D o d i c i; Tra cereali e latte

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1am, Casa de Roy

— Roy, ¿todavía no estás cansado? — le pregunté aunque vi que él seguía bailando.

— Claro que no wey, ¿apoco ya tienes sueño? — me miró sorprendido.

— Sí, entiende que yo ya no soy de fiestas y que me desvele tanto ya es ganancia — bostecé.

— Está bien, Puedes tomar una pijama mía y en el cuarto de invitados ya están los colchones instalados, buenas noches Mailo — me abrazó y se fue a seguir bailando.

Me dirigí a las escaleras rumbo al cuarto de Roy, pero me detuve a volver a ver aquel trofeo.

— Emilio eres muy bueno en esto, deberías entrar a un equipo de preparatoria excelente que conozco — dijo el entrenador dándome ánimos.

— Pero yo no podría hacerlo solo, Adrián tendría que venir conmigo porque somos un equipo — dije sonriente.

Sonreí amargamente ante ese recuerdo, y pensar en todo lo que pasó después de eso.

Por fin entré al cuarto de Roy y los recuerdos me siguieron inundando al ver la foto de todo el ex quipo que él tenía en su mesita de noche.

Muy bien novatos, para ser unos años menores son buenos en esto, aparte son muy chingones, un gusto yo soy Patrick y soy el capitán me estrechó la mano.

— Yo soy Enrique pero puedes decirme Kike — me sonrió.

— Yo soy Erick — me miró a los ojos — y espero que puedan integrarse muy bien al equipo — le sonreí, por algún motivo me sentí intimidado y no pude sostenerle la mirada así que sólo le estreché la mano.

— Lamentablemente los demás chicos no pudieron venir a verlos porque todos tienen tareas que hacer. Por cierto, no nos han dicho cómo se llaman — dijo Patrick.

— Bueno, como él está un poco apenado, pues él es Emilio y yo soy Adrián, un gusto chicos — dijo endureciendo su voz.

Tomé una pijama de Roy del armario y empecé a cambiarme aún con esos recuerdos en mente, pero preferí no pensar más en ello, no quería recordar algo que tuviera que ver con Adrián o Erick.

Salí de su habitación y me dirigí a la de invitados, donde ya se podían escuchar unos ronquidos que probablemente sean de Diego.

Entré cuidadosamente al cuarto y vi como Joaquín se adueñó de una cama individual que había ahí y Diego estaba dormido en un colchón al lado de la puerta.

Intenté no pisarlo y seguí caminando, pero me detuve al ver la tranquilidad con la que dormía Joaquín y me hizo recordar a nuestra primera pijamada.

4 años atrás:

— Por favor ma, ¿puedo ir a dormir a la casa de Emilio? Te lavo los platos toda la semana si quieres — juntó sus manos en modo de súplica y yo hice lo mismo.

— Está bien chicos, sólo no molestes a los papás de Emilio, Joaco — dijo su madre.

— Gracias señora Eli, no sabe cuánto la amo — me abalancé hacia ella para abrazarla fuerte.

— Ay Emilio, no hay de qué mi niño, ahora váyanse porque no quiero que anden muy tarde en la calle eh — nos abrazó a ambos y salimos de su casa.

(...)

— Joacooo, ¿apenas son las 10 de la noche y ya tienes sueño? — le reproché.

∥এ Sólo toma mi mano                     [Emiliaco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora