XI

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Chanyeol llevaba fuera dos horas largas.
Baeckhyun se había perdido por la casa para familiarizarse con las habitaciones. Disfrutaba de su soledad y se sentía agradecido de tener tiempo para tratar de aclarar las cosas con cierta lógica. Por más que lo intentara, no parecía real en qué se había convertido. Sólo Chanyeol representaba cierta cordura. Le tenía en la mente en todo momento, invadía sus pensamientos y suprimía lo demente hasta que quedaba sólo él.
Tenía su sangre en las venas, el aroma en su cuerpo, su marca en la garganta y en el pecho. Sentía su posesión a cada paso, con cada movimiento de su cuerpo. Baeckhyun se ajustó un poco más la camisa. Sabía que él estaba vivo y que se encontraba bien; le había tocado la mente con frecuencia, para tranquilizarlo de forma afectuosa. El encontró que recibía con beneplácito aquel ligero roce, que lo anhelaba, y se percató de que él compartía con el esa profunda necesidad de fundirse a menudo. Con un suspiro, cogió una capa larga y cálida para cubrirse. De repente la casa se volvió demasiado sofocante, una prisión en vez de un hogar. El alargado porche que rodeaba el edificio era una tentación, la noche parecía llamar su nombre. Cogió el pomo de la puerta y lo giró. Al instante, el aire de la noche susurró a su alrededor, refrescante y lleno de aromas intrigantes. Salió al porche, sumamente relajado, y se apoyó en una alta columna para inspirar hondo y meterse la noche en los pulmones. Podía sentir algo que lo atraía, una llamada. Sin ser consciente, salió del porche y empezó a pasear por el sendero. La noche susurraba y cantaba, lo atraía mediante señales a la profundidad del bosque. Un búho siseó suavemente en medio de la noche, un trío de ciervos salió con cautela de su escondrijo para hundir sus hocicos de terciopelo en el frío arroyo. Baeckhyun percibió su alegría de vivir, su aceptación de su lucha diaria a vida o muerte. Alcanzaba a oír el repiqueteo de la savia en los árboles, como el flujo y el reflujo de la marea. Sus pies desnudos parecían encontrar la tierra blanda, evitaban ramas, espinas y rocas afiladas. El susurro del agua, el sonido del viento, el mismísimo latir de la tierra lo llamaba. Embelesado, vagó sin rumbo fijo, envuelta en la larga capa negra de Chanyeol, con el pelo por la nuca de seda azul oscuro. Parecía etéreo, su pálida piel era casi traslúcida bajo la luz de la luna y el azul de sus grandes ojos era tan oscuro que parecía púrpura.
La capa se abría de forma ocasional y permitía entrever una pierna desnuda, sin forma. Algo se tensó en su mente, disturbando la belleza tranquila de la noche. Dolor. Lágrimas . Baeckhyun se detuvo, pestañeó con rapidez mientras intentaba determinar su ubicación. Había vagado como si se encontrara en un hermoso sueño. Se volvió en la dirección de aquella intensa emoción. Sin pensamiento consciente, los pies empezaron a moverse hacia delante. La mente procesó la información de modo automático.
Un varón humano. De veintipocos años. Embargado por una pena genuina y fuerte. También había ira contra su padre, confusión y culpabilidad por haber llegado demasiado tarde. Algo profundo en Baeckhyun respondió a aquella abrumadora necesidad. Estaba acurrucado contra un grueso tronco de árbol, más abajo, cerca del límite de la vegetación. Tenía las rodillas encogidas y el rostro hundido en las manos. Baeckhyun hizo ruido a posta al acercarse. El hombre alzó el rostro surcado de lágrimas y abrió los ojos conmocionado en el momento en que lo vio. Empezó a ponerse en pie con apuro.
-Por favor, no te levantes -dijo Baeckhyun en voz baja, tan suave como la propia noche-. No era mi intención molestarte. No podía dormir y he salido a pasear. ¿Prefieres que me vaya?
Rudy Romanov se encontró mirando con asombro esa figura de ensueño que parecía materializarse salida de la bruma. No había visto nada similar con anterioridad, tan envuelto en misterio como el propio bosque oscuro. Se le atragantaron las palabras.
¿Acaso su dolor lo había hecho aparecer?
Casi iba a creerse las historias ridículas y supersticiosas que su padre le había contado. Cuentos de vampiros y donceles o mujeres de la oscuridad, sirenas que atraían a hombres a un sino fatal. El hombre lo miraba como si fuera un fantasma.
- Lo siento mucho -murmuró el con delicadeza y se dio la vuelta para irse. - ¡No! No te vayas. -Su inglés tenía un fuerte acento-. Por un instante, al salir así de la bruma, casi no parecías real. Baeckhyun, percatándose de lo poco que llevaba debajo de la larga capa, se la ajustó un poco más.
- ¿Te encuentras bien? ¿Puedo llamar a alguien? ¿Tal vez al sacerdote? ¿A tu familia?
-No tengo a nadie, ya no queda nadie. Soy Rudy Romanov. Tienes que haber oído las noticias sobre mis padres. Una visión espeluznante estalló en su cabeza. Vio lobos saliendo en tropel del bosque, ojos rojos centelleando con fiereza, un enorme lobo negro liderando la manada y lanzándose directo sobre Hans Romanov. En la cabeza del chico captó el recuerdo de su madre, Heidi, tumbada en la cama, con los dedos de su marido rodeándole la garganta. Por un momento de espanto fue incapaz de respirar. ¡Cuánto había sufrido este joven! Sus dos padres le habían sido arrebatados en cuestión de horas. Su fanático padre había asesinado a su madre.
- He estado enfermo; es la primera vez que salgo en días. -Se acercó a él bajo las extensas ramas de los árboles. No podía decirle la verdad exacta, que el se había visto implicado en todo aquel
horrendo asunto.
A Rudy le parecía un hermoso ángel enviado para consolarle.
Rudy anhelaba tocar su piel para ver si de verdad era tan tersa como parecía bajo la luz de la luna. Su voz era un suave susurro, sensual, apaciguador, que llegaba a su mente para calmarle y aliviarle. Se aclaró la garganta.
-Mi padre asesinó a mi madre hace dos noches. Ojalá hubiera regresado a casa antes… Mi madre me llamó, me dijo alguna tontería sobre que él había asesinado a una mujer. Mi padre tenía ideas delirantes sobre vampiros alimentándose de gente del pueblo. Siempre fue supersticioso, pero nunca pensé que se volviera loco de remate. Mi madre dijo que él y un grupo de fanáticos estaban persiguiendo vampiros y marcando a miembros destacados de la comunidad para matarlos. Yo pensé que estaba fanfarroneando, como siempre hacía. -Bajó la vista a las manos-. Debería haberla escuchado, pero ella admitió que nadie más parecía estar enterado del asesinato. Supuse que él había mentido sobre el asesinato de la mujer, que no era verdad. Maldición, tal vez no lo fuera, pero estaba chiflado. Estranguló a mi madre. Murió con el rosario entre las manos. Rudy se secó los ojos con dedos temblorosos. No tenía ni idea cómo pero, de algún modo, el doncel misterioso estaba en su mente, le ofrecía su calor y comprensión.
La ilusión era tan real que su cuerpo cobró vida, y de pronto fue terriblemente consciente de que estaban muy solos. De manera espontánea, se le ocurrió que nadie sabía que el estaba ahí con él. La idea le provocó una excitación inquietante en medio de su dolor.
-Me quedé un día más en la universidad para hacer un examen que me parecía importante de verdad. En realidad no creía que mi padre fuera a matar a nadie, y menos aún a una mujer.
Mi madre era comadrona. Traía al mundo a tantas vidas, ayudaba a tanta gente. Le dije que iba de camino a casa para ocuparme de todo. Ella quería acudir al cura, pero yo la disuadí.
- Ojalá la hubiera conocido -dijo Baeckhyun con sinceridad.
- Te habría caído bien, le caía bien a todo el mundo. Debió de intentar detener a mi padre. La noche de la tormenta, él salió con un grupo de forasteros. Lo más seguro es que fuera entonces cuando mató a mi madre, justo antes de salir de casa. Lo más probable es que quisiera asegurarse de que ella no se lo contaba nadie ni intentaba detenerle. Luego él quedó atrapado bajo un árbol que fue alcanzado por un rayo. Él y los demás se quemaron, fue imposible reconocerlos.
-Qué terrible para ti. -Baeckhyun se pasó una mano por el pelo, introdujo despacio sus dedos entre la espesa melena de seda y se lo retiró de la cara. Sexy. Inocente. Una combinación potente.

~Dark Prince~[Chanbek] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora