—- FBI, abra la puerta! - y como si fuera por arte de magia la puerta fue abierta.—- Hola, que se les ofrece - intento ser calmado y discreto para no mostrar su nerviosismo, y como no estarlo frente a tal escena, al FBI se encontraba frente a su puerta y detrás de él se encontraba SWAT y algunos de sus hombres. Todo un operativo policial.
—- ¿Dondé está? - pregunto la agencia.
—- ¿Quién?
—- Sabes de quién hablo - su mirada penetrante ponía más nervioso a Argentina, más de lo que ya estaba.
—- No, no lo sé - respondió incrédulo.
Entonces decidió tomar la iniciativa y entrar, así, el FBI se abrió paso en la casa del argento, ordenando a sus escoltas que revisaran toda la casa, y así lo hicieron y el resultado fue nulo.
—- ¿Que sucedió con él?
—- Con..?
—- ¡Third Reich!
—- Ahh, murió - respondió con simpleza el joven - hace muchos años, no sé si lo sabes pero la Segunda Guerra Mundial termino por eso.
—- No me tomes el pelo, ¿Dónde está?
—- ¿Qué no entiendes de la palabra muerto? ¿Te tengo que mostrar su tumba o algo así!?
—- Si! - el silencio del argentino lo delató, no había tumba y nunca la habría. No está muerto - Tienes hasta mañana para entregarlo, sino, serás atestado.
—- ¿Que?¿¡Por qué!?.
—- Palabras de ONU, el ya hablo, ahora te toca a tí.
Y así como entro salió.
El corazón del latino latía a mil por hora, ¿Que haría ahora?.
—- Arg? ¿!Estás bien!? - pregunto el de esvástica al verlo tan shoqueado.
—- Tenemos que irnos...
—- ¿A dónde?.
La mirada del argentino se iluminó, ya sabía a dónde ir.