Capítulo 13 (Parte 1).

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Desenlace 1.

Perspectiva del general/hijo del duque/Sesshomaru.

...

...

El general se encontraba tras la pista del traidor. Sí, para él se trataba de traición pues atentar en contra de su corcel era como si hubieran atentado contra sí mismo y odiaba haber sido utilizado para dañar a su compañero. Aunque, no había encontrado nada hasta el momento. Era frustrante no lograr encontrar al culpable y hacerle pagar por su mal. El estrés estaba dominándolo demasiado rápido. Por esa razón decidió ir a visitar a su compañero, hablar con él era algo tranquilizador.

Al estar en el establo y ver la mejoría en su compañero, le hizo sentirse menos abrumado. Decidió acariciarlo un poco, al final ese animal era el único que le mostraba algo de empatía. Sabía que era raro hablar con un animal pero hasta él necesitaba hablar con alguien y que mejor que un animal que podía ser más leal que cualquier humano. Pasados unos minutos, escuchó un fuerte sonido metálico. Eso lo hizo alertarse, había estado tan ensimismado que no había notado a un tercero. Después del ruido, escuchó un quejido y al mirar se dio cuenta que era su esclavo de ojos claros. Aunque ni siquiera sabía cómo se llamaba y no planeaba saberlo, era mejor evitar esa información.

Como si se tratara de una especie de atracción, dejó lo que hacía y se acercó al joven en el suelo. Según los informes, no podría caminar muy bien debido a que su espalda estaba resentida por el golpe, incluso había pedido al mayordomo que no lo molestaran para su pronta recuperación y no entendía el porqué estaba ahí. Le tendió la mano, al ver esas mejillas rosadas y esa expresión avergonzada, supo que sus pensamientos extraños volverían.

—Gra-gracias, su excelencia.

Esa expresión, esa maldita expresión era la que le causaba muchos problemas. Esa mirada transparente y ese par de soles hacían estragos en su mente que no podía controlar.

—Patético. —Murmuró eso para después marcharse con rapidez antes de que otra cosa llegara a pasar.

No sabía a quién iba dirigida esa palabra, al esclavo temeroso o para sí mismo. Porque estaba huyendo, él un hombre autosuficiente y un estratega de batalla, un noble con el favor del rey solo que ahora estaba escapando de un niño solo porque le hacía ver y sentir cosas que nunca antes había visto y sentido, le hacía tener una especie de mezcla de sentimientos encontrados pero confusos. Porque el patético era él mismo, ese niño posiblemente no se había dado cuenta de lo que causaba en él. Incluso temía, temía que si seguía así, terminaría comiendo de la palma de la mano de ese esclavo menor. 

Decidió dar una vuelta por los alrededores, tal vez así podría descubrir algo acerca de su asunto, solo debía tener los ojos bien abiertos y estar atento a todo. Mientras pensaba para sí mismo, vio a su esclavo merodear por la zona. No sospechaba de él pero si sabía algo, ese niño lo llevaría al verdadero traidor. Sospechaba del esclavo de la coleta, con tan solo la mención de su nombre ya estaba de mal humor y seguía sin entender la razón. Por esa razón decidió seguir al niño pero manteniendo su distancia, sabía lo mucho que el esclavo le temía y eso le dejaba un sabor agridulce, le gustaba pero también lo odiaba.

Lo vio entrar al laberinto de arbustos, en medio de este había una fuente hermosa, después de todo, ese pequeño paisaje había sido un regalo del duque para la difunta duquesa. Aunque no entendía porque aquel niño entraba a ese lugar, estaba seguro que si entraba, se perdería. Por suerte, había memorizado el camino correcto así que lo siguió en silencio. Caminaron por un par de minutos hasta que lo vio detenerse, lo imitó. Fue cuando empezó a escuchar voces, intrigado se acercó para escuchar mejor.

El Sirviente del General.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora