Ultimas palabras

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Los demás jeeps pasaron en dirección a donde el doctor había huido, no sospecharon ni voltearon a ver la casucha al lado del camino. Pegados a la pared cerca de la ventana esperamos a que el ruido de los vehículos se hubiera alejado lo suficiente, al pararme pude sentir el peso de la bolsa que el doctor me había dado a guardar, el sentimiento de tristeza me invadía, cuando Daniel dijo con voz fría.

-Debemos ir por el-

Se puso de pie de un salto y con paso decidido entro al garaje, se detuvo en la puerta y sin voltearse ni un poco se dirigió a mí con voz quebrada.

-¿Estás de acuerdo en eso? ¿No?-

Asentí sin darme cuenta, a pesar de que la razón decía que no debíamos ir, mi corazón y alma estaba totalmente de acuerdo con él. Era un rescate totalmente suicida, sin embargo estaba seguro que su padre o el doctor, serían capaces de hacer algo como eso si él se pusiera en peligro. Salí a abrir la puerta del garaje, y al salir el jeep subí de inmediato, Daniel estaba por apretar el acelerador al fondo cuando en la radio sonó una voz familiar.

-No deberían ni siquiera intentarlo muchachos-

Daniel apretó el volante con furia y frustración

-Espero me perdonen por tenerme que despedir de esta forma, pero el tiempo era valioso- un sonido de disparos se escuchó al fondo de la radio- para mí siempre serán unos amigos especiales, los años que pase con ustedes siempre serán grandes recuerdos, el apocalipsis me quito muchas cosas, mis hijos, mis nietos, mi esposa. Sin embargo pude encontrarlos a ustedes, unos chicos maravillosos que no se rendían a pesar de la situación, sus espíritus tan llenos de energía me dieron motivos para vivir, para levantarme cada mañana a enseñarles de la vida, sé que deben estar tristes, pero no desperdicien la oportunidad que cree para ustedes... Daniel, debes cuidar la espalda de Lestat en todo momento, eres mayor que él, así que debes de ser quien le ayude si está en problemas, estar de su lado en las decisiones que tome, y si sientes que pierde el camino, no dudes en regañarle o en darle un golpe para que reaccione... Lestat, pasamos mucho juntos, fuiste como un nieto para mí, cuidaste de mi cuando mi enfermedad avanzo, pero es hora de que emprendas un gran viaje, sigue las pistas, eres alguien muy listo así que creo que estarás bien.- La radio comenzó a emitir cortes de interferencia, era probable que estuviera saliendo del rango o el coche estuviera muriendo.

-Lestat.... Debes... Zeus... Infierno... Tu padre esta...- La radio emitió un sonido de interferencia que no paro.

Me quede congelado, las últimas palabras del doctor habían dejado en mi un desconcierto que me había quedado congelado totalmente. A mi lado Daniel apoyo su cabeza en el volante mientras las lágrimas caían en su rostro. El motor del jeep seguía encendido, Daniel movió la palanca de cambios y puso reversa, entrando de nuevo al garaje. El silencio reino cuando el motor se apagó, ninguna palabra salía de nuestras bocas y nuestros cuerpos no parecían moverse en lo más mínimo. Baje para cerrar la puerta, y cuando esta cayo, Daniel tuvo un gran arranque de ira.

Golpeo el volante, pateo, grito y finalmente termino golpeando el vidrio justo en el centro. Cuando el vidrio se agrieto un poco recostó su cabeza hacia atrás y dejo escapar un largo quejido.

-Él no tenía que ser el héroe, era ya bastante que nos cuidara de niños, que nos enseñara todo lo que sabemos-

Asentí con tristeza. Tenía la razón en todo lo que decía, pero lo hecho, hecho esta, no podíamos lamentarnos todo el rato como niños pequeños, ahora éramos adultos y debíamos comportarnos.

-Por ahora baja y deja que cure tu mano, si no le hacemos algo podrías tener un dedo roto o algo-

-Déjalo- se bajó del jeep y tomo la mochila del doctor- creo que puedo con esto solo, preocúpate antes por descifrar nuestro próximo destino-.

El Viaje por un sol; la historia de LestatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora