Jamás había escrito antes, no soy escritora, pero creo hay eventos que merecen ser plasmados en una memoria fija, como en el papel.
"¿Hay acaso, algo más grande que el cosmos? ¿Algo que pueda resistir, que pueda escapar a su engranaje de espacio-tiempo?" me había hecho estas preguntas mientras creaba mi obra maestra, al menos hasta el momento: un paisaje espacial en el que se veía un brillo intenso emanando desde el centro mismo de la creación.
Lo había pintado de manera casi involuntaria, inspirada por una fuerza mayor. ¡Y oh sorpresa! ¡Gracias a esa obra tuve un enorme golpe de suerte! ¡Al chile, todavía no podía creerlo!
Hacía unos días me habían informado que era la ganadora de un concurso de Bellas Artes, gracias a mi pintura sobre el cosmos. ¡Sí! ¡Qué padre! ¡El primer premio, el mío, era increíble! ¡Consistía en que me llevarían de paseo por diferentes capitales del mundo para exponer esa y otras de mis obras! Por supuesto, sin pensármelo dos veces, tomé mi obra ganadora, junto con algunos nuevos y antiguos cuadros y me fui de viaje. Era la oportunidad de mi vida. Todavía me costaba imaginármelo, ¡yo, de gira por Sudamérica exhibiendo mi arte!
Mis padres estaban entre sorprendidos y orgullosos, los pobres siempre habían pensado que estudiar arte era un caso perdido, ¡pero jaque mate! En el primer concurso que presento mis obras, gano el primer premio. ¿Cómo les quedó el ojo? Bueno, a quién engaño, no fue el primer concurso, digamos que me presenté en varios. Pero mis padres jamás me tuvieron fe mientras estudiaba la carrera que siempre había soñado estudiar: Arte.
Ay, yo la había disfrutado y sufrido por partes iguales. Muchas veces había sentido que hacía malabares con pesadas bolas de bowling girándolas en palillos muy frágiles, evitando que se cayeran, transpirando y corriendo despeinada mientras mantenía girando como cincuenta de ellas a la vez... bueno, no tan exagerado, pero me gusta imaginármelo así: entre los estudios, las entregas, las prácticas, terminaba exhausta. Pero no puedo negar que aprendí bastante de esa institución, digamos que no puedo quejar... tanto.
Volviendo al tema de la presentación de mis obras, ya habíamos estado en Lima y Quito. Mis cuadros habían impactado a la comunidad y hasta un licenciado en artes había venido a tasar mis obras, ¡porque tenía posibles compradores! Nuestra siguiente parada sería la Ciudad Autónoma de Buenos Aires...
¡Estaba viviendo un sueño! Tanto que me había sentido inspirada para pintar en varias ocasiones, aunque lamentablemente no había traído conmigo todos mis materiales. Por suerte sí llevé esta libreta, que me sirvió para satisfacer mi creatividad anotando ideas y garabateando un poco con algunos dibujos apurados.
Por supuesto que me había coloreado el cabello ante tal magnificencia de evento. Elegí mechas esta vez, color anaranjadas, creo que combinan bastante bien con mi color natural. Para mí el naranja simbolizaba el éxito, grandes aventuras y buenos momentos. Además, ilumina mi rostro, y a veces, con el sol, hasta me hace ver algo pelirroja. Así me había presentado en las anteriores capitales y había destacado, por mis obras frescas, inspiradoras y por mi original cabello. ¡Estaba lista para triunfar en esta tercera exposición!
¡Sabía que la pintura era lo mío!
Sucede que había alguien quien siempre había creído en mí...
¡En la madre!, siempre me vienen estos recuerdos. Bueno, supongo que tiene sentido que vuelvan a mí de vez en cuando, y más que nada ahora. De hecho, fue gracias a él que gané este concurso... Hace muchos años, él había pintado un cielo, siempre le había gustado mirarlo y dejar volar su mente en pensamientos mientras sus ojos apuntaban hacia el firmamento. Cuando encontré su pintura, ordenando cosas en mi habitación, me pregunté por qué, ¿por qué habría elegido pintar un cielo este chico? ¿Por qué le gustaba tanto? Uno de sus pasatiempos era mirar el cielo, es decir, ¿quién hace eso? Sonreí, mi curanderito siempre había sido especial.
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El amor en los tiempos del internet
Romance¡Vamos, conéctate! ¿Qué es lo peor que podría ocurrir? ¿Enamorarte de una extraña a miles de kilómetros? ¡Por favor, qué imaginación! Él es argentino. Ella, mexicana. Ambos se conocen a través de un videojuego. Pero el amor que comenzará a nacer ent...