24. Juntos por siempre.

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Cuando fuí a salir de aquel horrible lugar, la enfermera que me había atendido dentro del hospital me entregó una carta.

La abrí, y comencé a leerla.

“Para la chica de la sonrisa bonita:

Para que nunca me olvides te escribiré todo aquello que no tuve el valor de decirte. Todo lo que guardo bajo llave en el corazón.

Diste sentido a mi vida aquel día que te encontré por primera vez. Recuerdo que por aquel entonces no sonreías, y yo me moría por ver tu sonrisa.

Has conseguido que sea feliz. Me has demostrado que significaba esa palabra despues de tantos años. Has logrado poner todo en su sitio y borrar los daños.

Aunque el sitio más bonito se encuentra entre tus brazos. Y el mejor lugar para quedarse a vivir sea la comisura de tus labios.

Jamás sabré como lograste acabar con todas y cada una de las nubes que escondía en mi interior. Pero gracias a ti, ya no llueve en mi.

Me has demostrado que a tu lado el invierno es verano. Y que el sol que brilla en mi mundo, es tu sonrisa.

Contigo todo es distinto, parece que el mundo funciona.

Y puede que nunca más vuelva a funcionar.

Tal vez nunca más vuelva a ver ese brillo en tus ojos con cada amanecer, ni tus hoyuelos manchados por el café de las mañanas y tampoco la manera en la que me hacías volar sin despegar los pies del suelo.

Mís dedos no volverán a recorrer tú espalda, ni mís labios tu cuello.

No volveré a sentir ese cosquilleo que me recorre todo el cuerpo cada vez que te veo.

Ni volveré a morir de amor en esa curva de felicidad que dibujan tus labios al sonreír.

Tampoco volveré a pasear contigo de la mano, aunque siéndo sinceros, Madrid no te llega ni a la altura de la cintura.

No volveré a hacer muchas cosas, pero créeme, nunca dejaré de quererte, ni de cuidarte.

Porque esto que siénto, es para siempre.

Juntos por siempre ¿Recuerdas?

Te quiero, de la manera que me enseñaste tú, de la única forma que podría quererte. Te quiero sin límites y sin barreras, por encima de todo. Te quiero.”

Algo murió dentro de mi al ver ese punto y final. Al saber que no volvería a verle más.

Y entonces empezaron a resbalar lágrimas por mís mejillas.

Mi corazón comenzó a ir más lento, como si no tuviese motivo para latir. Y desde luego, yo no tenía motivo para vivir.

Entonces, comencé a pensar.

Tal vez, el amor sea necesitar a alguien y quererle aún sabiendo que te puede romper en cualquier momento.

Tal vez el amor consista en perderte en sus manías. En esa forma en la que se muerde el labio inferior o juega con su pelo cuando está intranquilo.

Tal vez y solo tal vez, el amor no se haga, sino que se viva.

Y que siéndo realistas, no hay cosa más bonita que estar enamorado y sentir como te va el corazón el doble de rápido.

Pero no me puedo arrepentir, no, nunca. Porque te lo di todo de mi.

Te di el pedacito de mi corazón que quedaba sin cicatrices o heridas, te entregué hasta la última de mís sonrisas y te di algo que nunca había dado a nadie más.

Porque fue amor. Fue nuestro. Nuestra historia repleta de pequeños capítulos y diminutos versos.

Fue algo eterno, con final. Algo imposible de imaginar para nadie más. Pero queda el recuerdo y eso no fue, sino que es y será.

Que no seremos, pero fuimos, y no me arrepiento de ningún momento a tu lado.

Me hicistes feliz y eso, eso no lo olvidaré nunca.

Gracias, por hacerme tener el mundo en mís manos cada vez que agarraba la tuya.

Gracias por hacerme vivir.

Gracias por ese para siempre que pienso cumplir.

Gracias, por todo.

Atrapada en el espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora