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Derek creía que nada podía salir mejor entre él y Stiles. Habían iniciado una relación y lejos de todas sus preocupaciones, nada realmente había cambiado entre ellos. Seguían saliendo juntos para mayormente todos lados, hacían las compras e iban a estudiar; aunque claro está, con el bonus del sexo y los besos y todo esos momentos íntimos que aman. Todo era perfecto, hasta que el nuevo año de la universidad les alcanzó.

Stiles estudia mediante una beca, lo que significaba que debía mantener todas sus notas por sobre el promedio, cualquier baja sería tomada como negligencia y que no estaba apreciando su oportunidad. Usualmente se le daba al estudiando un cierto lapso de tiempo extra para remendar aquello, pero Stiles había reprobado dos clases, lo que significaba que perdería la beca.

Sin embargo, gracias al extraordinario don del castaño para hablar hasta por los codos, logró que la dirección y el consejo estudiantil le diera una segunda oportunidad. Luego de las vacaciones navideñas, unas semanas antes del nuevo inicio de clases, Stiles debía aprobar una prueba de las materias que reprobó y pagar una multa.

Las pruebas eran pan comido, según Stilinski y su enorme confianza en su inteligente novio que le enseñaría lo necesario. El problema recaía en la dichosa multa. Stiles no tenía tanto dinero, literalmente vivían de cupones y el dinero de sus malísimos trabajos.

Y aunque Stiles no parecía tan preocupado por eso, Derek realmente notaba que si.

—Está bien, no le digas a papá, por favor Scott. No quiero preocuparle, sabré resolverlo, en serio. — susurraba Stiles dentro del baño. Resolvería aquello, era su problema y de nadie más. —No. No hagas eso. Scott no necesito tu dinero, eres increíble, pero no. Lo resolvere. — dijo de último antes de colgar la llamada. Suspiró contra la puerta pasando una mano por su cabello, todo había salido tan bien y ahora eso. Tenia dos semanas exactas para pagar antes del inicio de clases y por las fiestas y tiempo libre del trabajo, apenas tenía para pagar la mitad de lo que debía. —Maldición. —se quejó en un tono decaído.

Stiles estaba seguro de que podría llorar en ese momento, pero la puerta principal anuncio con su típico ruido que Derek había llegado del trabajo, así que se lavo la cara y puso su mejor sonrisa, no quería que Derek se preocupara más de lo necesario.

—Hola. —saludó el castaño, acercándose a Derek para besarlo.

—Hola. —le regaló Hale una sonrisa algo torcida que Stiles pasó por alto. En realidad, Derek había llegado hace algunos minutos y escuchó a Stiles hablar en el baño, pero regresó por sus pasos y salio del loft fingiendo que apenas había llegado. Stiles era alguien terco y orgulloso que en los peores casos, no quería que nadie supiera que estaba mal. Ya habían discutido eso, pero no se tocó mucho el tema.

—¿Cómo estuvo el trabajo?

Derek gruñe y como todos los días, se queja de algo nuevo en el trabajo. Stiles va por la comida, la arregla en la mesa mientras el azabache se cambia la ropa a algo más cómodo y se lava las manos, acercándose a la cocina para comer junto al castaño. A veces, comen en la sala o simplemente piden algo a domicilio cuando Erica no les envía comida que sobra o se la deja a Isaac.

—¡Oh! Se me hace tarde, ya debo irme al trabajo. —se levanta Stiles de un salto, recogiendo los platos de la mesa antes de salir disparado de la cocina a la sala para buscar sus cosas y correr a la puerta para irse. Sentado aún, Derek queda un poco fuera de lugar con el silencio que le rodea luego de la salida tan rápido del castaño. Hace años, aquella tranquilidad era algo común y suyo, algo que no le molestaba; ahora era diferente.

—¡Lo siento, lo siento, lo siento! —se escucha como Stiles regresa rápido y abre la puerta y se acerca a Derek.

—¿Qué pasa?

Ho Hey [sterek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora