Al final los cinco chicos se dirigieron hacia la casa del estadounidense.Una pequeña casa en medio de unos suburbios. La casa contaba con tres habitaciones, una principal y dos para los invitados. Un pequeño estudió, un sótano. Dos baños, uno principal y el otro para visitas. Y por supuesto una cocina y una sala-comedor.
La pequeña casa estaba decorada con cuadros, mayormente de paisajes. Quizás que en alguno que otro estaba una foto de él o de su familia.La llegada fue bastante cansada. Desempacar y ordenar los cuartos los canso bastante. Y más ya que el estadounidense no estaba acostumbrado a dormir tan tarde.
Al terminar de cenar, cada uno se dirigió a su habitación.
El argentino y el estadounidense se quedaron para terminar de ordenar la mesa y limpiar los platos.
-- Oye, sé que a pasado un tiempo, pero... ¿Aún me amas?-
-- No, siento que te supere. Sé que suena muy feo decirlo hacia de seco, pero es la verdad. -
-- Si, lo entiendo -
-- No sabía que habían salido -
La voz del alemán se escuchó detrás de ellos.veste se encontraba recostado en el marco de la puerta, con sus brazos cruzados.
-- Hum, salimos un tiempo... Bueno, mucho tiempo. Pero por cosas del destino decidimos separarnos. -
-- Nada que te incumbá Alemania. Cosas nuestras -
La risa del alemán resonó en la cocina. Era obvio que la ex pareja había terminado en términos no muy buenos.
Pero los dejo tranquilos.
Este se dirigió hacia la habitación que compartía con Finlandia, su pareja.Al entrar se encontró con que este estaba profundamente dormido.
Esbozó una pequeña sonrisa ante la tierna escena.Era lindo ver a su pareja tan tranquilo.
Prosiguió a acercarse hacia la cama y recostarse junto a su novio, luego le dió un beso en la frente para por último poder dormir.