Capítulo 34 (parte 1).

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El general Sesshomaru Taisho siempre se había creído un hombre autosuciente y controlado, alguien que buscaba el poder y por su propia mano lo obtenía. Merecedor de varios títulos y reconocimientos, alguien importante e influyente. De temperamento neutro, quien era alabado y envidiado. Nunca nadie se hubiera esperado que todo cambiara tan drásticamente. Ahora todos podían ver la ira en su máximo esplendor al verlo entrenar a sus soldados, al ver como varios hombres caían sin aliento después del extenuante entrenamiento. Pero claramente, nadie se atrevía a oponerse o temían perder alguna extremidad. Todo ese revuelo era presenciado en silencio por el duque, aunque siempre se mantenía al margen.

Mientras todos trataban de comprender el cambio del general, el hombre seguía tratando de librar su mente de la penumbra que lo estaba absorbiendo. Todo eso gracias a la dependencia que había desarrollado hacia el niño que había sido de su propiedad y que había perdido hacia ya un mes atrás. Sus pensamientos eran confusos, el clamor del otro general seguía latente desde el momento en el que había perdido de vista a aquel niño. Después de pensar en todo y nada, supo que la única forma de olvidar ese amargo recuerdo con sabor a traición, era llenando su mente de otras cosas con la misma repercusión.

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Mientras caminaba, iba divagando acerca de todo lo ocurrido, porque parecía que eso era lo único que su mente sabía hacer. Su solución había sido visitar el mejor burdel de la ciudad, el lugar en donde podría encontrar bellas mujeres para dejar de pensar en aquel que fue su sirviente. Y claro, al llegar fue bien recibido. Se sentó en un rincón y pidió una copa. Miró el lugar lleno de hombres ebrios y mujeres revoloteando alrededor.

Había que admitirlo, todas y cada una de esas mujeres eran hermosas. Realmente eran diosas de la belleza, no por nada era el mejor lugar para ese tipo de servicios. Pero, había un pequeño inconveniente consigo mismo. Por más que mirara y deleitara sus ojos con aquellas cortesanas, no había dejado de compararlas con el que fue su sirviente. Ya fuera el más mínimo detalle, no dejó que sus pensamientos dejaran de enfocarse en aquel chiquillo. No importaba que tanto mirara, tampoco cuan bella era la mujer, solo había mente para menospreciarlas al verlas tan insignificantes al lado de su antiguo sirviente personal. Ninguna de ellas podía compararsele y eso lo llenaba de una inmensa rabia. Era dependiente de ese chiquillo a puntos inimaginables y si hacía cuentas, desde aquella vez que decidió intentar algo con él, no había solicitado los servicios de una mujer. Hasta ese punto su dependencia y el otro general habían influido en su estilo de vida. Y para alguien de su tipo, era frustrante.

Sin ganas de seguir en ese tipo de lugar, salió de ahí. Caminar mientras pensaba se había vuelto un hábito, pero solo podía escuchar sus pensamientos. Esos pensamientos que entre más trataba de ignorarlos, más fuertes se volvían. Siempre había sido bueno ocultando sus pesares y demás pensamientos, algo aprendido con el tiempo. Pero, tras la llegada de aquel chiquillo, todo se había descontrolado.

Se encaminó a la mansión, al llegar se le notificó que el duque había vuelto a su propio hogar. Sin ánimos, Sesshomaru Taisho se encerró en el despacho y al ver una botella de licor, se le hizo tentadora. Su baja resistencia al alcohol hacía que olvidara todo lo que hacía durante su estado de ebriedad, que dejara de pensar en temas insignificantes y en este caso, ese chiquillo que estaba reacio a devolverle sus pensamientos. La destapó y decidido, le dio un gran trago.

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Al día siguiente y con una dolorosa jaqueca, el general Sesshomaru Taisho estaba malhumorado en el despacho. No había salido de ese lugar desde que había perdido la consciencia por su arranque, pero eso ya no importaba. Después de recoger algunos documentos que seguramente había tirado durante su estado indispuesto, salió del lugar y se dirigió a cierta cabaña junto a las caballerizas.

El Sirviente del General.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora