XVI

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Poco a poco, Baeckhyun tomó conciencia de su entorno. Se encontraba en una cama, su cuerpo no llevaba ropa. Chanyeol estaba a su lado, con los dedos enredados en su pelo espeso y húmedo. Reconoció el contacto de sus dedos seguros acariciando el pelo, los movimientos calmados, pausados, con toda naturalidad. Aquello lo tranquilizaba pese al impreciso recuerdo. Parecía estar en un antiguo castillo, no muy grande y con las inevitables corrientes de aire. Hacía calor en el dormitorio, que Chanyeol había ambientado con esencias de hierbas balsámicas y el romanticismo de la parpadeante luz de las velas. Lo había lavado y él también se había lavado, de modo que sus cuerpos sólo olían a ellos mismos y a la fragancia del jabón de hierbas que empleaba. Se tomó su tiempo para acariciar todo el pelo mientras el intentaba orientarse en el nuevo entorno. Chanyeol tocó su mente, lo encontró confundido, aferrándose con desespero a la cordura. Sentía miedo de Chanyeol, y aún le asustaba más confiar en su propio criterio. Baeckhyun estudió cada rincón de la habitación, cada pared, cada detalle, mientras su corazón latía frenético, resonaba con fuerza en sus oídos. La habitación era preciosa. Un fuego ardía en la chimenea, y largas y delgadas velas emitían una sutil fragancia que se mezclaba con el aroma relajante de las hierbas. Una Biblia gastada se hallaba en la pequeña mesilla situada junto a la cama. En realidad no reconocía nada aunque, por extraño que pareciera, todo le resultaba familiar en cierto sentido. El edredón que cubría la cama era grueso y cálido, de un material suave en contacto con su piel desnuda. Se percató por primera vez de que estaba totalmente desnudo. Al instante se sintió vulnerable y tímido, pero de nuevo sintió que pertenecía a ese lugar, junto a él. Las manos de Chanyeol se deslizaron por su pelo hasta la nuca y allí aplicó un masaje sobre los músculos doloridos. Su contacto era familiar, despertaba intensas sensaciones en su cuerpo.
- ¿Qué has hecho con Monique y su esposo? -El agarró la colcha, intentando pasar por alto la visible excitación de Chanyeol al acercarse a el y entrar sus pieles en contacto. El vello del torso frotó la espalda de Baeckhyun y su dura erección presionó con fuerza contra su trasero. Le pareció bien. Él formaba parte de el. Chanyeol le dio un beso en una contusión próxima a la garganta, luego pasó a acariciar con la lengua el pulso revolucionado de el. La mente de Baeckhyun parecía confundida.
- Se encuentran sanos y salvos en su casa, se quieren el uno al otro, como corresponde. No recuerdan nada de Andre ni de las atrocidades que cometió con ellos. Nos consideran buenos amigos. -Le besó en otro moratón, el contacto era ligero como una pluma pero parecía encender una llamarada que se propagaba por su flujo sanguíneo. Movió las manos sobre su cintura, las deslizó sobre su tórax y le tomó los pezones voluminosos. Le tocó de nuevo la mente, pero Baeckhyun se protegió mentalmente de él.
- ¿Por qué te asustas de mí, Baeckhyun? Me has visto en mi peor faceta, como asesino, administrando justicia a nuestra gente. -Le acarició los pezones con los pulgares, un roce lento y erótico que propagó un calor líquido que fue envolviéndolo poco a poco-. ¿Crees que soy malo? Toca mi mente, pequeño. Es imposible que yo te oculte algo. Nunca te he ocultado mi verdadera naturaleza. Me miraste en otra ocasión con ojos llenos de compasión y amor. De aceptación. ¿Todo eso está olvidado? Baeckhyun cerró los ojos; sus largas pestañas descendían sobre los altos pómulos.
- Ya no sé qué creer.
- Bésame, Baeckhyun.
Funde tu mente con la mía. Comparte tu cuerpo para que seamos un solo ser. Ya has confiado en mí antes, hazlo ahora. Mírame con los ojos del amor, y perdóname por las cosas que me he visto obligado a hacer, por la bestia que encierra mi naturaleza. No me mires a través de los ojos de alguien que quería destruir a nuestro pueblo y a nosotros. Entrégate a mí. -Su voz sonaba seductora, un encantamiento de magia negra, mientras acariciaba cada centímetro de su querida piel de satén. Había grabado en su memoria cada curva, cada hueco. El cuerpo le quemaba de necesidad y cada vez sentía más hambre. El hambre de el, la suya. Con ternura, para no alarmarlo, Chanyeol ciñó la colcha en torno a su delgado cuerpo, cubrió con su figura muscular el de el como si fuera una manta. Era menudo, tan frágil bajo las manos exploradoras de él.
- ¿Por qué te has convertido en mi vida, Chanyeol? Siempre he estado solo, he sido fuerte y me he sentido seguro. Parece que te hayas hecho cargo de mi vida. Él deslizó las palmas sobre la curva de su cuerpo hasta enmarcar el rostro entre sus manos.
-Eres mi única vida, Baeckhyun. Admitiré que te aparté de todo lo que conocías, pero no tienes por qué vivir aislado. Sé lo que eso provoca, lo desoladora que puede ser esa vida. Te estaban utilizando, y te hubieran destruido. ¿No notas que eres mi otra mitad, que yo soy tuyo? -Su boca se desplazó sobre sus ojos, sus pómulos, las comisuras de su boca-.
Bésame, Baeckhyun. Recuérdame.
El alzó sus largas pestañas e inspeccionó la mirada hambrienta, negra, con sus ojos azules oscurecidos hasta adquirir un intenso color púrpura. Había una ardiente intensidad en el calor de la mirada de Chanyeol, el calor de su cuerpo.
- Si te beso, Chanyeol, no podré parar. Él encontró su garganta con la boca, la piel entre sus pezones, se entretuvo durante un momento sobre su corazón y rozó con los dientes la piel sensible antes de regresar a su boca.
- Soy carpatiano y llevo mucho tiempo en el mundo de la oscuridad. Es cierto que siento muy poco, que mi naturaleza se deleita en la caza, en matar. Para dominar la bestia salvaje tenemos que encontrar a nuestra pareja, nuestra otra mitad, la luz de nuestra oscuridad. Eres mi luz, Baeckhyun, mi misma vida. Eso no me exime de mis obligaciones con mi gente. Debo cazar a quienes buscan víctimas entre los humanos, a quienes hacen víctimas entre nuestra gente. Mientras lo hago no puedo sentir, si no mi destino sería la locura. Bésame, funde tu mente con la mía. Quiéreme como soy. El cuerpo de Baeckhyun ardía en deseos. Necesidad. Hambre. El corazón de Chanyeol latía con toda la fuerza, su piel estaba tan caliente, sus músculos duros contra su cuerpo blando. Cada roce de sus labios producía una sacudida de electricidad que chisporroteaba por toda el.
- No puedo mentirte -susurró él-. Conoces mis pensamientos, conoces la bestia que habita en mi interior. Intento ser amable contigo, escucharte. Ese desenfreno siempre se desata en mí, pero tú me domas. Baeckhyun, por favor, te necesito. Y tú me necesitas. Tu cuerpo está débil, siento tu hambre. Tu mente está fragmentada, déjame curarte. Tu cuerpo reclama el mío igual que el mío reclama el tuyo. Bésame, Baeckhyun. No renuncies a lo nuestro. Los ojos azules de el continuaron estudiando su rostro y descansaron en su boca sensual. Se le escapó un pequeño suspiro. Los labios de Chanyeol permanecían inmóviles sobre el a la espera de una respuesta. Primero apareció en sus ojos, ese momento de reconocimiento total. La ternura lo invadió y le hizo coger la cabeza de Chanyeol entre sus manos. - Creo que me asusta que puedas ser producto de mi imaginación, Chanyeol. Que algo que forma parte de mí de este modo, tan perfecto, no sea real. No quiero que seas lo que he soñado, que la pesadilla se haga real.
-Acercó un poco más su rostro y pegó su boca a la de él. Un trueno retumbó en sus oídos y en los de él. El calor candente estalló, danzó centelleante y les consumió a ambos. La mente de Chanyeol lo tocó con ternura, con vacilación, y no encontró resistencia, y entonces les fundió para que su necesidad fuera la de el, para que su salvaje pasión desenfrenada alimentara la de el. Para que supiera que era real y que nunca lo dejaría solo, que nunca podría dejarlo solo. Chanyeol se nutrió de su dulzura, exploró cada centímetro de su suave boca, encendiendo llamaradas que finalmente ardieron rugientes. Cogió sus delgadas caderas, tan pequeñas que se adaptaban a sus manos, y lo situó debajo de él para poder separarle los muslos con sus rodillas, para que la boca de Baeckhyun, tan ardiente y apremiante, deambulara por los duros músculos de su pecho. Pasó la lengua sobre el pulso de Chanyeol, y aquello convulsionó el cuerpo de él, que ardió y se hinchó hasta que pensó que podría explotar y reventar su piel. Chanyeol lo cogió por la nuca, por el espeso cabello, y lo retuvo pegado a él, mientras sondeaba con la otra mano el sedoso triángulo de rizos. Estaba caliente y pegajoso de necesidad. Murmuró el nombre de Baeckhyun en voz baja, se apretó contra el calor cremoso. La lengua de el volvió a acariciarle con pasadas largas y perezosas. Sus pequeños dientes le arañaban, y el corazón empezó a dar brincos; todo su cuerpo estaba a punto de estallar. Sintió un penetrante y dulce dolor cuando Baeckhyun encontró el punto sobre el pulso irregular, y el placer fue ardiente y salvaje cuando él penetró el ajustado y aterciopelado ano de fuego. Chanyeol gritó con éxtasis, le sujetó la cabeza contra él mientras se abalanzaba sobre el, embestía más profundamente, mientras su sangre rica, caliente y poderosa, alimentaba su cuerpo famélico. Mantenía el control de milagro. Le levantó las caderas con ambas manos para poder crear una fiera fricción que llevó a Baeckhyun hasta el clímax en un vaivén salvaje, aferrado a él con sus músculos. Chanyeol le empujó la boca con suavidad para que el le soltara y él pudiera hundir sus dientes en la prominencia de su blando pecho. Baeckhyun jadeó y atrajo su cabeza mientras él se alimentaba con voracidad, con el cuerpo endurecido y exigente, tomando posesión de el. Las repercusiones del temor a perderla, de la violencia de aquella noche, las descargó dentro del cuerpo de el. La excitación no dejó de crecer, ni las llamas de brincar, hasta que los cuerpos estuvieron pegajosos de sudor, hasta que el quedó adherido a él, seda elástica y calor al rojo vivo, hasta que se convirtieron al final en una única entidad de cuerpo, mente, corazón y sangre. El grito de Chanyeol sonó ronco y entrecortado, mezclado con los suaves hilos guturales de Baeckhyun mientras ambos eran impulsados a tumba abierta sobre el precipicio, desparramándose sobre el mismísimo cielo y el mar ondulante. No puedo perderte, pequeño. Eres mi mejor mitad. Te amo más de lo que puedo expresar.
Centro frotó su rostro contra el de Baeckhyun y le besó el pelo humedecido. El tocó con su lengua una gota de sudor, sonriéndole con cansancio.
- Creo que siempre te reconoceré, Chanyeol, por muy dañada que esté mi mente. Él se dio media vuelta, moviendo a Baeckhyun consigo para no aplastar su pequeño cuerpo con su peso.
- Así debería ser, Baeckhyun. Has sufrido mucho estos últimos días, y el recuerdo permanecerá fresco en tu mente para toda la eternidad. Mañana por la noche debemos marcharnos de esta región. El vampiro ha muerto, pero ha dejado un rastro de destrucción que puede perjudicar a nuestra gente. Tenemos que trasladarnos a una zona más aislada, donde tal vez nuestro pueblo pueda sobrevivir a la persecución que tendrá lugar. -Le levantó el brazo para examinar los largos y profundos rasguños que le había dejado Andre.
- ¿Estás tan seguro de que va a producirse? Una débil sonrisa de amargura se dibujó en su boca mientras apagaba las velas con un movimiento de su mano.
- He visto las señales con demasiada frecuencia en mi vida. Vendrán los asesinos, y carpatianos y humanos por igual sufriremos las consecuencias. Nos retiraremos durante un cuarto de siglo, tal vez medio siglo, y nos daremos tiempo para reagruparnos. -Encontró las furiosas marcas con su lengua y las bañó con su tierno y curativo contacto. A el le produjo un agradable alivio. Bajó las enormes pestañas. Sus aromas combinados persistían en la alcoba con una fragancia relajante.
- Te quiero, Chanyeol, lo adoro todo en ti, incluso la bestia que hay en tu interior. No sé por qué he sufrido tanta confusión. No eres malo, lo veo con toda claridad dentro de ti. Duerme, pequeño, en mis brazos, en el lugar al que perteneces . Chanyeol levantó la colcha, lo envolvió con sus brazos protectores y atrajo el sueño sobre los dos.

~Dark Prince~[Chanbek] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora