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Regresar a New York luego de que el sheriff saliera del hospital había sido inquietante, estar en Beacon Hills sólo unos días les hacia sentir como extraños en la ciudad que los había estado viendo avanzar. Lo primero que hizo Stiles es ir a la universidad y ponerse al día, no había salvado su beca para luego lanzarla por la ventana. Derek, contra todas sus ganas de huir, fue a ver a su tío con todas sus fuerzas para pelear. Sin embargo, no fue necesario.

Peter era una molestia, una piedra en el zapato de cualquiera, Derek estaba seguro que él había sido el mismísimo creador de la manzana de la discordia. Su tío había hecho todo un pequeño desastre en su vida sólo para su entretenimiento, haciéndole enojar y tener problemas con Stiles por nada. El mayor de los Hale sólo quería probar un poco a su sobrino, por lo que cuando este apareció en su oficina con todos los aires de un adulto que enfrenta sus problemas, lo bajó de golpe con una risa burlesca y un plan que no pudo rechazar.

Las cosas eran sencillas, habían tres cartas sobre la mesa; uno, pagar el dinero; dos, ir a prisión o tres, cambiar su carrera y empezar desde cero para poder aprender a cómo dirigir una compañía cuando Peter se cansara de ser el líder. Derek obviamente aceptó la última, aunque bastante contra su voluntad. Quería declinar a cualquier cargó sobre la compañía, pero Peter no dejaría todo lo que había progresado durante años de trabajo, a cualquiera. Además, eso dejaría a Derek sólo con las dos primeras opciones, y él no estaba hecho para pasar un tiempo en prisión. No cuando aun era joven y tenia una increíble persona esperando en casa todos los días.

—¿Qué quieren hoy? —Isaac se acercó a ellos con un block de notas y un lápiz en su mano. —Wow, Derek, eso es mucho que estudiar. —Lahey se asombró del montón de libros en la mesa.

—Callate. —Hale gruñó sin levantar la mirada del libro que leía.

—Lo de siempre, Isaac. —Stiles respondió a la anterior pregunta de su amigo, intentando no reír por la expresión de enojo de Derek. Apenas estaba empezando a estudiar lo necesario y parecía que ya se quería rendir. Los libros, tan gruesos y llenos de palabras aburridas, siempre estaban a punto de ser destruidos en mil pedazos cuando el azabache los sostenía. —¿Sabes? Puedes tomarte un descanso. —Stilinski dijo posando su mano sobre la de Hale en la mesa.

—Ni hablar. —el mayor suspiró apartando la mirada en los ojos color ámbar de su pareja. —Quiero terminar antes del fin de semana, prometimos ir a acampar.

—Derek, acampar puede esperar otro fin de semana más. Vas a exprimir tu cerebro hasta secarlo y luego, no podrás terminar la carrera antes de tiempo, como dijiste que harías. — Stiles le recordó, sabiendo que realmente sería imposible que su pareja terminara tanta tarea antes del fin de semana. —Así que cierra ese libro y prestame atención por al menos una hora, hombre. Si sigues viendo tanto esos libros, comenzare a sentir celos de ellos. —dramatizó exagerando sus muecas.

Cerrando el libro frente a él con una sonrisa, Derek se levantó de su asiento y se sentó al lado de Stiles, pasando un brazo por sobre sus hombros para acercarlo en un medio abrazo. —Lo siento. —dice intentando no reír por la falsa expresión de tristeza de su novio. Para luego encogerse un poco y besar sus labios. Amaba besar a Stiles, había soñado con ese momento muchas veces antes de siquiera cruzar palabras por primera vez en aquel puente.

—Disculpen por tardar con la comida, no es necesario que se coman entre ustedes. —Lahey interrumpió el momento dejando los platos sobre la mesa. —Disfruten su comida. —se alejó con una sonrisa.

—Comamos y vayamos a casa. — Derek dijo y no se sorprendió por lo familiar que le hacia sentir esa frase.

—Pasemos primero por un disfraz, me vestire de libro para que me prestes atención esta noche. — Stilinski bromeó comenzando a comer.

—No será necesario. —Derek se inclinó hacia Stiles y besó su cuello con cariño, algo pequeño. —Hoy toda mi atención sera tuya. —susurró antes de alejarse y comenzar a comer de su plato. —Si quieres, claro.

Sonrojado, con una sonrisa enorme, Stiles dijo con bastante energía: — Joder, por supuesto que quiero, amigo.

Esa tarde en el loft, hasta que la noche les alcanzó, lo que Derek menos toco fueron los libros, paseando sus manos, ojos y boca por cada extremo del cuerpo del castaño.

Derek había tenido que dejar incluso su trabajo, que tanto le gustaba, por tantas horas que estudiar le tomaba. Pero aun así, cuando lo pensaba, nada de eso o su tío importaban cuando podía estar así con Stiles. Haría cualquier cosa por estar siempre con Stiles.

Ho Hey [sterek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora