Día 14: El Parque de Diversiones (Parte 1)

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Había despertado luego de dormir prácticamente toda la noche. Harry no estaba como era de esperar, me había quedado dormido sobre él y vaya sueño que llevaba yo. Supongo que habrá sido él quien hizo que despertara en mi cama, y aunque me avergoncé un poco por ni siquiera haberme despertado cuando lo hizo le agradecí el gesto para mis adentros.

Recordé lo que había pasado el día de ayer y mi cara tomo al instante el color de una cereza. ¿Cómo es que yo había llegado a ser tan cursi? Y además estuvimos abrazados todo el rato. Pensar más en ello me llevaría a un cortocircuito cerebral, así que no le di más vueltas. Empecé a organizarme como de costumbre para ir a la escuela, mi rutina normal en días de clases: bañarme sin ganas, quedarme diez minutos mirando al infinito, ponerme mi uniforme, y bajar a desayunar para luego lavar mis dientes.

—Veo que ya estás despierto bello durmiente —Mofó mi madre al verme llegar al comedor. —Harry tuvo que cargarte a tu cama, al menos estaban cerca, se fue luego de una hora de que te quedarás dormido, o eso me dijo.

Me avergonzó el echo de que se estuviera mofando de mi, pero me enterneció saber que Harry estuvo conmigo acompañándome una hora mientras dormía, aunque también me avergonzó otro poco.

—Tal vez tenía sueño, nada importante. —Esclarecí. —Le agradeceré luego.

—Si tu lo dices, tortolito. —Ironizó mi madre. Suspiró cuál colegiala cursi. —Que bonito se siente el amor en el aire.

—Mamá, sabes que no es así.

—Vamos, hijo. Tienes que darle una oportunidad. —Dijo en un puchero. —Mejor dicho: date una oportunidad, a ti mismo.

—Preferiría no hablar de ello. —Mencioné algo incomodo. —Ya sabes no creo estar listo para "darme" una oportunidad. No aún.

—Esta bien. —Dijo empática, mientras posaba el plato de mi desayuno sobre la mesa. —Come bien, hoy te espera un día largo en la escuela.

—Supongo. Gracias.

—Ah, cierto. Harry ya me comentó que en la tarde irás con él al parque de diversiones, puedes ir pero tengan cuidado.

—¿Eh?

—No lo recordabas, ¿no?

Negué con la cabeza. No había recordado que Harry me había invitado a ir con él a ese parque. ¿Por qué lo haría? ¿Es otra de sus citas? ¿Cómo la de aquella vez?

—Tu siempre igual.

Preferí nuevamente no pensar en ello, comí mi desayuno y fui a lavar mis dientes. Luego de ello salí como siempre en dirección a casa de Harry, no sin antes despedirme de mi madre. Mi padre suponía yo que se había ido un poco antes a trabajar.

De camino allí no hice más que pensar en como lo vería a la cara después de la vergüenza que había pasado al haberme quedado dormido sobre él y haberlo hecho quedarse una hora conmigo y luego además, subirme a mi cama.

Llegué a su casa y toque la puerta, él salió ya organizado y se despidió de su madre.

—Hola, lindo. —Ya había olvidado ese ridículo apodo. —¿Dormiste bien anoche?

—Lo que digas. —Espeté avergonzado.

—Vamos, te veías muy lindo.

Ya estoy cansado de mencionar que me sonrojo con cada una de las cosas que dice así que lo omitiré está vez.

—Mejor vayamos a la escuela, ¿si?

A mitad del camino sentí que me miraba de soslayo y terminé por preguntarle.

Treinta Y Un Días: Juego De NoviosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora