Día 12: Primera Reconciliación

66 10 3
                                    

Mis inseguridades a veces podían llegar a ser muy estúpidas, pero en serio me preocupaba el hecho de que Harry aún siguiera un poco enojado por ello. Ni siquiera le había dado los gracias en condiciones por el regalo que me había dado.

Esta vez Harry sí estaba esperándome, no como aquellos días en los que estuvo perdido y yo sin saber dónde estaba, aunque no literalmente perdido.

Lo saludé, sonriendo, lo cual fue una avance gigante para mí como persona, ya que sonreír era una proeza para mí. No lo hacía seguido y no lo hacía por qué sí. Así que de hecho Harry debería agradecer que le sonriera, era una imagen en peligro de extinción.

Se sentía bien poder volver a caminar a su lado, y se sentía bien poder desahogarme como lo hice. Me sentía un tanto más libre al menos hasta que mis inseguridades salieron a la luz. Tenía la manía de jugar con mis dedos cuando me ponía nervioso y subestime a Harry por pensar que no lo advirtiría.  Porque obviamente si lo hizo.

—¿Cam? ¿Que tienes? ¿En qué piensas? —Indagó.

Me ruboricé nervioso y balbuceé cosas sin sentido, está por negar el hecho de que había estado pensando algunas cosas que no me dejaban tranquilo pero luego recordé el problema que habíamos pasado por cerrarme en banda.

—Yo... Yo... Lo siento.

—¿Eh? ¿Que? —Harry parecía perdido por mis palabras. Y me observó extrañado. —¿A qué te refieres?

No aguante y lo abracé, y aunque estaba anonadado el me devolvió el abrazo.

—Es que... No me disculpé bien por haberte dejado plantado. Ni siquiera te di las gracias por ello. —Me expliqué. —Quiero decir, pensé que seguirías enojado por ello y ni siquiera te di las gracias por el regalo que me diste, yo en serio estoy muy agradecido, te esforzaste tanto y yo lo arruiné. Perdón por ello, no hay justificación para haberlo hecho, pero solo quiero que sepas que me encantó lo que hiciste y no encuentro las palabras para agradecertelo ni para disculparme por arruinarlo así que...

Había comenzado a balbucear. Estaba nervioso y en serio me sentía mal por lo que había hecho. No se me ocurrió nada mas que decir y sin persarlo me hallé a mi mismo dándole un pequeño beso en la mejilla. Cuando me di cuenta de lo que hice mis mejillas de inmediato se encendieron y las de el también se arrebolaron. Abrió los ojos como platos y después comenzó a sonreír como un idiota, a lo que comenzó a abrazarme.

—No tienes que disculparte, entiendo como te sentías. — Susurró en uno de mis oídos, lo que me causó escalofríos.  —Y ese beso fue el agradecimiento más bonito que me han dado en mi vida. Solo eso me dan ganas de regalarte aún más cosas.

Me estremecí por la cercanía y mi corazón ya estaba acelerado como siempre que él estaba tan cerca.

—N-ni se te ocurra mencionarlo. —farfullé nervioso. —O no habrá más.

¿En que diablos estaba pensando?, maldita sea. Sus ojos se iluminaron el instante y su sonrisa de idiota volvió.

—¿Eso significa que me darás más si no digo nada? —Preguntó emocionado. Mis mejillas se ruborizaron aún más si era posible.

—Sueña con ello, Griffin.

Justo después de decir eso me dió un beso en la mejilla igual que el que yo le había dado. Mi rubor se multiplicó en ese momento si es que era posible.

—Tu no tienes que soñarlo.

Y de nuevo sonriendo como idiota. Luego pensé la razón por la que estábamos hablando en primera instancia.

Treinta Y Un Días: Juego De NoviosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora