Usualmente Argentina solía visitar al alemán, aunque al principio no fue así. Argentina se vio "obligado" de cierta forma para firmar el contrato con Third Reich, y este lo sabía, sabía que el joven país tenía las manos atadas por la espalda y que si no elegía con cabeza su país se iría a la mismísima mierda.
Cómo había estado siendo común por parte del argentino ir de visita a la casa del alemán, este le solía preparar alguna comidas que le gustara al argento, entre estas solía preparar empanadas, milanesa o tortas fritas. Dependiendo la ocasión.
Al llegar a la pequeña cabaña la cual se encontraba, por así decirlo, en medio de la nada, pudo notar la deliciosa fragancia de un pastel de manzana, el cual el alemán lo preparaba increíblemente bien, para ser sinceros.
-- Third Reich?... - pregunto el argentino sin recibir respuesta, a los segundos se pudo escuchar como unos pasos acelerados se acercaban hacia Argentina. Este esbozo una dulce sonrisa.
-- Llegaste! Te estuve esperando todo el día - dijo alegre el nazi, este se rió.
--Asi que... Preparaste un pastel?
--Claro, la última vez que viniste me dijiste que querías comer una de estas, así que como buen huésped que soy me decidí a prepara una para ti! - dijo con entusiasmo y algo de egocentrismo Reich, mostrándole así su dentadura afilada al argentino,a este ya se le hacía común verlos.
-- Deja esa maleta ahí y ven a comer - Dijo para encaminarse hacia la cocina, este fue seguido por Argentina.