Un hermoso campamento de verano | Billie Eilish

5: Juego

Ya era sábado, y mañana tendríamos por fin el día entero sin actividades. Me encontraba junto a Billie sentadas en la orilla del lago mientras ella sujetaba su libreta negra y el lápiz.

-Hemos avanzado bastante. -dijo mirándome. -¿Te apetece descansar un rato?

Asentí. -¿Te apetece un baño? -pregunté.

-Tendríamos que ir a ponernos el bikini y la verdad me da mucha pereza pero...

Dejó de hablar cuando comencé a desvestirme y me quedé en ropa interior, si ella jugaba conmigo con sus guiños y miradas durante todo el día ahora me tocaba a mi.

-Vale. -dijo levantándose y quitando su camiseta.

La miré sin pudor alguno, porque los ojos se me iban solos hacia su cuerpo y no podía hacer nada por evitarlo, era perfecta. Me sonrió levantando una ceja y aparté mi mirada mientras me sonrojaba notablemente.

Durante esos cuatro días entablé mucha amistad con Billie, ya que debiamos pasar mucho tiempo juntas para escribir la canción. Descubrí que le gustaban las chicas ya que me habló de su ex en Los Ángeles, que le habia hecho la vida imposible y cosas así.
Le encantaban los caballos y la naturaleza, por eso le gustaba tanto pasar los veranos en el campamento, porque estaba rodeada de ella.
La cara que puso cuando le dije que a mi también me gustaban las chicas fué digna de ver, y me dió un poquito de esperanzas.
Teniamos media canción escrita y teníamos dos días para terminarla, y me encantaba sinceramente.

Me mentalizaba en no cogerle tanto cariño a Billie, porque yo vivía en una punta del país y ella en la otra y no queria extrañarla, pero cada vez que veía sus muecas al escribir o al concentrarse, cuando sonreía y formaba sus hoyuelos, cuando le tocaba el sol directamente en los ojos y se tornaban de un azul aún más claro y cuando nos reíamos a carcajadas por alguna tonteria, sabia que extrañarla sería inevitable. Y que me atraía, me atraía muchisimo, porque a ver, ciega no soy.

-Vamoos métete en el agua! -gritó cuando tubo medio cuerpo dentro.

-Es que está muy fría! -dije abrazándome a mi misma. El sol ya se estaba poniendo y ya no hacía tanto calor.

-Has tenido tu la idea! No seas miedica, no está tan fría una vez entras.

Miré con duda el agua que cubría mis pies, todo mi cuerpo estaba de punta y no accedia a meterse en el agua.
Me distraje y no me di cuenta que Billie se acercaba a mi con una maliciosa sonrisa.

-Entra. -me dijo.

-Nop.

-Vamos.

-Nop.

Vi que corrió hacia mi y yo salí corriendo por la orilla, intentando que no me atrapara mientras suplicaba por mi vida y ella reía a carcajadas.
Me atrapó y con fuerza me recargo en sus brazos mientras yo pataleaba para que me soltara, en vano.
El contacto de su piel y la mia me estremeció y herizó aún más mi piel, provocando que ahora mismo estubiera muriendo de calor.
Corrió hacia el agua conmigo en sus brazos y cuando le cubrió por la cintura se zambulló, haciendome entrar a mi también sin darme tiempo a coger aire.

-Eres idiotaaa. -le dije cuando salí del agua mirntras reia.

-¿Ves? Tampoco está tan fría. -me dijo riendose de mi. Su dentadura blanca brillaba y en sus ojos se podia ver el agua reflectada.

Me di cuenta de que estábamos muy cerca, demasiado, y ni ella no yo hacíamos nada para romper esa distancia.

-Tienes unos ojos muy bonitos. -le dije para intentar romper la tensión de nuestras miradas.

-Gracias... -se sonrojó, me encantaba hacerla sonrojar. -A mi me gustan los tuyos, me recuerdan a la miel.

-Son del montón, marrón claro, tus ojos son el puto océano. -le dije. ¿Estaba coqueteando con ella? ¿Yo?

Me miró fijamente, y se puso seria de golpe. Dió un paso hacia mi y sin poder evitarlo la temperatura de mi cuerpo augmentó de golpe.

-¿Por qué te sonrojas siempre? -preguntó casi en un susurro, a centímetros de mi. Podia notar como mi cuerpo temblaba y no sabia como hacer para no estar nerviosa.

-Tu... tu también lo haces. -tartamudeé.

-Es que cuando una chica guapa me dice cosas bonitas... pues...

El corazón me iba a mil, joder, a dos mil.

Sonrió, sonrió dulcemente y me perdí en esos gruesos labios y hoyuelos, ella se dió cuenta que miraba sus labios y augmentó la sonrisa. Me iba a caer al suelo pero estaba en el agua así que me ahogaria.

-Hasta que las encuentro! -gritó alguien en la orilla, a metros de nosotras. Pude ver como Billie suspiró y se giró.

-Dani! ¿Pasa algo? -preguntó.

-Pues si! Tengo un cotilleo! -gritó.

Billie y yo nos miramos y salimos corriendo del agua para escuchar ese cotilleo mientras nos acercábanos a Dani que nos miraba con una ceja levantada.

-Noah y Diego se han liado!!! -dijo emocionada Dani.

¿Qué?

-¿Qué? -gritamos a la vez.

-Lo que oyen, Lauren les ha dado un empujoncito y se han comido la boca frente a nosotras.

No podía creer que mi amiga lo haya logrado, era mi ídola. Billie rió a carcajadas y dijo que ojalá lo hubiera visto. Me puse seria de golpe cuando me di cuenta que Danielle habia intereumpido un posible beso, ¿o no me iba a besar? Qué lio. Sonreí para restarle importancia.

-Secaros un poco y cambiaros que quedan 30 minutos para la cena. -dijo Dani y se fué, diciéndole a Billie algo con la mirada que no supe descifrar.

-Eh... deberiamos volver. -dijo la del pelo plateado rascándose la nuca.

Asentí nerviosa por la cercanía de antes y recogimos nuestras cosas para ir a la cabaña.
Por mala suerte estabamos solas, digo mala suerte porque la mirada de Billie y sus sonrisas me ponian demasiado nerviosa y sentía que iba a morir de un ataque al corazón.
Se metió en el baño y aproveché para secar mi cuerpo y ponerme ropa interior seca, me vestí con unos pantalones chandal negros hasta las rodillas y una camiseta blanca con mis tenis blancos. Al rato salí y Billie vestia en un pantalón gris hasta las rodillas y en sujetador.
Maldecí a esa mujer, ¿qué pretendía? ¿Que muriera de la mejor manera posible?
Los ojos se me fueron directos a esos voluptuosos pechos y pasó por mi lado sonriendo de lado, la muy pervertida.

-No deberias hacer eso. -dije atrevida, la verdad es que no se de dónde saque el valor.

-¿Hacer qué? -dijo parando su paso y girándose a mi, cruzándose de brazos.

-Eso. -la señalé de arriba abajo. -¿No soy ciega sabes? -dicho eso salí de la cabaña pasando por su lado y sonriéndole mientras ella me miraba juguetona. No se en qué se estaba convirtiendo ese juego pero me gustaba hacerla sonrojar y que ella me hiciera sonrojar a mi.