Capítulo 26 (parte 1).

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Perspectiva del general/hijo del duque/Sesshomaru.

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Después de todo lo ocurrido en la capital, llegó la hora de volver a casa. El general realmente estaba satisfecho con todo lo que había hecho durante su estadía en el palacio, haber visto la cara de su sirviente contraída por el placer que él le provocó. Haber visto esas expresiones tan lascivas le había gustado y ya no espera a ver que pasaría cuando le diera a probar los verdaderos placeres que aún desconocía. Y a su vez, así podría comprobar que tanto placer le podía brindar un hombre. Si eso seguía así, pronto su sirviente le rogaría que marcara su piel como nadie antes lo había hecho.

Cuando su campaña estuvo frente a la mansión, notó algo que lo enfureció enormemente. El trato demasiado cercano entre el cuidador de los caballos y su sirviente favorito. Al ver esa acción, se dio cuenta que tal vez al moreno de la coleta le sobraba un brazo y que podría trabajar con uno solo. Porque su mirada no dejó de mirar esa escena y porque ya no podría mantener a su sirviente bajo su ala lejos de la vista de todos los demás. Y cuando su sirviente volteó a verlo, su expresión no cambió ni un poco. Odiaba que tocaran sus pertenencias y para no armar escándalos estando tan exhausto, lo dejó pasar. Ya arreglaría ese asunto con la cabeza fría.

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Después de un mes de disfrute, llegó el trabajo. El papeleo que el general debía ver y firmar, era demasiado. Su trabajo no solo era aplastar a sus enemigos, también se incluía las relaciones públicas y tratados entre los demás territorios. Del pueblo, los impuestos y demás vasallaje, se encargaba el mismo Inu no Taisho en persona. Porque tratar con las personas no era fuerte del general y quien como su experimentado padre para hacerlo y lidiar claro con los problemas de los habitantes de su territorio.

Tanto trabajo había que no se le permitía escapar de él, no podía ir a las caballerizas con la excusa de cepillar a Ah-Un para poder ver a su sirviente favorito. No podía salir de su oficina sin retrasar su trabajo, antes que todo estaban sus responsabilidades. Aun si eran demasiado tediosas.

Cuando el general Sesshomaru Taisho pensó que se había librado del trabajo, repentinamente llegaron informes de tropas reuniéndose en la frontera de su territorio. No habían atacado todavía pero por el bien de los ciudadanos del territorio Taisho, debía cerciorarse. Una guerra a esas alturas se veía inevitable, no quería que eso pasara.

Por lo que se mantuvo en el despacho con Ayakashi planeando estrategias para acabar rápidamente con sus enemigos.

—Mi general, aquí están los informes que pidió. Según los datos que me dio el capitán, el rendimiento en las tropas ha bajado. Se cree que no podrán derrotar ni un solo batallón.

—No puedo distraerme un poco porque estos holgazanes harán lo que les venga en gana. —Llevó la mano a su rostro con cansancio. —¿Los gemelos no han enviado más informes?.

—Solo lo que ya sabemos, las tropas de Ryuukotsusei siguen rodeándonos. Según los demonios esos, esperan que ataque en las próximas semanas.

—Si guerra quieren, guerra les daremos. Informa a las tropas, el entrenamiento intensivo empezará mañana a primera hora. No quiero a nadie tarde y eso te incluye, que seas mi mano derecha no te dará beneficios. —Espetó.

—Bien, bien. Ahí estaré.

Tras eso, la plática seria volvió a empezar. 

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El Sirviente del General.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora