Era muy divertido, cada atracción por la que pasaba me encantaba. No entendía el miedo de algunas personas. Por ahora mi favorita era una llamada Ikaro, consistía en una máquina con varios brazos mecánicos, divididos en articulación, cuando estaba encendida está daba saltos y giros bruscos que inyectan adrenalina. Se soltaban las articulaciones que sostenían los asientos y podías quedar de cabeza mientras un brazo subía y bajaba.
En cada una de las atracciones en las que montábamos el ambiente se llenaba de variedad de gritos entremezclados. Desde los gritos de horror de algunas personas (como Harry), los gritos de un miedo menos fuerte de otros, o los gritos de emoción de algunas personas. La verdad es que yo no me encontraba entre ninguno de ellos, había otros dos tipos de personas, primero veías a los que parecían muertos en vida, no gritaban no reaccionaban de ninguna forma a la atracción, y luego estaba yo, me reía de lo lindo, la adrenalina me divertía, me hacía reír como a alguien que le cuentan un chiste.
Me sentía mal por Harry, yo me divertía cuál niño en dulceria y el solo gritaba de terror y se aferraba a mí en cada atracción.
—Ven.
—¿Ahora a qué loca atracción vamos a ir?
Compré algodón de azúcar de un puesto que ví y se lo di, sabía que le encantaba. Me lanzo una mirada y sus ojos brillaban con agradecimiento.
—¡Gracias!
Dijo rodeándome con sus brazos.
—Siguiente atracción.
Su cara era un poema, pero la verdad no pensaba llevarlo a alguna otra atracción extrema. Llevaba reuniendo el coraje para montar en la peor atracción de todas junto a él: el túnel del amor.
Respiré profundamente, tomé su mano y lo dirigí hacia la atracción.
—Cam... ¡¿En serio?! —Pregunto tan emocionado que parecía un perrito cuando está tan feliz como para mover su cola. Era una imagen tierna.
—S-si. —Respondí tímidamente. —S-supongo que es lo justo. Te estuve arrastrando todo el rato por atracciones que no querías, así que está bien que montémos en una que tú quieras, ¿no?
—¡Eres el mejor! —Exclamo mientras se abalanzaba sobre mi para abrazarme.
—Si, sí. Solo es lo justo.
Íbamos en la fila tranquilamente hasta que una parejita de enamorados se coló descaradamente delante de nosotros sin siquiera disimular.
—Eh, lo siento pe- —No le di tiempo a Harry para que terminará de reclamarles lo tome de la mano, y pasa por delante de esos dos recuperando mi lugar. Ignoré por completo sus caras de sorpresa. O bueno, la cara de sorpresa del chico y como la chica aguantaba una risita.
—¡Oy-
—Aja, lo que digas don Juan. A la próxima te adelantas a alguien que sea más bobo que yo. —Ni siquiera dejé hablar al tipo. Era un chico de unos 19 años, una altura más o menos acordé a su edad, un tono de piel claro y con la cabeza rapada. Llevaba ropa holgada y la chica que iba junto a él tendría nuestra edad. Era linda, poseía unos ojos ámbar que contrastaban con su oscuro cabello castaño y rizado, y con su piel de tono oscuro, llevaba un outfit que combinaba muy bien con su belleza.
—Amor, no los molestes, tu tomaste su lugar en la fila, deja de molestar. —Dijo con una voz suave pero potente. Al menos ella era sensata.
—Esto es para parejas, no para dos hombres.
—Estas siendo muy idiota, Anderson. —Le reprochó la chica.
—Amor, son dos gays, no deberían estar aqui. Esto es para parejas de verdad, no para mariquitas.
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Treinta Y Un Días: Juego De Novios
Romance"Esta bien, jugaré tu juego. Seré tu novio por treinta y un días" Esas fueron las palabras de Cameron al aceptar el juego de Harry. El aburrimiento y algo mas los llevo a jugar este juego que hará que sus lazos se fortalezcan y crezcan a lo largo de...