dependía de ellos que el joven sanara.
-Ya lo hago yo, Kris. -No era una petición.
El aire se agitó a su lado y Celeste se materializó con Eric.
-Él quiere seguirlo -dijo Celeste en un susurro-. Lo quiere muchísimo.
-¿Ya se sabe lo sucedido? -preguntó Kris.
-Chanyeol se está retirando -respondió Eric-. Todos los carpatianos podemos sentirlo. ¿Hay alguna posibilidad de salvarlos? Kris alzó la vista, con su apuesto rostro demacrado, los ojos oscuros tan parecidos a los de Chanyeol, afligidos por el dolor.
-El lucha por él. Sabe que si muere Chanyeol lo seguirá.
-¡Basta! -siseó Yugyeom llamándoles la atención-. No tenemos otra opción que salvarles. Es lo único que podemos tener en mente. Celeste se acercó a Baeckhyun.
-Permíteme hacer esto por el, Kris. Soy una mujer, estoy embarazada. No cometeré errores.
-Yugyeom es un sanador, Celeste. Estás embarazada y eso es complicado -negó Kris con calma. - Los dos les estáis dando sangre, Y podríais cometer un error. -Celeste levantó la sábana que cubría el estómago de Baeckhyun. El jadeo fue audible, el horror muy real. De forma involuntaria, dio un paso atrás-. Dios mío, Kris. No hay posibilidad. Kris, furioso, cogió a Celeste por el codo y la quitó de en medio.
Yugyeom se interpuso entre ambos, lanzando su pálida mirada sobre Celeste como si fuera mercurio, centelleante y con una amenaza calmada y fría, una terrible reprimenda.
-Voy a encargarme yo de sanarlo, no hay más que hablar. Y el se curará. Mientras realizo la tarea quiero que estén presentes sólo quienes crean sin reservas. Vete ahora si no puedes darme tu ayuda. Sólo debe haber una convicción completa en mi mente y en las mentes de los que nos rodean. El vivirá porque no hay otra alternativa. Yugyeom llevó sus manos sobre las heridas, cerró los ojos y salió de su propio cuerpo para entrar en el que yacía, terriblemente, tan quieto como la muerte. Chanyeol notó la agitación de dolor en Baeckhyun. Se resistió, intentó apartarse, intentó debilitarse de tal manera que esta sensación nueva y dolorosa no lo alcanzara.
Lo rodeó sin esfuerzo, lo mantuvo quieto para que Yugyeom llevara a cabo la labor intrincada de reparar los órganos dañados.
Relájate, métete en el proceso, pequeño. Estoy aquí en esto contigo.
No puedo hacerlo.
Fue más una sensación que palabras. Tanto dolor.
Decide por nosotros, entonces, Baeckhyun. No te irás solo.
-¡No! -La protesta de Kris fue rotunda-. Sé lo que estás haciendo, Chanyeol. Bebe ahora o no continuaré con la transfusión. La furia le invadió de nuevo, le sacó de su semiestupor. Kris aguantó la mirada, la ira en sus ojos oscuros, con calma deliberada.
-Estás demasiado débil por la pérdida de sangre como para oponerte a mí. - Entonces deja que me alimente. -En esas palabras había furia fría y negra como la noche. Pura amenaza, el desafío de la muerte. Kris expuso su garganta sin vacilación, consiguió contener un gemido de dolor mientras Chanyeol mordía en profundidad, se alimentaba con ansia, con ferocidad, como un animal salvaje. Kris ni forcejeó ni profirió sonido alguno; ofreció su vida a su hermano y a Baeckhyun.
Eric se acercó a ellos cuando a Kris se le doblaron las rodillas y se sentó con pesadez, pero Kris le indicó que se apartara. Chanyeol alzó la cabeza de súbito, con las facciones ensombrecidas, tan angustiadas y embargadas por el dolor que Kris sufrió por él.
-Perdóname, Kris. No tengo excusa por la forma en que te trato.
-No hay nada que perdonar, pues yo me he ofrecido voluntario -susurró Kris con voz ronca. Eric se movió de inmediato a su lado para ofrecer a Kris su sangre.
-¿Cómo alguien pudo hacerle eso? Es tan bueno, tan valiente. Arriesgó su vida por ayudar a una desconocida. ¿Cómo alguien puede querer hacerle daño? -preguntó Chanyeol, alzando los ojos al cielo. El silencio era su única respuesta. La mirada de Chanyeol encontró la de Yugyeom. Observó a su amigo trabajando con la concentración intensa del ritual de sanación. El cántico grave le sedaba, aportaba cierto alivio a su alma atormentada. Podía sentir a Yugyeom con ellos, dentro del cuerpo de Baeckhyun, trabajando, entretejiendo la magia de la reparación corporal, un proceso dolorosamente lento.
-Suficiente sangre -susurró Kris con aspereza mientras encendía las velas aromáticas e iniciaba otro cántico grave. Yugyeom se agitó, aún mantenía los ojos cerrados, pero hizo un gesto de asentimiento. -Su cuerpo intenta conversar. Nuestra sangre está inundando sus órganos y trabaja para renovar y reparar tejido. Necesita tiempo para el proceso. -Volvió a entrar en las profundísimas heridas que estaba alineando. Su matriz había sufrido daños, y era un órgano demasiado importante como para correr riesgos. El tenía que volver a estar perfecto.
-El corazón late con demasiada lentitud -dijo Kris con debilidad mientras bajaba de la cama al suelo. Parecía sorprendido de encontrarse allí.
-Su cuerpo necesita más tiempo para aceptar el cambio y sanarse -añadió Celeste mientras observaba el trabajo de Yugyeom. Sabía que estaba presenciando un milagro. Nunca había estado tan cerca del legendario carpatiano del que todos murmuraban. Pocos de ellos habían visto en realidad a Yugyeom. Emanaba poder por cada uno de sus poros.
-Se encuentra bien -admitió Chanyeol con debilidad-. Continuaré respirando por el, continuaré garantizando sus latidos. Eric, tú debes ocuparte de Kris.
-Descansa, Chanyeol, encárgate de tu doncel. Kris va a estar bien. Tienn está aquí por si surge algún problema. Yugyeom tiene muchas horas de trabajo por delante -respondió Eric-. Si fuera necesario, llamaríamos a los demás para que nos presten su ayuda. Kris levantó la mano hacia su hermano. Chanyeol la estrechó.
-Debes calmar ahora tu ira, Chanyeol. La tormenta es demasiado fuerte. Las montañas también protestan con furia. -Cerró los ojos y apoyó la cabeza contra la estructura de la cama, estrechando aún la mano de su hermano. Baeckhyun casi se sentía ajeno a lo que estaba sucediendo en su cuerpo. Era consciente de las otras personas en la habitación y de sus movimientos gracias a Chanyeol. Él estaba con el en cierto sentido, en su cuerpo, respiraba por el. Y había otra persona a quien no reconocía pero que también estaba con el, trabajaba como lo haría un cirujano, reparaba las serias lesiones que había sufrido su cuerpo, sus órganos internos, y prestaba especial atención a sus órganos reproductores. Quiso parar, permitir que el dolor se lo tragara, se lo llevara a un lugar más allá de los sentimientos. Podría permitir cualquier cosa. Estaba tan cansado, tan cansado... Sería tan fácil. Era lo que quería, lo que anhelaba.
Rechazó la paz que le hacía señas y se aferró a la vida. A la vida de Chanyeol. Quería pasar las puntas de los dedos sobre las líneas de tensión que sabía que rodeaban su boca. Quería aliviar la culpa y la rabia, asegurarle que todo había sido decisión propia. El amor de Chanyeol, total, inflexible, incondicional, interminable, casi era más de lo que el podía asimilar. Pero, sobre todo, Baeckhyun era consciente de los cambios extraños que tenían lugar en su cuerpo. Ninguno de los presentes lo tocaba, tan bien rodeado, protegido en el capullo formado por el amor de Chanyeol. Él respiraba, el respiraba. Su corazón latía, el corazón de Baeckhyun latía.
Duerme, pequeño. Yo velaré por los dos.
Tras varias horas, largas y extenuantes, Yugyeom se enderezó con el pelo húmedo de sudor, el rostro agotado y marcado, el cuerpo dolorido a causa de la fatiga.
-He hecho todo lo que he podido. Si vive, será capaz de tener hijos. La sangre de Chanyeol y la tierra deberían finalizar ahora el proceso de curación. El cambio se está produciendo con rapidez. El no entiende y tampoco lo combate.
-Se pasó por el pelo una mano manchada con la preciosa sangre de Baeckhyun-. Sólo lucha por la vida de Chanyeol, piensa sólo en su vida y en cómo le afectaría que el muriera. Creo que es mejor que no entienda lo que de hecho le está sucediendo. No conoce el alcance de las heridas.
El dolor es fuerte. Sufre mucho, pero no puede decirse que sea una persona poco perseverante. Kris ya estaba preparando nuevos emplastos para sustituir los que estaban empapados de sangre.
-¿Podemos darle más sangre? Aún pierde más de lo que me gustaría. Está tan débil que temo no aguante toda la noche con vida.
-Sí -contestó cansado Yugyeom, con gesto reflexivo-, pero no más de medio litro o uno como mucho. Debemos hacer esto despacio o lo sobresaltaremos. Lo que aceptaría de modo incondicional para Chanyeol, no lo acepta para el. Dadle mi sangre. Es potente, como la de Chanyeol, y él se está debilitando al intentar respirar por el y mantener su corazón latiendo.
-Estás cansado, Yugyeom -protestó Kris-. Hay más voluntarios.
-Pero no tienen mi sangre. Haz lo que digo. -Yugyeom se sentó con calma y observó cómo le insertaban la aguja en la vena. Nadie discutía con Yugyeom, lo que decía era ley. Sólo Chanyeol podía llamarle amigo. Celeste respiro hondo, quería decirle algo a Yugyeom para mostrarle su admiración, pero una mirada en sus ojos la detuvo. Yugyeom era la calma en el ojo de la tormenta, letal con toda su frialdad. Kris permitió que el precioso fluido vital de Yugyeom entrara directo en las venas de Baeckhyun. No era la mejor manera ni la más rápida de sanar, pero los comentarios de Yugyeom aliviaron la inquietud de Kris.
Sólo cuando éste verificó que la sangre fluía sin problemas, volvió a sentarse. Tenían que organizarse, verificar que controlaban cada detalle. Chanyeol creía que los detalles salvaban vidas.
-Tenemos que valorar los daños que puede sufrir nuestra gente. ¿Murieron todos los asesinos, nadie escapó?
-Hans, la pareja americana y también el hombre que atacó a Baeckhyun. -Eric los contó-. Eran los únicos que estaban presentes. Ningún mortal puede haber sobrevivido a la intensidad de la tormenta, a la ira asesina de los animales. Si hubiera algún observador que no hubiéramos detectado, Chanyeol o los animales lo hubieran sabido. Yugyeom se agitó con cansancio, su enorme fuerza empezaba a desvanecerse tras ese esfuerzo continuado.
-No había nadie más -dijo en tono imperioso, como si a nadie se le ocurriera cuestionarle, y por supuesto que no iban a hacerlo. Kris se percató de que una leve sonrisa se dibujaba en su boca por primera vez en toda la noche.
-Pero hiciste una batida a fondo por toda la zona, ¿verdad Eric?
-Por supuesto que sí. Los cuerpos están quemados, atrapados juntos debajo de un árbol, como si buscaran cobijo y un rayo les hubiese alcanzado. No hay evidencia de heridas -informó.
-Mañana se iniciará una búsqueda de los turistas desaparecidos y de Hans. Kai, tu casa está cerca, los otros asesinos sospecharán de ti. No te acerques por allí. Vlad debe llevarse a Eleanor y a la criatura lo más lejos de esta zona que pueda.
-¿Pueden viajar? -preguntó Yugyeom. -En coche.
-Contamos con esta noche. Tengo una casa que a veces uso durante los meses de invierno, no muy a menudo. Está bien protegido, su acceso es difícil.
-La sonrisa de Yugyeom no consiguió dar calor a sus ojos plateados-. Me gusta mi privacidad. En este momento no está ocupada. La ofrezco de buena gana para proteger a la mujer y a la criatura el tiempo que sea necesario. La casa se halla a casi doscientos kilómetros de este lugar, y yo vago por el mundo, o sea, que nadie os molestará. Antes de que Vlad pudiera protestar, Kris se adelantó a él.
-Una idea excelente. Eso resuelve uno de nuestros problemas. Kai ya tiene su propio refugio. En marcha, Vlad. Cuida bien de Eleanor. Para nosotros es muy valiosa, igual que la criatura.
-Debo hablar con Chanyeol. Eleanor está deshecha por haber puesto en peligro la vida de Baeckhyun.
-Chanyeol está alterado. -Kai sacó la aguja del cuerpo decaído de Baeckhyun y del brazo de Yugyeom. La respiración de el era tan leve, tan superficial, no veía claro cómo iba a conseguir Chanyeol mantenerlo con vida-. Tendrás que discutir las cosas con él en otro momento. Ahora está empleando todas sus energías en la reanimación de Baeckhyun. Su doncel no respira por sí solo. Vlad frunció el ceño, pero obedeció cuando Yugyeom le indicó con un ademán que podía marcharse. Podría haberse quedado a discutir con Kris para tranquilizar la conciencia de su pareja de vida, pero todos obedecían a Yugyeom. Era la mano derecha de Chanyeol, el más implacable de sus cazadores, el verdadero sanador de su gente, y protegía a Chanyeol como un tesoro.
-Ninguno de nosotros se ha alimentado esta noche -comentó Eric mientras estudiaba los rasgos pálidos de su esposa-. Ningún humano saldría esta noche.
-El riesgo es mayor cuando nos vemos obligados a entrar en una vivienda.
-Kris suspiró, deseó poder consultar a Chanyeol.
-No le molestes -dijo Yugyeom-. El le necesita más que nosotros. Si muere, le perderemos, igual que cualquier posibilidad de futuro para nuestra raza.
Noelle fue la última mujer que sobrevivió, y eso fue hace más de quinientos años. Necesitamos que este doncel continúe nuestra especie. Debemos estar en plena forma. Aún no hemos acabado. Chanyeol se agitó, abrió sus ojos negros llenos de angustia.
-Aún no hemos acabado. Al menos quedan otras dos personas, es posible que cuatro. Eugene Slovnsky, Kurt Von Halen. No conozco la identidad de los otros dos viajeros o si tan siquiera están implicados. Sus nombres estarán en el mesón, la señora Galvenstein puede facilitárnoslos. -Sus largas pestañas descendieron. Los dedos de Chanyeol se adentraron profundamente en el pelo de Baeckhyun, como si pudiera traerlo de vuelta del borde de la muerte. Kris observó esos largos dedos mientras acariciaban el cabello con cariño.
-¿Podemos ponerla unas horas en la tierra, Yugyeom?
-Aceleraría algo el proceso de curación.
Eric y Kris bajaron a preparar la bodega, abrieron la tierra con una sola orden y crearon espacio suficiente para tender dos cuerpos uno al lado del otro. Movieron a Baeckhyun con sumo cuidado y Chanyeol permaneció muy cerca de el, sin hablar en ningún momento, concentrado por entero en su corazón, sus pulmones, en preservar la tenue luz que contenía su deseo de vivir. Descendió hasta la profundidad de las entrañas de la tierra, sintió las propiedades curativas del fértil suelo que se asentaba a su alrededor como un lecho acogedor. Aceptó el ligero peso de Baeckhyun, acomodó su cuerpo junto al cobijo que le ofrecía el suyo. Chanyeol movió las manos para formar un ligero túnel sobre sus cabezas y ordenó a la tierra que les cubriera. El suelo llenó el espació a su alrededor y tapó sus piernas, las de el, cubrió sus cuerpos, llevándoles aún más a las profundidades de la tierra.

~Dark Prince~[Chanbek] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora