18. Cafés, copas y su sonrisa.

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Me levanté con una sonrisa en la cara.

Tenía que prepararme rápidamente. Quería ir al parque antes de que amaneciera a dar una vuelta.

Me gustaba estar sola. Si no tienes a nadie no pueden hacerte daño. Aunque siéndo realistas, todos necesitamos un abrazo de vez en cuando.

Mientras caminaba, en lo único en lo que pensaba, era en él.

Fuí a sentarme en el banco cuando de pronto le vi. Me miró, le miré, lo comprendimos a la vez.

A él le gustaba la soledad tanto como a mi.

Éramos defectos que se atraían. Malas costumbres y malos vicios, que se entendían.

Éramos cenizas, cortes y heridas.

Éramos y somos:

Un mendigo pidiendo cariño en lugar de dinero.

Un reo buscando ser libre entre unos brazos.

Un borracho queriendo unos cuantos besos.

Y por eso le quería y por todo eso le quiero.

Nos sentamos en aquel banco, a su lado no había lugar malo.

Y me cogió de la mano, me besó la frente, pasó su brazo por mi hombro y me acarició la mejilla suavemente.

Temblaba. Y no era del frío, era de todo lo que me hacía sentir, de lo que provocaba en mi.

A su lado todo era bonito. Las mañanas no eran tan frías, las noches no eran tan oscuras y mi sonrisa era un poco menos tímida.

Acabamos en un bar, dos cafés y unas cuantas copas de más. Malas horas para beber. A los dos nos daba igual.

Él era de Ginebra, yo de Whisky. Los dos de perdernos en los ojos del otro.

Él de fanta, yo de Coca-Cola. Ambos de mirarnos y sonreirnos entre trago y trago.

Salimos de allí un poco más felices de lo normal. Daba igual. Le quería. Me quería.

Estuvimos caminando. Se encendió un cigarro. Me ofreció. Pero no lo acepté.

Debía ser mi tonta sonrisa al verle a él o los elefantes que corrían por mi estomago, pero hoy no me apetecía matarme lentamente.

Prefería morir en sus labios una vez más. Asi que le besé. Sonrió. Sonreí. Nos reímos. Me cogió. Corrió conmigo. Gritaba. Pataleaba. Pero en el fondo no quería que me bajara.

Felicidad. Era feliz. Y no quería que nadie me lo arrebatara.

Atrapada en el espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora