Día 4: Cita a Solas Inesperada en la Playa

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Desperté, y sigo vivo. ¡Que emoción! No, no es otra crisis, o depresión, solo necesitaba una dosis de sarcasmo. Me sienta bien, ayuda a sentirme mejor. Afortunadamente me levanté a tiempo y espabilé velozmente para empezar a prepararme. Desayuné un plato de cereal con leche y zumo de fruta. Salí de mi casa con los preparativos suficientes como para ir a una playa, y me encaminé al cole. Tenia algunas dudas, o más bien una: si no estaba confirmado al cien por cien, ¿por qué hacernos preparar para nada, posiblemente? Si de algo estaba seguro, eran lo pesimas de las vías de comunicación de mi institución educativa. Pudiendo haber confirmado o no desde el principio. Aparte de eso no tenía muchas preocupaciones más, a parte de Harry, claro. La playa estaba cerca a la ciudad, solo un viaje en autobús escolar y listo, pero puede ser sofocante.

Sí, si han aprendido algo de mi rutina, es que pase a casa de Harry a buscarlo para que fuéramos juntos a la escuela. No creo que sea necesario repetirlo. Seguimos el camino habitual, durante este no hacíamos más que charlar. También noté algunos penosos intentos de flirtear por parte de Harry. Se me hacía un tanto tierno pero, demasiadas cursilerías se le escapaban de vez en cuando. ¿Podría seguir la conversación normalmente? Por favor.

Para cuando llegamos advertí que al parecer el garbeo hacía la playa si sucedería. Alumnos de nuestro curso subían al autobús mientras dos maestros encargados tomaban asistencia, y recibían los permisos escritos por los padres (por que no podían dárnoslos ellos para que los firmaran nuestros padres, si no hubiera sido por Harry y su madre, me quedo sin un permiso). Al entrar al autobús me percaté de Erica y Simón, habían tomado 2 pares de asientos los suficientemente juntos, y nos guardaron un lugar. A un lado, Erica y Simón compartían asiento, y junto a ellos, estábamos Harry y yo. El chiste se cuenta solo, y vaya ironía del universo. ¿O soy el único paranoico que lo ve así? Da igual.

—Simón, eres un tanto incompleto para informar, sabes. —Le llamé la atención. —Agradezco que me hayas avisado y tal, pero, amigo, ¡no me dijiste nada del permiso!

—Ops... —Fue lo único que salio de su boca en primera instancia, mientras lo observaba indiferente con una sonrisa fingida que de seguro se veía un tanto macabra. Y lo sabia por que se revolvió incómodo en su asiento y continuó: —Lo siento, Cam. ¡Pero a la final estas aquí, de igual modo!

—Sí, conseguí un permiso gracias a la madre de Harry. —Informé, aún mirándolo un tanto inconforme. Me dirán exagerado, pero es lo que hay.

—Síp, haría eso y más por su nuero favorito.

Eso me descolocó un poco, giré mi mirada hacia Harry quien sonreía simpático por el comentario. Lo miré lo peor que pude, pero luego pensé: "¿Que sabe su madre? ¿Si quiera sabe algo? Y si sí, ¿por qué lo sabe? ¿Le contó? ¿Que le diría? ¿Le explicaría lo del juego o se lo soltó sin más, como si fuéramos novios de verdad? ¿Que piensa ella acerca de esto?". Y vaya mierda. Me carcomía la cabeza con preguntas inútiles en su mayoría, y que por obvias razones no iban a tener respuesta a menos de que le preguntara.

—Bien, bien. — Solté. —Da igual, todo bien, ¿ok? Igual, Simón, agradezco que me hayas avisado. Aunque deberían incluirme en el grupo del curso ya, ¿no?

—Cierto, pobre alma en pena. —Interrumpió Erica. —Yo te añado, soy admin.

—Emm, ok.

Me volví hacia Harry dando por terminada la conversación y esta vez le hablé solo a él, tratando de indagar lo de su madre. No tuve respuesta, o tal vez fue por que no tuve la valentía de preguntárselo de manera directa, y ya.

Estábamos a nada de la playa. Solo unos minutos más en este horrible y sofocante bus. El viaje se hizo un poco más ameno de los que pensé que sería. Pero no mucho. En cuanto llegamos, esperé a que la estampida a escala para bajar de el autobús pasase, y proseguí a bajar junto a Harry, que se quedó junto a mi, esperando lo mismo, supongo. Por otro lado Erica ya había arrastrado a Simón fuera, fueron de los primeros en salir del bus. Cuando salí Erica llevaba sus cosas y las de Simón, y como plus, lo arrastraba a "una zona bonita y con linda vista" según sus palabras.

Treinta Y Un Días: Juego De NoviosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora