Capítulo 1

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P.O.V t/n

Me encontraba reposando en mi balcón apreciando lo que seria el ultimo atardecer en China que vería en mucho tiempo. El día había transcurrido acompañado con un sentimiento de melancolía mientras me despedía de la gente de mi clan, pues mañana al amanecer abandonaría mi tierra natal para tomar un vuelo con destino a Francia, concretamente París.

Os preguntareis, ¿por que? Pues me he criado en un ambiente dedicado a la música el cual influyo en que mi sueño sea estudiar música, y ahora el conservatorio de música de París me ofreció beca completa, así que no quiero perder esta oportunidad.

Por cierto, todavía no me he presentado, mi nombre es t/n Wang* del Clan Song** y tengo 17 años. Soy la hija unigénita de los jefes del clan. También soy la actual portadora de la reliquia familiar que consiste en un anillo-pulsera de jade negro, pero esta joya no es un adorno corriente pues tiene la capacidad de otorgar fuerzas poderosas a quien lo posea, a este tipo de joya se le llama prodigio en el caso del que esta en mi posesión es el prodigio real. Mis padres decidieron darme el prodigio a los 10 años y me fue dado un entrenamiento para su uso, esto hizo que me convirtiera en una especie de sacerdotisa ya que uno de los poderes que otorga el prodigio es purificar la energía maligna.

Supuestamente el portador del prodigio Real es reconocido como, en mi caso, princesa de los prodigios debido a la enorme cantidad de poder que este posee. Pero según sabemos, la mayoría de prodigios se perdieron en un terrible accidente. Así que se podría decir que soy la princesa de los prodigios, pero mejor dicho, una princesa sin súbditos, que irónico.

-T/n, ya es hora de dormir, recuerda que mañana debes partir a muy temprana hora -mi madre interrumpió mis pensamientos devolviéndome a la realidad.

-Sí madre -contesté, seguido de una reverencia me apresuré a entrar en mi habitación y prepararme para dormir.

Estaba apunto de quedarme dormida, cuando derepente escucho una dulce voz llamarme.

-Ohimesama***, podría darme algo de comer, ¿por favor? -Era mi querido kwami Prince, el líder de los kwamis.

-Claro que sí Prince. -Le conteste a mi pequeño amigo mientras procedía a salir de mi cuarto dirección 'cocina', agarre el pan dulce frito que tanto le gusta a la pequeña criatura, una vez pan en mano regresé por el mismo camino- Listo, disfrútalo y buenas noches. -Exclamé dándole el pan y regresando a mi cómoda cama.

-Gracias Ohimesama e igualmente. -Respondió dándole un bocado al delicioso pan.

-Todavía no entiendo porque me dice princesa en japones si estamos en China -le hablé con la cara clavada en la almohada.

-Me gusta como suena y te sienta bien -respondió sin importancia terminando su alimento favorito.

Ya no contesté y terminé dormida profundamente, pensando en como sería el volver a París. Ojalá y la vida se apiade de mi y me permita disfrutar esta vez mi estadía en aquella hermosa e interesante ciudad. Por lo menos hoy pude conciliar rápido el sueño sin pasar primero por aquellos aterradores recuerdos.

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El amanecer llego a China y junto a él el momento de mi partida. Me encontraba ya en el aeropuerto con mis padres despidiéndonos.

-Madre, Padre, no los defraudaré -Afirmé mirando a mis padres con determinación en mi mirada.

-De eso estamos seguros, -dijo mi madre- ten en mente siempre tu papel como miembro del clan y princesa de los prodigios. -Recalcó mi calculadora madre, es muy normal en ella esta forma de despedida.

La Magia De La Música •Luka y Tu•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora