Capítulo 15: Feliz cumpleaños

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¡Finalmente llegó el 24 de septiembre! ¡Mi cumpleaños número 16! Y del que más recuerdos y sorpresas guardo. Ese día tuve dos grandes regalos: el primero fue de parte de mi madre y su novio, que me habían preparado un desayuno súper completo y delicioso en cuanto me levanté. Pero lo mejor fue que ¡me regalaron un celular entre los dos! ¡¡Un smartphone!! Lo primero que pensé fue que ahora podría hablar con Guada sin importar dónde estuviera, ya no tendría que estar pegado a mi computadora para comunicarme con ella. Y okay, eso fue un poco raro, porque jamás antes se me hubiera ocurrido pensar en los beneficios comunicativos de la tecnología.

De inmediato descargué whatsapp, la aplicación que ya había visto que todos usaban. Me pasaría el día en el colegio jugando con mi nuevo teléfono y agregando mis contactos. Antes de salir para la escuela, le hablé por Facebook a Guadalupe Herrera:

—¡Tengo un smartphone! –le conté—. ¡Pasame tu número de celular para agregarte! O agregame vos.

Le escribí mi número y partí hacia el colegio.

Para la segunda gran sorpresa de ese día tendría que esperar todavía.

***

En la escuela, mis amigos me cantaron el "feliz cumple" cada vez que entraba un profesor nuevo, para perder tiempo de clases. No me quejo, también quería perder el tiempo, por lo que accedía y agradecía sonriente a mis compañeros y al profesor cada vez.

A la salida, fui al trabajo, donde nadie me felicitó por mi cumpleaños simplemente porque yo no era muy comunicativo en ese ámbito, de modo que nadie estaba al tanto de la fecha de mi nacimiento. Mejor, ya había tolerado ser el centro de atención demasiado tiempo en el colegio.

Mientras lavaba platos en el restaurante, pensaba en que esa tarde, cuando volviera a casa, me bañaría y luego festejaría con Bruno y Santiago. Saldríamos al cine esa noche, ya que como mi cumpleaños caía en día lunes, no había mucho más que pudiéramos hacer. Y, lamentablemente, me vería obligado a festejar el fin de semana en el campo, lejos de mis mejores amigos.

***

Cuando volví a mi casa esa tarde, mi segunda gran sorpresa ya estaba allí:

—Te llegó una carta de México –me comentó curiosa mi madre.

¡Ahhhh! No lo podía creer, ¡una carta! ¡De Guada! La tomé con velocidad y fui a encerrarme a mi cuarto alegando que debía cambiarme la ropa para más tarde ir al cine con los chicos.

Apenas cerré la puerta de mi habitación me senté en la cama a abrir el sobre, me emocioné con todo, hasta con la estampilla de México que traía. Saqué el papel con mucho cuidado, era un papel verde, ¡mi color preferido! Lo abrí y comencé a leer con desesperación: "¡Feliz cumpleaños, curanderito! Con mucho cariño, tu maga preferida". Estaba escrito con su puño y letra, ¡la caligrafía de la maga! ¡Así escribe ella! Su letra era bella, redondeada y femenina, ¿por qué sería que las chicas solían tener también una caligrafía diferente?

Acaricié el papel inconscientemente, ¡estaba tocando algo que ella había tocado! Allá, en sus miles de kilómetros al norte. Y no solo lo había tocado sino que lo había escrito y me lo había enviado, ¡para mí!

Definitivamente era el mejor regalo que hubiera recibido hasta ahora en toda mi vida, o así lo sentía, aunque fuera solo un papel verde escrito. Y entonces me di cuenta de que había otro papel dentro del sobre, uno blanco de dibujo.

Lo saqué, lo abrí y mis ojos se maravillaron con el pedazo de arte que había allí: Guada había dibujado a nuestros personajes del juego, a mi curandero Sunspeaker y a su maga Lutina luchando juntos contra un dragón. Había usado lápiz para dibujarlos y los había coloreado con diferentes y adecuados colores. Al final, había firmado con la misma firma que colocaba en sus cuadros: "Guadalupe Herrera", escrito en cursiva y subrayado de una manera elegante. Era increíble. Definitivamente el mejor regalo que hubiera recibido en toda mi vida.

El amor en los tiempos del internetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora